El 18 de marzo de 2010, los estudiantes Jorge Mercado y Javier Arredondo salieron del campus del Tec de Monterrey, en Monterrey, para cenar. Murieron poco después, cuando los asesinaron. Militares les colocaron armas y drogas para aparentar que eran delincuentes.
En la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) preocupó la versión que difundieron los militares desde Nuevo León de que Jorge y Javier eran sicarios. Pronto vieron que sería difícil sostener la mentira. La familia y el Tec no lo permitirían. Los militares tomaron una decisión práctica: deslindar a los mandos, permitir que se investigara y “sacrificar” a los oficiales de bajo rango que cometieron el crimen.
La decisión, me dijeron fuentes que conocieron los hechos, fue un cálculo político: “No es lo mismo tapar un ‘error’ de militares encubriendo sus crímenes en un sitio desconocido, que a las puertas del Tec de Monterrey”. Y quien aprobó esa decisión pragmática fue Ricardo Trevilla Trejo, entonces director general de Comunicación Social de Sedena y quien ahora será el próximo titular del Ejército en el Gobierno de Claudia Sheinbaum.
Durante su larga carrera militar, quienes han conocido a Trevilla lo califican como un hombre práctico, discreto, muy inteligente, políglota. Obtuvo buenos contactos como agregado militar de México en Alemania. En el Gobierno federal, creen que es el militar que mejor conoce hoy la violencia en el país gracias a su puesto más reciente como jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional. Antes, fue comandante en Piedras Negras y Apatzingán.
En julio, Trevilla dio un informe en la conferencia matutina de Palacio Nacional. En Sedena consideraron que podría ser AMLO “quemándolo”, o mostrándolo como su favorito, para simular que la decisión sobre Trevilla, aun si la tomaba Sheinbaum, era cosa de él.
Durante meses, el actual secretario, Luis Cresencio Sandoval, promovió como sucesor al subsecretario Gabriel García Rincón. En el Ejército consideraban que continuaría “la subordinación absoluta que ha mostrado Sandoval al Presidente”. El tercer candidato, Gustavo Vallejo, encargado de la construcción del AIFA y el Tren Maya, despertó aún más antipatías.
Fuentes militares me dijeron que Trevilla parece el candidato más independiente. “Tiene el reconocimiento entre mandos activos y retirados”, me dijeron.
También celebran que no ha estado encargado de ningún megaproyecto presidencial. “Este sexenio, muchos mandos en Sedena han estado en contacto directo con los grandes negocios. Los contratos se han asignado por orden directa de Palacio. Otros han visto el negocio pasar, como niño pobre en juguetería. Trevilla es de este segundo grupo, y esa es una buena noticia”, me dijo otra fuente.
En la Sedena creen que Omar García Harfuch y Lázaro Cárdenas fueron clave en la selección final. Para mi sorpresa, los mismos militares consideran que el nombramiento de Trevilla significa una esperanza de independencia de Sheinbaum. “Se cree que va a defender la respetabilidad y el honor de la institución que está tan deteriorada y devaluada”.
Con la Marina, las expectativas son más preocupantes. Sheinbaum nombró ayer como su nuevo titular a Raymundo Pedro Morales Ángeles, un ingeniero en Ciencias Navales. A diferencia de su colega de Sedena, su trayectoria es más modesta. Como logros, las fuentes que consulté valoran que fue el agregado naval adjunto en la Embajada en EU, lo cual significa que llevaba la relación con las agencias de seguridad de EU. Lo que preocupa en el sector militar es que no proviene de una Subsecretaría, la Oficialía Mayor, la Jefatura del Estado Mayor o la Comandancia de alguna región naval, como suele suceder en esos nombramientos. Su puesto más reciente fue como director general del Corredor Interoceánico de Istmo de Tehuantepec.
Este es uno de los proyectos clave del Presidente. Recientemente, AMLO confirmó que su hijo Gonzalo tiene un “cargo honorario” supervisando el Corredor. “En este proyecto vemos mucha corrupción”, me dijo una fuente militar. “Se están comprando muchas tierras en las zonas por donde pasa el tren y hay mucha opacidad”.
Ahora, la misma persona que ha supervisado esos trabajos, y eventualmente podría ordenar una investigación sobre el manejo del dinero allí, será quien dirija la Marina.
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