Las religiones, desde hace mucho tiempo, son más representativas del poder que de la espiritualidad.
Siempre que se habla de poder, el ingenuo brinca de inmediato a la religión católica, algo erróneo en parte, pues, desde el siglo 19, su poder declinó, quedando una leyenda mal intencionada en la mente de muchos. El poder económico del Vaticano disminuyó mucho con las guerras de independencia, al pasar las colonias a ser repúblicas deudoras del sistema financiero mundial, controlado por familias judías, decayó más, después de otro fracaso de la revolución francesa, a mediados del siglo 19, y descendió enormemente tras la Primera Guerra Mundial, lógicamente el poder económico y el político tuvieron el mismo destino.
Tras la segunda guerra, tras la redistribución de Medio Oriente, y la creación de Israel, empezó un negocio grandioso, países con grandes ingresos por el petróleo, se convirtieron en clientes cautivos, de la industria de armas, principalmente socialista.
A principios de los 70, cuando los países petroleros restringieron el petróleo a Estados Unidos, algo que cambio muchas cosas en el resto de occidente, lo que genero otros cambios, entre otros en Irán, este, era solo otro país apoyado por estados unidos, que tenía aplacada a su población a la buena, 12 años después, quiebran los gobiernos socialistas, dejando el contrapeso del islam.
Los países de la cortina europeos, resurgieron haciendo a un lado la basura socialista, pero Rusia y algunos otros, no, ellos siguen alineados con Irán, en sus intentos bélicos contra occidente.
Con todo esto, hemos visto una forma de manipulación de la población, las redes sociales.
En la última olimpiada vimos flotar un nuevo catecismo, los deportes giran alrededor del tesón, y la justa y correcta competencia en igualdad de circunstancias, el público, adoramos y admiramos a quien gana merecidamente a la buena. En esa justa vimos varios casos en los que atletas que declaraban tener otro género sexual, y aparecía en su pasaporte, vencían a deportistas sin cambios en su sexo declarado, lo impresionante, es que los directivos olímpicos, apoyaron esa aberración.
En el medio proclive al linchamiento de las redes sociales, quien se atreve a cuestionar esas aberraciones, siempre merece el calificativo de misógino, ignorante, intolerante, etc. Es surrealista, que, al no estar de acuerdo contra algo apoyado por las ciencias, te arriesgues a ser lapidado por la turba, y hasta ridículo, que te tengas que justificar o explicarte ante algo que no hace mucho requería de justificación.
Esa nueva religión de las redes sociales, ha provocado cambios políticos importantes, el más notorio fue la primavera árabe, en la que por medio de las redes sociales se originaron disturbios que causaron la caída de muchos regímenes de medio oriente, incluido el linchamiento de Mohammad Khadafi, la destrucción y saqueo de Siria, ante la resistencia del monarca a dejar el puesto, y las fechorías del estado islámico, que era toda una contradicción; con armamento occidental, vehículos gringos u orientales, que luchaban alrededor de Israel, pero no contra Israel, hicieron masacres de cristianos, y comerciaban con petróleo sirio, muchos europeos enmascarados aparecieron entre sus combatientes.
Y todo eso, usando de justificación las redes sociales
En América Latina, las redes se han usado para apoyar un proyecto de reducir a toda América Latina, en países similares a África media y la India, naciones de pobre educación, llenos de miseria y conflictos armados, con gobiernos grotescos comprados por extranjeros saqueadores a cambio de platos de lentejas
Es tan grotesco el catecismo de las redes sociales, que Nazismo, Hitler, Neoliberal, derecha, representan el mismo horror, y Socialismo, Mao, Stalin, Che Guevara, Castro, y otros sangrientos asesinos de sus pueblos, son llevados al altar.
Siempre ha sido mejor negocio, una tiranía sangrienta que una república democrática, si lo dudan, pregúntenle a Rockefeller.
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