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Coahuila

¡Nos han robado hasta la esperanza¡ Andrés Manuel López Obrador

Por Columnista Invitado

Hace 1 hora

Ricardo Muller

De los círculos políticos y académicos.

Se escucha decir que la economía es tan significativa, para la población en general, que no debe dejarse solo en “manos” de los economistas, porque al hacerlo pudieran justificar la formulación de políticas públicas, sin importarles los medios de implementación en aras de conseguir un objetivo en el mediano o largo plazo. Las experiencias más recientes que se tuvieron en México, y que corroboran la anterior aseveración, fueron la contención a rajatabla de la inflación a costa de congelar los incrementos salariales de la clase trabajadora, hundiéndola en la pobreza. Y, el salvaguardar el sistema de pagos del país, a través de la compra de deuda privada por el gobierno, sin considerar, que al “socializar” los pasivos bancarios se hipotecaba el futuro de varias generaciones de mexicanos, adeudo que aun después de más de 25 años se sigue pagando. Conociendo lo anterior, no es tan sorprendente entender, que el primer promotor del movimiento neoliberal en el mundo, no fue un economista, sino un avezado periodista estadounidense: W. Lippmann, dos veces ganador del premio Pulitzer, que otorga una universidad neoyorkina.

Walter Lippmann. (1889-1974)

Quizá por su ascendencia y formación académica veía con recelo el avance del imperialismo soviético en Europa después de 1917 y la injerencia del gobierno en la estructura económica, porque inhibía que cada país la sustentara y manejara con la participación y tutela del sector privado. El ejemplo más cercano, para el periodista fue el de la Alemania hitleriana después de 1930. Por otra parte, antes de la llegada de los nazis a Francia. En 1938, todavía tuvo tiempo de convocar en París a varios intelectuales de su época, cuyas formas de concebir al mundo, eran similares a las que él tenía. Participaron en la revisión y análisis de uno de sus libros; así como de las teorías económicas liberales del siglo XIX. La semilla neoliberal había sido sembrada. A raíz de ese coloquio, al concluir la Segunda Guerra Mundial, se organizaba en Suiza una sociedad conformada por varios economistas y filósofos, entre los que se pueden mencionar a: F Hayek; L. Von Mises; K. Popper; M Friedman, y el propio Lippmann.

La Sociedad Mont Pelerin

Su objeto de estudio fue la economía de mercado en el siglo XX, sus miembros retomaron algunas doctrinas de los economistas clásicos, e idearon otras para poder formular una serie de principios y lecciones, que trataban de la libertad individual y autonomía del mercado de las intervenciones del Estado. Infortunadamente para los creadores del proyecto neoliberal, los políticos de la postguerra estuvieron más interesados en las políticas keynesianas, que manejaban, al menos en el corto y mediano plazo, la intervención del gobierno en la economía, para lograr sobreponerse a la barbarie que les había dejado la guerra, destruyendo la infraestructura y equipo productivo. La influencia keynesiana fue tan avasallante, que el cumulo de ideas y propuestas neoliberales no trascendieron a las páginas de varios textos y artículos que se escribieron, y ocuparon sosegadamente los estantes de bibliotecas universitarias. Fue hasta principios de los años 70s, que el modelo fue rescatado del olvido de los dirigentes políticos, y sucedió cuando la universidad de Chicago, a través del profesor Milton Friedman, quien era miembro fundador de la sociedad Mont Pélerin, se encargó de diseñar un plan económico, que el General A, Pinochet (1973-1990) aceptó poner en práctica en la economía chilena. Más tarde la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher (1979-1990) y Ronald Reagan (1981-1989) presidente de Estados Unidos, siguieron el ejemplo del presidente de Chile. El modelo neoliberal ha tenido dos poderosos aliados el Banco Mundial (BM) y Fondo Monetario Internacional (FMI).

El neoliberalismo en México (1982-2018)

Ese movimiento llegaba a México a principios de 1980, y se quedaba por largos años; no debe olvidarse que se implantó por una imperiosa recomendación de los organismos financieros FMI y BM, además de la del gobierno estadounidense. Fue una respuesta tácita a la debacle del paradigma de sustitución de importaciones de la postguerra. Balanza comercial deficitaria, endeudamiento público e inflación, eran los signos prevalecientes de la economía mexicana al concluir el sexenio del presidente José López Portillo (1976-1982). Por ello, fueron de los primeros desequilibrios macroeconómicos en ser atendidos con las políticas neoliberales, aunque lograron un relativo éxito en el largo plazo al contener el incremento en los precios y diversificar las exportaciones, tuvieron un elevado costo social. Después de 36 años de neoliberalismo, si se considera que a partir de 2018 con la nueva administración gubernamental se cambia el modelo económico. El parte aguas y la larga permanencia del paradigma permiten la revisión de algunos indicadores socioeconómicos, que pueden ayudar a evaluar su desempeño en el país. En economía se presentan varios métodos para calcular la distribución del ingreso; uno de ellos, es a través de la medición del PIB de acuerdo con las percepciones al trabajo y capital en forma de: dividendos, utilidades retenidas, rentas, etc. En 1970 la composición del ingreso del PIB, fue 60 por ciento se destinó para el pago de sueldos, salarios, bonificaciones, comisiones, etc. El restante 40 por ciento fue al capital. Para 2018 la ecuación se invirtió, el capital absorbió 52 por ciento, y la mano de obra obtuvo 48 por ciento. Que se reflejó en el número de pobres. Se estima que en 1970 la población en pobreza era alrededor de 24 millones de mexicanos, en cambio en 2018 se incrementó a casi 52 millones de personas. Al disminuir el ingreso al trabajo, elevó la concentración del ingreso en forma acelerada en 36 años, que amplió las desigualdades entre mexicanos.

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