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No pasa nada

Por Juan Latapí

Hace 1 dia

Hace unos días el obispo Hilario declaró que una de las causas de la violencia que azota al país es la impunidad. La verdad se quedó corto. La impunidad no sólo es causa de la violencia sino de otros males que nos atosigan a diario por todos lados.

Como nunca antes la impunidad se ha desparramado como una plaga incontenible, y no solo en México sino a nivel mundial. Basta ver la masacre que está cometiendo el gobierno de Israel con los palestinos y vecinos, con miles de niños asesinados con toda impunidad, y no pasa nada. Sin ir más lejos, en EU Trump ha sido exonerado de delitos sexuales, tranzas y conspiración, sin mencionar todas las mentiras, insultos y amenazas con toda impunidad, y no pasa nada.

Sin embargo, donde la impunidad ha llegado a niveles de escándalo es en México. De acuerdo con el informe “Hallazgos” de la organización México Evalúa, el porcentaje de impunidad general en la justicia mexicana pasó del 91.8 por ciento en 2020 al 96.3 en 2021, lo que representa un retroceso de 4.5 por ciento, y el año pasado llegó a prácticamente al 99 por ciento. A pesar de ello, no pasa nada.

En México de cada 100 delitos que se cometen, solo 6.4 se denuncian, y de cada 100 delitos que llegan a denunciarse, solo 14 se resuelven.

Esto quiere decir que la probabilidad de que un delito cometido sea resuelto en nuestro país es de tan solo 0.9 por ciento; de este tamaño es la impunidad en México. Estas cifras reflejan la baja confianza que se tiene hacia los ministerios públicos y procuradurías estatales, que por cierto, la mentada reforma judicial ni siquiera los menciona, pero eso sí, no pasa nada.

México está reprobado en impunidad. Según el Índice Global de Impunidad México está en el top 10 de los países con los niveles más altos de impunidad: está en el lugar 60 de 69, y con un índice de 49.67 que representa 10 puntos más frente al promedio global que es de 39.9, y es que en México la percepción sobre el cumplimiento de las leyes es fatal. Según la última Encuesta MCCI-Reforma, el 46 por ciento piensa que en México “nunca o casi nunca” se respetan las leyes, y el 42.24 por ciento considera que “solo algunas veces”. Porcentajes similares aparecen ante la pregunta “¿cree que hoy en día los actos de corrupción en México se castigan?”, el 46.7 por ciento respondió que “nunca o casi nunca” y el 41.9 por ciento que “solo algunas veces”. Es tan crítica la impunidad que ya la vemos como algo normal, como algo inevitable. Y no es para menos cuando a diario se ven crímenes y delitos escandalosos que permanecen impunes como lo son la matanza de Ayotzinapa y los megafraudes de la Estafa Maestra y Segalmex, en los cuales las cabecillas no están en la cárcel. Pero eso sí, no pasa nada.

La impunidad raya en la burla como es el caso de Rubí “N” que no está en la cárcel, o el del dueño o ex-dueño -ya no se sabe- de AHMSA que dejó a miles de trabajadores sin empleo y sin pagarles lo que les debe, entre otras tranzas que poco a poco se van conociendo, mientras vive feliz de la vida en EU sin ser molestado. Y no pasa nada.

La impunidad es omnipresente. En Monclova es común ver que cuando un policía delinque es solapado por sus colegas para que con toda impunidad siga como ni no pasara nada. A diario vemos circular por todos lados automóviles sin placas, con el conductor sin cinturón de seguridad, enviando mensajes por el celular mientras manejan, a exceso de velocidad y en sentido contrario y no pasa nada. Motociclistas a exceso de velocidad, sin placas, con más de dos tripulantes, sin casco ni papeles y en sentido contrario, y no pasa nada.

Ahí están los abusos sexuales en las escuelas o el padre Meño que abusó sexualmente de seminaristas, ya está libre y no pasa nada. Y así, se puede hacer una lista interminable y no pasa nada.

La impunidad siempre ha existido y seguirá existiendo pero no a los niveles a los que está llegando actualmente y que ya está destruyendo paulatinamente el tejido social ante la indiferencia de las autoridades que no pueden ni saben cómo hacerle, es más, tampoco les interesa.

Ante la impunidad el que calla otorga, es ser cómplice porque peor aún que la impunidad es la indiferencia ante ella, pero eso sí, aquí no pasa nada aunque suceda de todo.

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