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Por Miguel García
Publicado el domingo, 26 de febrero del 2023 a las 08:15
Saltillo, Coah.- El viaje a la capital del país para probar fortuna repite las circunstancias adversas para todos. Parece un cliché del oficio; pero es una realidad para el luchador de provincia que quiere cumplir sus sueños en el encordado de la Arena México: poco dinero, entrenar duro y mucha hambre. “Yo me vine con el Pequeño Mercurio”, dice Zacarías acerca de su cómplice, otro luchador de escuela saltillense que transita por la medianía de las carteleras en el CMLL.
Más sobre el tema: Saltillense de otra estatura en la lucha: Perico Zacarías, valet de la Peste Negra
“Vivo con una ruca, su mamá, su papá y su hermana. Te puedes quedar en el piso”, recuerda Perico las palabras de su colega. “Yo jalaba en un mercadito de mesero para ganarme el taco del día en la Guerrero. Me daban 60 pesos diarios (trabajando) de 8 de la mañana a 7 de la tarde. De lunes a lunes. No descansábamos ni un día. En ese tiempo no debutaba todavía y con lo que me pagaban apenas podía comer”.
Aunque las circunstancias pudieran parecer adversas para alguien de su estatura y complexión (42 kilos y 1.13 metros), apenas había pasado un mes de su estancia por allá y empezó a entrenar. “Me presentaron un día antes del aniversario y me dieron un traje de chaparrito”, dice. “No me la podía creer”. Con motivo del 77 aniversario de la primera función de lucha libre del CMLL, empresa mexicana creada por Salvador Lutteroth González el 21 de septiembre de 1933, la función estaba lista para el 3 de septiembre de 2010 con un programa excepcional bajo el título de Juicio Final. En esta función 14 guerreros apostarían su máscara dentro de la jaula y, en el marco de esa celebración, Perico haría su primera gran entrada. Pasaría de presentarse por arenas locales como la Obreros del Progreso o la Pavillón del Norte a la gran catedral luchística de nuestro país.
“Cuando voy a subir lo único que recuerdo es al Negro Casas: ‘te voy a dar un consejo, chaparrito. Tómalo o déjalo, solo te voy a decir algo. Vas a salir por esa puerta. Disfruta la lucha, disfruta la gente y disfrútate tú’. Cuando salgo por la puerta de la Arena México me agarré a llorar. Pero me dije: ‘ni madres, no me van a ganar los nervios’. Cuando veo a la gente que empieza a gritar Perico y la Peste Negra, esa adrenalina me hacía hervir la sangre. Me emocionaba machín. Con decirte que me quería quitar hasta la pin… máscara para gritar: soy yo, hijos de su pin… madre, y vengo de Saltillo. ¡Soy traganopal! Bajé y casi le quiero dar un chupadón a todos. ¡Muchas gracias por trabajar conmigo! Y de lo emocionado me puse una pedota…”.
Sin embargo, andar por las nubes tiene precio y para Perico Zacarías fue costoso asimilar su nuevo estatus de miniestelar.
“A mí se me subió la fama machín”, cuenta. “Nunca tuve dinero como lo tuve antes. Nunca tuve esa fama. Yo no quería que ni me hablara el wey de la basura. Decía: ‘pin… vato asqueroso’. Pero yo sé que en este mundo todos ocupamos de alguien. Hasta el más wey y más miserable. Nunca digas no, porque más vas a ocupar de esa persona”. El valet de la Peste Negra asegura que Mr. Niebla siempre tuvo el problema de alcoholismo y aun así le supo aconsejar como sabio mentor. “Un día me agarró Mr. Niebla: ‘Ven. Traes a 20 detrás de ti cuidándote. Déjales de invitar la pedota, me hablas al día siguiente y me dices si andan igual’. Y sí, se acabó el dinero en ese momento y ningún wey me brindó un taco. No tenía ni para comer o el pasaje; pero les hablaba y me colgaban. Bola de cul…s. Volví a tener dinero y ahora sí regresaron todos. No, váyanse a la ver… Ahora me voy a poner pedo solo”.
Perico Zacarías asegura que Mr. Niebla lo traía a pan y agua, dándole consejos. “Yo lo vi como un padre para mí, porque siempre me guiaba”, dice. “Si te vas por ese camino te vas a caer, te vas a pelar. Yo le decía: ‘usted ya vivió lo suyo, déjeme vivir lo mío’. ¡Y sí me di en mi madre bien bonito!”.
Aunque es una carrera de altibajos, si la fama se les sube a la cabeza, Periquito afirma que la empresa mexicana cuida de sus activos más valiosos, el talento de casa.
“¡Eh, este wey está haciendo mucho ruido. Bájalo y aplácalo tantito!. [Te dicen:] no hay trabajo. Te dan la aburrida tantito. A la empresa nunca la vas a hacer tonta; te haces tonto tú solo. La misma empresa te hace y si quiere te deshace. Es lógico. Si les das las gracias tú vas sobresaliendo. Te da televisora, internet, mucha fama”.
Respecto a la competencia en su categoría de Microestrellas, afirma que todo es culpa suya. “Hay más pin… deformes”, dice. “Somos como los Gremlins. Me echaron agua en la cabeza y salieron más put…s enanos. Pero de valet solo somos yo, KeMonito y el Cuije”. Fue específico en esto, ya que hay otra categoría de pequeñas estrellas, cuyos integrantes no sufren de acondroplasia y hay mayor número. Aunque la tradición de alinear Pequeños Estrellas en las filas del CMLL data del 10 de agosto de 1992 con 10 elementos, la empresa mexicana mantiene al margen de títulos y grandes eventos a los valet o mascotas por el riesgo y limitaciones que representan para el espectáculo. Aun así, la seria y estable no discrimina y reconoce que, pese a la baja estatura, su calidad sobre el encordado no queda en duda, pues cuentan con conocimiento, disciplina y amor a la lucha libre. Tal es el caso del Perico Zacarías, cuyos mentores han sido desde el Dragón de Jade en Saltillo hasta los mismísimos Arkángel y Último Guerrero.
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