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Agencias
Publicado el martes, 20 de diciembre del 2011 a las 09:23
México.- Elena quiere hacer el amor varias veces al día, pero su pareja no le sigue el ritmo. Para ella el sexo es muy importante y antes de enamorarse tuvo una época promiscua. Hasta aquí, Elena no sería ninfómana. Pero ahora, además de los encuentros sexuales frecuentes con su pareja necesita masturbarse continuamente y, aún así, nunca se siente satisfecha. Aunque ella no se da cuenta, su vida gira en torno a la obsesión por el sexo. El límite entre apetito sexual y trastorno se ha sobrepasado y posiblemente Elena ahora sí sea ninfómana.
Deterioro del concepto de ninfómana
La palabra ninfomanía viene de ninfa (que en griego significa mujer joven casadera o novia) y de manía. También se le conoce como hipersexualidad o adicción al sexo y se considera un trastorno psicosexual. Aplicado a los hombres se denomina andromanía o satiriasis.
A principios del siglo XX, se atribuía el término de ninfómana a las mujeres que o bien se masturbaban o sentían más deseo sexual que sus maridos. En una sociedad tan masculina como la nuestra, todavía hoy son muchos los que confunden este concepto y se lo atribuyen a aquellas mujeres que disfrutan del sexo, saben comunicarse a través de él y gozan de buenos orgasmos. Pero, por suerte, cada vez son más los que reconocen que una mujer disfruta de su sexo igual o más que un hombre y que, por ello, no es una enferma mental. En fin, que es algo completamente natural y que ni siquiera una mujer promiscua se le puede aplicar este término.
¿Qué significa realmente ser ninfómana?
Como todas las cosas, algo se convierte en una enfermedad mental cuando pierdes el control sobre la situación, te acaba dominando y te hace sentir mal. Una mujer ninfómana tiene un apetito sexual compulsivo y desmesurado. Lo que busca a través del sexo es satisfacer sus necesidades afectivas, por lo que nunca se siente satisfecha ni llega a tener un orgasmo completo por muchos encuentros sexuales que tenga. Esto provoca que cada vez esté más obsesionada con el tema.
Esta patología la sufre entre un 2% y un 6% por ciento de las féminas, y suele originarse debido a un desequilibrio en su carácter y personalidad. Aunque ciertos problemas biológicos, como los desórdenes hormonales, también pueden estar detrás del trastorno.
Por ser hipersexual, la mujer puede sentir una baja autoestima al querer controlar sus impulsos y no verse capaz. Este sentimiento aumenta por el desprecio que siente del resto de la sociedad debido a su conducta (que no entiende ni siquiera ella misma). Otra de las consecuencias de este trastorno puede ser contraer enfermedades de transmisión sexual o sufrir embarazos no deseados.
Pero las afectadas no deben perder la esperanza, porque la ninfomanía tiene cura. Se logra a través de un gran trabajo de psicoterapia para identificar el origen de esta conducta en cada caso. Y lo más importante para conseguir superarlo, como en todas las enfermedades mentales, es reconocer que se padece el trastorno.
Ninfómanas en la historia
Hablar de mujeres famosas con hipersexualidad a lo largo de la historia sería algo injusto hoy en día, ya que el machismo hacía que se llamara ninfómanas a mujeres que realmente no lo eran, como es el caso de Anaïs Nin, que pasó a la historia como una escritora ninfómana por sus diarios eróticos. Una mujer contemporánea que sufrió las consecuencias de la hipersexualidad por un desorden emocional es Valerie Tasso, que en su libro “Diario de una ninfómana” recopila sus experiencias como adicta al sexo.
Fuente: Féminas Online
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