Nacional
Por Proceso
Publicado el lunes, 11 de noviembre del 2024 a las 12:31
Ciudad de México.- La llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos es para la presidenta Claudia Sheinbaum algo más que un reto, será la prueba que mida el tamaño de su gobierno en tres temas fundamentales: narco, migrantes y comercio, los cuales tienen que ver con la gobernabilidad y una parte esencial del proyecto de gobierno llamado el segundo piso de la cuarta transformación.
Muy a su estilo de campaña estridentista, Trump lanzó fuertes amenazas a México tomándolo como enemigo a fin de ganar votos. Una de ellas es la intervención militar directa en territorio mexicano de tropas o grupos de élite —incluso lanzando cohetes— para combatir a los grupos del narcotráfico, a quienes califica de terroristas.
Difícilmente se puede considerar seriamente una amenaza de intervención militar, pero quizá no haría falta si en vez de cohetes o de tropas lanzan bombas informativas. Es decir, si comienzan a filtrar publicaciones en medios de información poderosos de la coalición de personajes importantes de la política, gobernadores, senadores, diputados, presidentes municipales, así como militares, empresarios e inversionistas vinculados a los grupos del crimen organizado.
La información confidencial que están extrayendo de personajes como “El Chapo” Guzmán y de “El Mayo” Zambada, así como de los hijos de ambos, sólo por citar a algunos de los capos mexicanos en cárceles estadounidenses, pueden desestabilizar al gobierno mexicano sin llegar a la amenaza militar.
El tema de los migrantes es otro escollo que habrá de salvar el gobierno de Sheinbaum ante las amenazas de Trump de cerrar la frontera si no se detienen los flujos de miles de personas de Centro y Sudamérica, el Caribe y Asia, y de otros países que cruzan por territorio mexicano para llegar a suelo estadounidense.
Para Trump no fue suficiente lo que hizo Andrés Manuel López Obrador de contener las olas de inmigrantes convirtiendo a México en lugar de residencia. Trump quiere más, ha dicho que contrataría a 10 mil nuevos agentes para patrullar la frontera entre y ha propuesto utilizar parte del presupuesto militarizar para la seguridad fronteriza.
En los hechos, desde la primera presidencia de Trump y luego con Biden, México ha sido una extensión de las políticas fronterizas estadounidenses convirtiéndose en el muro que Trump prometió construir durante su primer mandato. Pero ahora, con las amenazas de militarización, el gobierno de México habrá de enfrentar y resolver la contención de olas de migrantes que se estrellarán ante este muro y se quedarán en territorio nacional, sin tener posibilidad de regresar a sus países de origen por razones diplomáticas.
Además, está la amenaza de Trump de llevar a cabo deportaciones masivas hacia 11 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula que viven en Estados Unidos, muchos de ellos mexicanos.
Esta acción tendría un impacto económico tremendo para México si tomamos en cuenta que, de acuerdo con cifras del Banco de México, el flujo acumulado de los ingresos por remesas en los últimos 12 meses (agosto 2023 – julio 2024) fue de 64 mil 353 millones de dólares, convirtiéndose en la más importante fuente de ingreso de la economía nacional.
Aunado a esta amenaza Trump también amenazó a México con imponer aranceles de hasta el 100 por ciento si el gobierno de Claudia Sheinbaum no detiene el flujo de migrantes y drogas hacia Estados Unidos.
Las amenazas arancelarias lanzadas por Trump en su campaña podrían conmocionar a México, que tiene el 80 por ciento de sus exportaciones dirigidas al mercado estadounidense.
Narco, migrantes y comercio, los retos de Sheinbaum ante Trump. El tiempo apremia para el equipo de la presidenta, pues a partir de enero toma posesión Donald Trump y habrá que ver cuáles de sus amenazas de campaña hará efectivas de manera parcial o total.
Por cierto… Trump ya hizo su primera llamada a Sheinbaum, quien dijo que fue cordial, una declaración política lejana a la naturaleza del próximo presidente de los Estados Unidos. Habrá que esperar la reunión que tendrán en enero, pues la presidenta de México fue invitada a la toma de posesión de Donald Trump.
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