“Después de que Doroteo Arango adoptó el nombre de Francisco Villa, a su llegada al estado de Chihuahua llevó una doble vida, alternando su vida de temido bandolero, encuentra trabajo en la mina El Verde, en donde una piedra le cae en un pie y la herida se le gangrenó por no curarse a tiempo.
Tuvo que vender su caballo, rifle y cobija para pagar un médico que lo curara.
En plena desgracia conoció a Santos Vega, un constructor de Parral que lo protege, dándole trabajo y cerca de la obra conoce a dos ancianas a quienes, cuando el médico le quiere amputar la pierna, lo curan con yerbamora.
Cuando sana carga adobes y Santos Vega le enseña el oficio de albañil.
Su trabajo termina cuando lo busca la Policía de Durango y vuelve a huir.
En 1908, un vecino de Minas Nuevas, Chihuahua, reportó a las autoridades de Parral que tres cuatreros habían pasado una mulada por esa población, al ser perseguidos se originó un tiroteo entre la Policía y los bandoleros, resultando herido uno de estos últimos, que fue atendido en secreto por una familia humilde de Minas Nuevas.
Cuando el herido sanó, se presentó el bandolero Francisco Lozoya que llegó con un buen caballo, una carabina calibre 44 con su dotación de parque y se lo llevó con él.
El bandolero herido se llamaba Francisco Villa.
En 1910, el juez primero de lo penal del distrito de Hidalgo, Lic. Jesús L. Álvarez, bajo el número 53 da inicio a una averiguación sobre el robo de 23 reses en perjuicio de la Sra. Guadalupe Prieto Vda. de Flores, la acusación incluía suplantación de personalidad, asalto a mano armada, robo de estampillas y sellos de la oficina del timbre en Valle del Rosario, Chihuahua y la destrucción de propiedad federal en contra del bandolero Francisco Villa y otros, se giran exhortos a las regiones del estado para que se proceda a la aprehensión de Villa por el delito de abigeato y lo que proceda.
Durante la averiguación fue detenido Alfredo Villa, quien es acusado de ser Francisco Villa y de haber atacado la hacienda de Talamantes del robo de la señora Flores. Las fotografías mostradas a los testigos de los asaltos aclararon que Alfredo Villa no era Francisco Villa y es dejado en libertad.
En agosto de 1910, en una entrada de negocios que hizo Villa en Parral, se enteró que en Chihuahua había una junta que se organizaba para iniciar una revolución contra Porfirio Díaz encabezada por Abraham González, quien invita a Villa a ser parte del movimiento.
Villa acepta y recibe un nombramiento por escrito para buscar gente, caballos, armas y municiones para la causa, naciendo así la leyenda de Francisco Villa”.
Periódico Siete Leguas, Parral, Chihuahua, cuarta edición de Ma. Margarita Caballero Ramírez.
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