Una de las bellas expresiones que tiene el ser humano es la poesía, es un género literario que pone de manifiesto todo tipo de sentimientos, de pensamientos, relata historias, está catalogado dentro de la lírica, en sus orígenes era recitado o cantado con la lira. La poesía tiene una gran tarea, estimular los sentidos por medio de versos, utiliza el lenguaje y contribuye a fomentar la creatividad, la imaginación. La poesía es una herramienta importante para enfrentar el caos mundial, no cabe duda de que la poesía nos rescata al poner orden en las emociones humanas, nos lleva a un lugar seguro.
Le comento querido lector, que sólo hace poco me enteré de que, según investigaciones sobre la pregunta: ¿Quién escribió el primer poema? Se descubrió una gran noticia, fue una mujer llamada Enheduanna, que vivió en el siglo 23 a.c. en la antigua Mesopotamia, en esa época se desempeñaba como una princesa, hija de Sargón y sacerdotisa mayor de la deidad lunar Nanna Suen en su templo de Ur, actualmente Irak. Escribió una basta cantidad de obras literarias con gran cuidado y belleza, un gran personaje, sobre todo, porque en la tradición de la escritura en la antigüedad era una labor que desempeñaban exclusivamente los hombres. Como dato interesante, en 2015 se bautizó un cráter de Marte con su nombre.
En nuestro país han existido a través de la historia brillantes mujeres poetisas, por mencionar algunas, está Macuilxochitzin, María Estrada de Medinilla, Sor Juana Inés de la Cruz, Rosario Castellanos. En la actualidad son varias las mujeres que se han destacado en la poesía. Por esta razón, me siento orgullosa de que, en nuestro Coahuila, existe un buen número de voces femeninas que al crear sus poemas demuestran su talento, creatividad e imaginación. Hace unos meses el destino me llevó a encontrarme con tres mujeres coahuilenses poetas: Melisa Medellín, Alicia Rocha e Hilda Zavala. Tuve el privilegio de estar en la presentación de su libro Sala de Espera, que se llevó a cabo en la Feria Internacional del Libro de Coahuila. Son tres mujeres con un particular estilo para expresar sus emociones.
Melisa Medellín, dama de las letras que con valentía expresa en sus versos como la cubrió la infertilidad en su dolido cuerpo: “soy este cuerpo cicatrizado”; el desamor: “Amplitud de ausencias, te sueño entre mil gritos”; los cambios inesperados que ofrece la vida: “Soy un árbol sin ramas, sin raíces”; la ausencia de los seres queridos: “cada día desde tu desaparición, mi ánimo estropeado ha filtrado dudas”; denota en sus poemas la traición, la angustia, pero también la bella libertad.
Alicia Rocha, dueña de sus versos, recuerda que su madre no sabía leer y menos escribir, pero se ocupó de que sus hijos no tuvieran el mismo destino. Alicia nos lleva a un pasado tejiendo historias de muy variados colores, donde está presente el abandono: “el oxígeno es asfixiante, interminable como tu abandono”; también los recuerdos: “soñaba mi abuela observando el cielo, soñaba que la luna era de queso”; y no podían faltar el aroma: “copal del bracero ha extendido el humo por su casa y por cada vereda donde fueron vistos sus muchachos por última vez”.
Hilda Zavala, mujer comprometida, tenaz hace un homenaje a sus ancestros, lamenta su ausencia: “somos tumbas abiertas que nadie se atreve a cerrar”; reconoce el olvido: “manos desplazadas a inhóspitos destinos laceradas de indiferencia …de olvido”; rescata las tradiciones manifestadas el día de muertos: “entre rituales y plegarias, has llegado, sin prisas …pero fugaz”.
Querido lector, tres mujeres coahuilenses, lo invitan a que las acompañe en su “Sala de Espera”, donde con precisión, ritmo y metáforas, le ofrecerán diversos poemas. Melisa, Alicia e Hilda, a pesar de tener diferentes personalidades, entornos y formaciones, las une una sola voz para exponer sus emociones de las impresiones que cada una vivió en su entorno, no se pierda de una buena lectura que lo emocione hasta derramar las lágrimas.
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