Internacional
Por Lorena Farías
Publicado el viernes, 1 de noviembre del 2024 a las 01:14
Ciudad de México.- Un río Bravo sin migrantes, albergues semivacíos, un joven dichoso de ingresar legalmente a Estados Unidos desde México. La escena reflejaría el éxito de las políticas migratorias, pero esconde el miedo a las amenazas lanzadas desde la campaña presidencial estadunidense.
Temerosos además de morir en manos de traficantes y de las medidas que ahora castigan con más rigor la migración indocumentada, muchos extranjeros optan por las vías legales para solicitar asilo, con lo cual los cruces fronterizos irregulares disminuyeron drásticamente.
De 250 mil en diciembre, bajaron a casi 54 mil en septiembre del 2024, según el gobierno del presidente demócrata Joe Biden, que en junio emitió nuevas normas para restringir el acceso al sistema migratorio, incluidas las deportaciones.
“¡Aquí estoy ya, gracias a Dios!”, exclama el venezolano Jorluis Ocando tras ingresar a El Paso, Texas, desde la mexicana Ciudad Juárez, luego de un viaje de ocho meses que incluyó el cruce de la peligrosa selva colombo-panameña del Darién.
De 28 años, Ocando obtuvo cita para pedir asilo en la aplicación móvil CBP One, y se convirtió en uno de los mil 500 extranjeros que diariamente atienden autoridades estadounidenses en ocho puntos fronterizos con México.
Es parte de la zanahoria de Biden, que incluye la posibilidad de hacer trámites en los países por donde pasan los migrantes o acogerse a permisos humanitarios.
Ocando se siente afortunado: sobrevivió a la delincuencia y al Darién para cruzar a Estados Unidos antes de la reñida batalla electoral. Pero todavía hay incertidumbre: faltan meses para su audiencia de asilo, aunque podrá trabajar.
Otros eligieron la vía regular por temor a morir en los pasos clandestinos.
Preferimos “no arriesgarnos a entrar ilegalmente, más que todo por la vida de nuestros hijos”, explica la hondureña Denia Ramírez, de 37 años, quien pasó el puente internacional con una hermana y seis menores.
Meses atrás, decenas de indocumentados cruzaban diariamente el río Bravo.
Lejos de las expresiones injuriosas de Trump contra los migrantes, a quienes señala de “ratas” y acusa de “envenenar” la sangre estadunidense, Harris advierte que el sistema migratorio está “roto” y necesita ajustes.
Sin embargo, Harris también plantea alternativas para otorgar ciudadanía a los migrantes que han permanecido en Estados Unidos durante años de manera irregular.
El menor arribo de extranjeros a la frontera supone un alivio para Ciudad Juárez, que durante meses tuvo sus albergues saturados y fue escenario de una tragedia.
El 23 de marzo de 2023, 40 personas, la mayoría centroamericanos y venezolanos, murieron durante un incendio en un centro de detención migratoria de la ciudad.
Ahora los refugios tienen una ocupación de 40 por ciento, según Enrique Valenzuela, coordinador de población del estado de Chihuahua.
La situación es similar en El Paso, donde la Casa del Sagrado Corazón, que acogió a unos 25 mil migrantes desde 2022, cerró el 7 de octubre pues solo tenía un puñado de huéspedes, cuenta el sacerdote Rafael García.
Rubén García, quien dirige la Casa Anunciación de El Paso, que acoge migrantes desde hace cinco décadas, va más allá en sus inquietudes.
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