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Coahuila

Matar al conocimiento

Por Jorge A. Meléndez

Hace 2 horas

YO: “Pero tú no eres el autor de ese escrito, el autor es ChatGPT”.

AMIGO: “Es debatible, pero no me voy meter a ese tema. Yo sólo les enseño lo que se puede hacer con la Inteligencia Artificial (IA)”.

Más o menos por ahí se fue una interesante y dura discusión cuando un amigo experto en ChatGPT nos brindó un taller a los exalumnos de Economía del Tec de diciembre de 1984 (¡40 años de graduados, madre mía!).

Aunque ya sabemos las capacidades de ChatGPT, impresiona verlo en acción: puede ver fotos o videos e interpretarlas o modificarlas, puedes platicar, puedes entrenarlo y programar tu propia versión para que te responda como quieres, entre muchas cosas más.

Y, claro, puede resumir lo que sea: una llamada de Zoom o un video de YouTube (incluyendo transcripciones), un libro o cualquier artículo.

Precisamente ahí surgió la discusión.

Porque tras de que ChatGPT sumarizó brillantemente varios artículos, la nota resultante estaba firmada por mi amigo.

Poca cosa, se podría pensar.

Pero no, porque en el fondo eso es un plagio que puede terminar literalmente por matar al conocimiento.

Veamos.

Primero que nada, recordemos cómo funciona la IA generativa.

“Fundamentalmente, lo que hace ChatGPT es buscar una ‘continuación razonable’ de lo que debe seguir según lo que se lleve escrito. Y esto lo logra al analizar lo que se ha publicado del tema en miles y miles de sitios”.

Así explica Stephen Wolfram la “fórmula secreta” de la IA generativa, misma que nos tiene cautivados y hasta aterrados (relee “IA: ¿amenaza o ayuda?”, “Un chatbot amoroso (y loco)” y “La IA se robó tu cartera”).

El científico, autor y matemático inglés detalla el fascinante mecanismo, que incluye el peinado de billones de escritos para determinar la siguiente palabra lógica. Ah, pero esta palabra no es lineal, porque el resultado sería poco original. Los algoritmos de la IA generativa entonces incluyen cosas como probabilidades, redes neurales, temperatura y hasta aleatoriedad.

El punto central es que la IA generativa obtiene su “inteligencia” al ser entrenada (alimentada) con escritos, videos, fotos y audios.

O sea, no es “naturalmente inteligente”. Su “sabiduría” se basa en los resultados del trabajo de millones de personas y organizaciones.

Trabajo que requirió educación, experiencia, talento y dedicación. Trabajo que muchas veces es revisado y mejorado para asegurar veracidad y calidad. Trabajo que evoluciona y se adapta a lo que demanda el mercado.

Trabajo por el que los autores reciben algún dinerito.

Trabajo que, por supuesto, no es gratuito.

Y este es el punto central: trabajo que representa conocimiento.

La ironía final es: si la IA generativa conduce a que este trabajo termine por ser “gratuito”, terminará por matar al conocimiento que la hace “inteligente”.

Esto sería gravísimo, pues de por sí ya vivimos en tiempos donde la verdad está asediada por las fake news, la polarización y el populismo.

¿Qué hacer?

A nivel micro, respetar a los autores. Por lo menos no apropiarse de sus obras para resumirlas como si fueran de uno. Ah, y también abrazar al conocimiento: darse tiempo para disfrutar de un libro, película, podcast o video completito. Un resumen no es lo mismo. Recuerda, casi siempre conocimiento y sabiduría provienen de profundización, introspección y reflexión.

Y, bueno, te cuento que a nivel macro ya se negocian acuerdos entre generadores masivos de contenidos y empresas de IA generativa para que paguen una dolariza (milloniza) para acceder a contenidos.

A fin de cuentas para mí es clave no cometer el error de asumir que la materia prima de la “sabiduría” de la IA es gratuita.

No lo es.

Imagina: así, sin pagar por su materia prima, Open AI (la dueña de ChatGPT) pierde billones de dólares todos los años. O sea, su valor de mercado está basado en una promesa de una rentabilidad futura.

Más nos vale que para volverse rentable, la IA no tenga que matar al conocimiento en el camino, porque eso nos saldría realmente caro.

Terminaríamos con una Inteligencia Artificial muy, pero muy tonta.

Posdata. ¡Yupi, un nuevo plan para “rescatar” a Pemex! Tristemente anticipo: fracasará oootra vez. Por dos razones: 1. No ataca la enorme obesidad de la petrolera y 2. Darle más plata a un barril agujerado sólo ampliará la fuga de recursos.

 

EN POCAS PALABRAS…

“Si todo mundo piensa lo mismo, alguien no está pensando”.

George Patton, general estadounidense.

 

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