Durante la sesión del CONSEDE, celebrada en Torreón hubo un importante incidente que no pasó desapercibido. En lo que es un espacio de diálogo, destinado a los acuerdos, fue notoria una discusión discreta, pero acalorada, entre el fiscal Federico Fernández y el alcalde Román Cepeda.
Se supo que el motivo fue la necia necesidad del edil de defender lo indefendible y buscar repartir la responsabilidad que, claramente, recae en la autoridad municipal por el homicidio de una persona durante el desalojo del ejido Nuevo Mieleras.
Ante los ojos de representantes de gobierno y la sociedad civil, fue el propio Gobernador Manolo Jiménez quien de manera tajante terminó la discusión, paró en seco al edil, obligándolo a entrar en razón, asumir la responsabilidad de los hechos y buscar una solución entre todos.
Quienes lo conocen, saben que Manolo es cordial y se maneja con temple, pero cuando se ocupa, es firme y definitivo. Ese momento no solo marcó un límite, también dejó claro que en Coahuila la autoridad se ejerce con seriedad y sin excusas.
Mientras el gobierno del estado y la Fiscalía General tratan de resolver las demandas de justicia de familiares del ingeniero mecánico que murió del disparo de un elemento del Grupo de Reacción Torreón, a cargo de César Perales, por segundo día consecutivo el alcalde Román Alberto Cepeda González siguió hablando de sí mismo.
Al inaugurar junto al gobernador la obra en un hospital privado, volvió al tema de los “zopilotes” que lo persiguen por su estado de salud, y después justificó la represión del miércoles, cuando nuevamente elementos del GRT atacaron a familiares de Rolando Medina, mientras protestaban con un bloqueo en el bulevar Independencia: “Se hizo lo que se tenía que hacer”, advirtió, sobre los golpes y la detención de varios manifestantes… “Robán”, siendo “Robán”, pero ahora, fuera de control.
Por segundo día consecutivo, familiares y amigos de Rolando Medina Puentes se manifestaron en demanda de justicia por el homicidio a manos de un agente de la policía, asignado al Grupo de Reacción Torreón.
Para evitar más represión del alcalde “Robán” Alberto Cepeda, los manifestantes se plantaron en la #PlazaMayor, frente al edificio de la alcaldía. A nadie molestaron.
Para atender la protesta, Román envió a uno de los funcionarios de menor rango en el organigrama: el director de Atención Ciudadana, Cristian López. De ese tamaño el interés del gobierno municipal, en el problema que mantiene en vilo a una comunidad, en particular, y a la ciudad en general.
Dicen en los pasillos del Ayuntamiento que a José Elías Ganem Guerrero, para más señas, secretario del ayuntamiento en Torreón, se le ocurrió que la mejor manera de apagar el escándalo por el asesinato de un ejidatario en Nuevo Mieleras —a manos de un policía municipal durante un desalojo— era subir a los muchachos de la Banda MS –con presentación programada para mayo próximo– a una pulmonía mazatleca y pasearlos por la ciudad como si aquí nada pasara. El circo, pues. El problema fue que ni el ritmo sinaloense logró distraer a los torreonenses del horror que se vivió el lunes. Mal cálculo, pésimo ‘timing’ y otra mancha más para el expediente del funcionario más mimado del alcalde Román Alberto.
Más sobre esta sección Más en Coahuila