Torreón
Por Milenio
Publicado el miércoles, 29 de enero del 2025 a las 14:17
Torreón, Coah.- Norma Elizabeth García, preocupada por la educación de su hijo de tres años, decidió inscribirlo en un colegio privado de renombre en Torreón, Coahuila. Desde los dos años, el pequeño recibía clases de música privada y estaba entusiasmado por esta nueva etapa educativa. Sin embargo, la alegría se convirtió en llanto cuando, pocos días después, comenzó a negarse a asistir a clases, relatando una serie de presuntos castigos físicos y psicológicos por parte de los docentes.
“ Dos días me lo entregaron con marcas de crayones en la espalda, tenía moretones. Cuando acudí con la maestra, me dijeron que nadie sabía qué le había pasado al niño. De ahí todo empeoró. Esto ocurrió en el Colegio Inglés de Durango, campus Torreón”, denunció Norma Elizabeth García Cueto.
Según la madre, el colegio aplicaba lo que llamaban “métodos de contención”, los cuales consistían en encerrar a los niños en un salón y exponerlos al sol si hacían berrinches. También aseguró que su hijo relató que los asistentes golpeaban a los niños con libros en la cabeza y los ridiculizaban si tenían accidentes como hacerse del baño.
Preocupadas por estas declaraciones, varias madres acudieron con la coordinadora del plantel, pero al no obtener respuestas satisfactorias, llevaron el caso a la directora. Tras firmar una serie de acuerdos que nunca se cumplieron, solicitaron una reunión con el coordinador nacional, sin obtener una solución concreta.
“ Primero negaron que esto ocurriera y luego aceptaron que sí aplicaban esos métodos de contención”, agregó Norma Elizabeth.
Después de tres meses sin llegar a una solución, el colegio decidió dar de baja al niño. Lamentablemente, su madre afirmó que lo vivido dejó secuelas psicológicas en su hijo, diagnosticado con estrés postraumático severo por una psicóloga.
Los padres notaron cambios drásticos en su comportamiento, como pérdida del interés por jugar, episodios de llanto, rechinar de dientes y regresión a hábitos infantiles como el uso del biberón.
Ante esta situación, los padres acudieron a diversas instancias, como la Zona Escolar 503, Derechos Humanos, la Profeco y la coordinadora de Servicios Educativos en La Laguna, Flor Rentería. Sin embargo, en una junta con la jefa de zona 503, en lugar de ser escuchados, se les notificó que tenían un procedimiento en su contra ante Proniff por presunta omisión de cuidados y se les acusó de no ser aptos para cuidar a su hijo.
Mientras las investigaciones siguen su curso, los padres denuncian la falta de respuesta de las autoridades y exigen ser escuchados.
“ Parece que a nadie le importa, ni en la SEP ni en otras instancias. En lugar de proteger la integridad de los niños, se están protegiendo entre ellos. Ya no sé a quién más acudir”, finalizó la madre del menor.
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