En el mes de noviembre, se entrega en Nadadores, Coahuila de Zaragoza, la presea que lleva el nombre del general Lucio Blanco Fuentes, a personas distinguidas de aquella ciudad, dicha presea la entregan las autoridades del ayuntamiento en una emotiva ceremonia.
El reconocido artista monclovense Jesús Guajardo de los Santos ha sido el encargado de darle vida a la presea, ejecutando una magnífica reproducción en miniatura de la figura del general Blanco, una escultura de medio busto fue el reconocimiento que recibieron los galardonados.
El nombre del general es bastante emblemático, cualquier amante de la historia nacional ha escuchado mencionar a Lucio Blanco y yo no soy la excepción, viendo las imágenes de la ceremonia recordé que es un personaje ilustre de la Revolución Mexicana, por lo que es adecuado volver un poco la mirada al pasado y recordarlo.
Lo primero que hay que saber de él es que nació en 1879 en Nadadores, Coahuila, y que se unió al movimiento revolucionario sin dudar, es conocido como: “El Caballero Gallardo de la Revolución” lo que tiene sentido, pues cuando se hace mención a su constitución física se le refiere como un hombre apuesto, de hecho hay una cita muy famosa sobre su persona que llama la atención, es una cita realizada en un festejo charro por el doctor Ramón Puente, aquí, el también revolucionario lo describe ampliamente tanto en su aspecto como en su carácter, señala que era: noble, valiente, fiel, virilmente hermoso, pendenciero, terrible, sediento de aventura, guapo y aguerrido, con dominio de gente, gran amigo y un seductor de corazones, entre otros atributos; su virtud de tener el don de gente era ampliamente sabido, por ese motivo se dice que logró sumar muchos adeptos a sus filas revolucionarias.
Otro detalle curioso es que existe un corrido con su nombre que inmortalizó al general, pero además está compuesto con una letra que habla de la bella historia coahuilense; como buen héroe de la revolución es incluido en más de un corrido, por lo que les recomiendo que los escuchen todos los que hablan de Lucio Blanco para tener una idea más amplia de su legado.
Sobre lo ya dicho, fue campesino, militante antirreeleccionista desde 1909, tomó parte en el movimiento armado de Madero, tras la decena trágica abraza el constitucionalismo, y es uno de los ilustres firmantes del Plan de Guadalupe; tomó bastante relevancia con la toma de Matamoros, entre otras cosas también formó parte de la Convención de Aguascalientes y del gobierno emanado de ella, ocupó el puesto de Secretario de Gobernación.
Sin embargo, a mi parecer el mayor mérito inmortalizado del general lo fue el reparto agrario realizado el 6 de agosto de 1913, cuando el general Lucio Blanco repartió tierras a 11 campesinos, de la hacienda “Los Borregos” ubicada en Matamoros Tamaulipas, propiedad de Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz; este suceso es reconocido como el primer reparto agrario desde que Francisco I. Madero detonó la Revolución Mexicana.
En ese acto queda de manifiesto sus ideas agraristas y de la lectura de los escritos de dicho reparto agrario, se puede ver claramente cuál era su ideario revolucionario, aparece un cuestionario en el que Blanco habría asentado de cada uno de los beneficiarios del reparto sus datos generales, si era persona conocida, si poseía algún terreno, si estaba resuelto a convertirse en agricultor, si era agricultor o soldado, etcétera; a esa solicitud le recaía un acuerdo en donde se anotaban la cantidad de hectáreas que se le iban a dar, entre otras cosas; lo que constituye un antecedente directo del reparto ejidal actual.
Raquel Sagaón Infante, en su obra: “Lucio Blanco y el Plan de Borregos”, menciona que el documento entregado a los agricultores era rematado por una leyenda que decía: “Títulos de propiedad de tierras procedentes del fraccionamiento de la hacienda Los Borregos, hecho por el mandato del pueblo y ejecutado por el general Lucio Blanco, jefe de las fuerzas constitucionalistas, en los Estados de Nuevo León y Tamaulipas”.
Después, la Revolución siguió su curso y entre sus logros militares como personales puedo decirles que encontró rivalidades, un ejemplo de ello fueron los desacuerdos con el General Francisco Villa, así como una enemistad jurada con el General Álvaro Obregón, lo que a la postre le traería grandes dificultades y su muerte prematura, la cual la encontró en las aguas del Río Bravo donde según la historia, Obregón le cobró muy cara una cuenta pendiente.
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