Saltillo|Monclova|Piedras Negras|Acuña|Carbonífera|TorreónEdición Impresa
Salen nuevos videos de Marianne Gonzaga agrediendo a otra mujer y hablando de la depresión posparto Venezuela tilda de ‘robo descarado’ la confiscación de un avión por parte de EU Más de 100 personas mueren en tres semanas en Turquía por beber alcohol adulterado Muere tras riña en colonia Vista Hermosa; es el cuarto homicidio en el año en Piedras Negras Despega con Chuchuy / 7 de febrero de 2025

Zócalo

|

     

Opinión

|

Información

< Opinión

 

Coahuila

Los fusilados del cerro de las campanas

Por Otto Schober

Hace 1 semana

[email protected]

Maximiliano y los generales Mejía y Miramón fueron fusilados en el Cerro de las Campanas. Tomás Mejía fue uno de los principales generales del ejército conservador. 

Luego del fusilamiento el 19 de junio de 1867, su viuda solicitó el cadáver de su marido y se lo llevó a la Ciudad de México, pero era tan pobre que no tuvo el dinero necesario para sepultarlo, así que mientras reunía el dinero, aprovechó que el cuerpo del general estaba muy bien embalsamado, que decidió sentarlo en la sala de su casa. 

Durante tres meses el cadáver del general dio la bienvenida a los visitantes en su humilde casa de la calle Guerrero, hasta que por la intervención del presidente Juárez, la mujer pudo sepultarlo en el panteón de San Fernando. 

Por su parte, el general Miguel Miramón fue cadete del Colegio Militar y participó en la defensa del Castillo de Chapultepec, se convirtió en la mejor espada del partido conservador durante la Guerra de Reforma. 

Fue presidente de México a los 27 años y apoyó al imperio de Maximiliano, al ser fusilado, su viuda, Concepción Lombardo, solía decir que el corazón de su esposo era inmensamente bondadoso y se le hizo apropiado extraerlo de su cadáver. 

Durante los días siguientes la dama presumía “que el corazón de su marido la había amado hasta la locura” y lo puso junto a una veladora para iluminarlo. 

La oportuna intervención de un sacerdote, quien le dijo que aquel corazón ya pertenecía a Dios y no podía continuar llevándolo a todos lados, finalizó con semejante excentricidad y el corazón fue inhumado. 

Finalmente Maximiliano, cuyo cuerpo fue embalsamado en dos ocasiones, la segunda se realizó en la Ciudad de México y fue colocado desnudo sobre una mesa en el templo de San Andrés. Una noche de octubre de 1867, en el más absoluto secreto, Benito Juárez visitó el cadáver de Maximiliano, Juárez, con sus manos detrás de su cintura estuvo observando en silencio el cuerpo sin que se denotara ni dolor ni gozo, su rostro parecía de piedra, inexpresivo y dijo: 

“No tenía talento, porque, aunque la frente parece espaciosa, es por la calvicie”, luego se sentó en una banca del templo sin dejar de observar el cadáver. 

Le acompañaba su ministro Sebastián Lerdo de Tejada. Minutos después los dos hombres salieron del templo, subieron a su carruaje y se perdieron en la noche. Fue el único encuentro entre Juárez y Maximiliano. El cadáver fue entregado al representante del gobierno austriaco el 13 de noviembre de 1867 y el gobernador del Distrito Federal, Juan José Baz, ordenó que, en una sola noche, el templo fuera demolido totalmente para que el lugar no fuera un símbolo para los pocos partidarios de Maximiliano. 

(Tomado del “Anecdotario Insólito de la Historia Mexicana” de Alejandro Rosas).

Notas Relacionadas

Reestructura la UAdeC finanzas; eficienta recursos

Hace 4 horas

Localizan al último minero en El Pinabete; alista CNPC su extracción

Hace 4 horas

Pegó fuerte la ‘L’

Hace 4 horas

Más sobre esta sección Más en Coahuila

Hace 4 horas

Pegó fuerte la ‘L’

Hace 4 horas

Verdadera emergencia nacional

Hace 4 horas

Ya nadie lo quiere