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Coahuila

Los 16 legisladores nacidos en Coahuila

Por Luis Carlos Plata

Hace 2 meses

¿Podemos esperar algo de los 16 legisladores nacidos en Coahuila que inician el próximo domingo la histórica Legislatura que tendrá en sus manos el cambio de régimen político de la República?

No, por diferentes circunstancias. Nada. De ninguno. Explico por qué.

Antes, un paréntesis: cualquier representante que se presente de ahora en adelante con la promesa de “bajar recursos” miente, sencillamente no sabe su función, o simplemente desconoce dónde está parado.

La desaparición de fondos y fideicomisos, ocurrida hace dos legislaturas y vigente a la fecha, impide se materialice tal propósito, el cual durante alguna época fue un recurso muy sexy para los congresistas (descolgar dinero de la cima; del altiplano llevarlo a las tierras más bajas), quienes podían así negociar las necesidades de presupuesto para obras estatales y llevarse un moche de comisión por las gestiones en la materia.

Luego está la realidad. Morena y sus aliados podrá tener la mayoría, pero no la razón. La conformación de ambas cámaras, no obstante, le permite unificar esfuerzos y centralizar el poder, restando cualquier indicio de pluralidad y diversidad ideológica.

En dicho escenario las necesidades particulares de Coahuila salen sobrando. El absolutismo que han logrado en las urnas y los órganos electorales durante los últimos 90 días es tan suficiente que no necesita hacer suyas agendas locales para lograr legitimidad, en detrimento del federalismo.

Así quienes asumen un cargo en su bancada formarán parte de la caquistocracia: el gobierno de los peores; los ineptos e incompetentes, los menos calificados y más cínicos en ese momento histórico que se construirá (o destruirá, según se vea) a partir del 1 de septiembre.

En ese sentido a Brígido Moreno (PT) y a Javier Borrego (Morena) la curul les cayó del cielo por segunda y tercera vez al hilo respectivamente. Cintia Cuevas (Torreón) y Antonio Castro (Saltillo) son figuras emergentes, sin mayor talento individual que la fuerza del sistema que representan pese a haber ganado en las urnas.

El Distrito 8 de Ramos Arizpe, ese cinturón de municipios creado ex profeso para las elecciones de 2024 seleccionando secciones electorales históricamente favorables a Morena, será uno más en el mapa, con Hilda Licerio como diputada federal (PT), la menos conocida del grupo.

Ricardo Sóstenes Mejía, apartado por la Presidenta electa durante todos sus eventos de campaña por haber “traicionado” a López Obrador primero, y apoyado la precandidatura de Marcelo Ebrard después, ocupará una posición por el PT que le permitirá tener coartada para moverse por la entidad como representante de algo, al ser diputado federal plurinominal, a la espera de lo que suceda con la Reforma Electoral que planteaba inicialmente desaparecer la reelección y que será congelada hasta otro momento pese a ser también un compromiso de campaña presidencial (esperando ver qué tal les funciona la mayoría calificada por lo menos el primer periodo ordinario de sesiones).

Por otro lado, la minoría impotente. Quiere pero no puede. Rubén Moreira Valdez, como él mismo lo mencionó en una reciente publicación de X (antes Twitter), ya es un capitalino por adopción. Coahuila nada espera de él, por tanto. Apertrechado a su fuero desde 2018, año en que lo consiguió, acumulará tres legislaturas continuas en el cargo de diputado federal (sumando años de protección física mientras transcurre a la par la prescripción de presuntos delitos cometidos en el sexenio 2011-2017), en contraesquina con sus funciones en lo que queda del PRI nacional.

Jericó Abramo es un fenómeno electoral. Pese al huracán categoría 5 llamado 4T, le ha ganado por ventaja contundente su demarcación, en 2021 y 2024, siendo en ambas ocasiones el priista más votado en el plano nacional (entre los 300 distritos electorales).

De hecho es el único ganador del PRI por Coahuila, ya que los otros dos de la coalición (Guillermo Anaya en Torreón y Theodoros Kalionchiz en Monclova) pertenecen al PAN.

Ahora bien, pese a que ha logrado le aprueben iniciativas aún en ese contexto adverso de minoría, se antoja todavía más difícil el próximo periodo legislativo para su causa debido a la correlación de fuerzas políticas (y a la disminución de 76 a 35 legisladores en el grupo parlamentario del PRI).

Así habrá en el Congreso dos excandidatos a Gobernador: Guillermo Anaya y Ricardo Mejía, y dos exgobernadores: Rubén Moreira, y Miguel Riquelme como Senador.

Verónica Martínez, luego de un desempeño testimonial durante seis años en el Senado, pasa a la Cámara de Diputados para repetir la fórmula: testificar el desastre que se avecina. Marcelo de Jesús Torres Cofiño, desde el PAN, hará lo propio.

 

Cortita y al pie

Luis Fernando Salazar regresa al Senado por mayoría, luego de haber ocupado un escaño en el periodo 2012-2018 (junto al mencionado Jericó, es quizá el activo electoral más fuerte del estado).

La posición restante de la fórmula ganadora integra el coro mayoritario aunque, como el resto, no tiene agenda propia, y no perderían una sola de sus balas para gestionar a favor de terceros lo que podrían aprovechar más adelante pidiendo favores para sí mismos. Tan sencillo como eso.

Alfonso Cepeda obtuvo un lugar en las listas por su apoyo a las campañas de Morena como acarreador del SNTE, posición que buscará revalidar en noviembre por seis años más como secretario general, su real interés.

 

La última y nos vamos

Caben en dos mesas para ocho sillas a lado de un asador. Eso es Coahuila en el concierto legislativo nacional y, si bien sus constancias de mayoría los vinculan al territorio en un distrito determinado para efectos oficiales, en la práctica más que representantes, son simplemente nacidos en la entidad.

No es nihilismo la falta de expectativas, sino dosis de ubicatex.

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