Saltillo|Monclova|Piedras Negras|Acuña|Carbonífera|TorreónEdición Impresa
Resultados claros Ganar, un lujo que Saraperos no se da ¡Ya están en el sótano! Estará en Saltillo Harrison Barnes, hizo donación de dólares Los apagones Hoy las Semis de la Liga Universitaria de Futbol Americano; van 4 por la Final Resultados clarosGanar, un lujo que Saraperos no se da ¡Ya están en el sótano!Estará en Saltillo Harrison Barnes, hizo donación de dólaresLos apagonesHoy las Semis de la Liga Universitaria de Futbol Americano; van 4 por la Final

Zócalo

|

     

Opinión

|

Información

< Opinión

 

Opinión

¿Loco él y loco yo, todos locos? La vida de un libre pensador

Por Carlos Gaytán Dávila

Hace 4 semanas

Definitivamente no se puede percibir la historia de un personaje de nuestro tiempo. Adrián Rodríguez García, “El economista non”, con sus proclamas, manifiestos, consignas e ideas tan revolucionadas que hoy resultarían lógicas en un país de grandes carencias como el nuestro, sin mencionar a dos seres que tuvieron que ver en la trayectoria de don Adrián, el político, activista y arquitecto lagunero Jaime Cleofás Martínez Veloz, y el descendiente de españoles, radicado aquí, el periodista y escritor Ángel Sánchez Gregó.

Martínez Veloz, siendo un joven estudiante de arquitectura en Saltillo, conoció y convivió muy de cerca con Rodríguez García cuando el joven lagunero vivió en una casa rentada por varios estudiantes, a donde regularmente solía llegar Adrián con un gran paquete de ideas dentro de su cabeza que para unos eran “locas” y para otras creíbles.

Sus axiomas: “Agua y leche para los niños, el Banco Público”, donde cualquier persona podría arrojar moneadas y billetes, pero donde podría tomar lo que necesitara sin firmar documento alguno y como un real crédito a la palabra, podría regresar el efectivo cuando pudiera.

Se autonombraba “Presidente de la República”, portando sobre su pecho un símil del banderín tricolor que usan los mandatarios mexicanos al tomar posesión del cargo.

Eran muchas las consignas que proclamaba en pro de la educación, de la salud y la libertad, en creativos axiomas: Su “Universidad Universo”, decía era la solución al problema educativo del país.

Beca vitalicia “farolito” para los niños. El salario mínimo de 40 pesos diarios para quienes trabajan y de 20 para los que no, en tiempos en que en Saltillo era de 12 pesos.

Con gises de colores arengaba a niños y adultos a pintar consignas sobre las paredes con las frases “farolito”, que era su logotipo, y “UU”, la Universidad Universo.

Era contrario a los gobiernos emanados de la Revolución y por ende creados por el propio partido que surgió del movimiento armado, el PRI. Sus consignas y pintas le costaron la cárcel, como cuando en carros del ferrocarril alquilados por el Gobierno mexicano a empresas de Estados Unidos, escribió “Muera Nixon”, el entonces presidente norteamericano, que provocó de los vecinos del norte una carta reclamatoria, por lo que la Secretaría de Gobernación comenzó a investigar y dio con Adrián. Los temibles agentes de gobernación lo maltrataron y con la clásica, “¡párate, cabrón!”, lo detuvieron. Adrián nada pudo hacer, y dijo a voz en cuello: “¡Tengo fuero, pendejos, que no están viendo la banda presidencial!”, aun así, se lo llevaron y descubrieron que no había ninguna subversión para asesinar al Presidente de los Estados Unidos. Lo regresaron de la capital de la República pelón al rape y muy bañado.

Hizo campaña política en Saltillo hacia la Presidencia de la República y, por algún tiempo, desde “su toma de posesión”, Adrián anduvo vestido con frac y una banda tricolor cruzada al pecho. Convocó a hacer pintas promoviendo el Partido Adrianista y el Frente Único de Ciudadanos no Votantes, (sic).

El periodista y escritor Ángel Sánchez Gregó fue el último que convivió con Adrián Rodríguez García, pues le dio asilo en su casa, incluso escribió un buen libro donde narra la vida de este ser extraordinario.

Adrián falleció en medio de la Plaza de Armas de Saltillo, un día del crudo inverno de 1984, víctima de un paro cardiorrespiratorio.

“Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao”, dice una parte de la balada para un loco, de los argentinos Astor Piazzolla y Horacio Ferrer.

Piantao: Loco o enajenado, pero con una connotación positiva, creativo, soñador y de espíritu libre.

Notas Relacionadas

Resultados claros

Hace 30 segundos

Los apagones

Hace 1 minuto

Violencia política extrema

Hace 2 minutos

Más sobre esta sección Más en Opinión

Hace 30 segundos

Resultados claros

Hace 1 minuto

Los apagones

Hace 2 minutos

Violencia política extrema