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Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 10 de julio del 2021 a las 13:03
Ciudad de México.- Julio Verne es uno de los máximos exponentes de la ciencia ficción y de historias de aventuras fantásticas. Incluso se le ha llegado a considerar el padre de este género, aunque hay quien dice que lo que el autor buscaba era abordar la literatura desde una perspectiva científica, pero de lo que no hay duda es que libros como Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino, Viaje al Centro de la Tierra, La Vuelta al Mundo en 80 Días o La Isla Misteriosa, entre muchos otros, son un ejemplo clásico de todos los viajes y aventuras que se puede realizar desde la literatura.
¿Quién se imaginaría que estas aventuras comenzaron en México?
Julio Verne era nacionalidad francesa, su primera opción profesional fue seguir la carrera de su padre en las leyes, sin embargo al poco tiempo decidió buscar el camino del arte y las letras.
A los 22 años, después de recibirse como abogado, comenzó a escribir y publicar algunos textos ligeros. Su talento y vocación fue desarrollándose con el paso de los años, su interés por la ciencia y las aventuras era cada vez más evidente.
A los 35 años, en 1863 por fin pudo publicar una de sus obras más emblemáticas, que confirmó su particular estilo: Cinco Semanas en Globo, la primera obra de la colección Viajes Extraordinarios, el resto es historia.
No obstante, antes de este rotundo éxito, el primer cuento de Verne ya se perfilaba para la aventura y la ciencia ficción, aunque desde un punto de vista mucho más realista, extrañamente desde un escenario mexicano.
Un Drama en México, de Julio Verne
Este cuento fue escrito en 1851, cuando el autor tenía 23 años. Se cree que este cuento estuvo fuertemente influenciado por Viaje al Equinoccio Americano de Alexander Von Humboldt.
Un Drama en México se sitúa en la costa de Acapulco, Guerrero, al oeste del país y trata sobre un par de buques españoles y su tripulación que conspiran para matar al capitán de los barcos.
La tripulación, enfurecida, asesina al capitán de los navíos. Posteriormente en el puerto de Acapulco, la tripulación tiene la intención de vender los barcos al gobierno mexicano, así que se verán obligados a viajar a lo que hoy conocemos como la Ciudad de México.
Resulta halagador que Verne haya escogido México como el punto de partida de sus aventuras, además de que es sorprendente saber que el escritor en realidad nunca conoció este país. Verne murió de diabetes en 1905.
Sin duda el escritor francés era un inquieto observador de su momento, comprometido con la investigación, la ciencia y el conocimiento para ponerlos al servicio de la literatura, conoció los avatares de los transportes marinos alrededor del mundo.
Fuente: Cultura Colectiva
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