Arte
Por EFE
Publicado el lunes, 25 de noviembre del 2024 a las 04:01
Ciudad de México.- El escritor Javier Cercas ha reivindicado la utilidad de la literatura como forma de rebeldía ante el poder, pero también de conocimiento y de placer equivalente al sexo en su discurso de ingreso en la Real Academia Española (RAE), durante un acto esta tarde en la sede de la institución.
El discurso, titulado ‘Malentendidos de la modernidad. Un manifiesto’, se ha centrado en desmontar lo que el autor de ‘Soldados de Salamina’ considera “una telaraña pertinaz de malentendidos, por no decir supersticiones o prejuicios” extendidos en el mundo literario en los últimos tiempos.
Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) enumeró esos cuatro equívocos y se remontó a sus orígenes, en el Romanticismo o la Modernidad, según el caso, para después destejerlos: la idea del escritor encerrado en su torre de marfil; la glorificación del artista; la idea de que la buena literatura ha de ser minoritaria; y, por último, la de la inutilidad del arte.
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La auténtica literatura está compuesta por palabras en rebeldía, y de ahí que represente un peligro para el poder, para cualquier poder”, incidió el escritor, que planteó la pregunta retórica de si hay algo más “útil” que esa rebeldía.
Elegido académico en junio pasado a propuesta de Pedro Álvarez de Miranda, Clara Sánchez y Mario Vargas Llosa, Cercas recordó que, desde Platón, numerosos “tiranos, inquisidores, comisarios políticos y toda clase de individuos de mentalidad totalitaria”, disfrazados “de benefactores de la humanidad”, han intentado señalar la amenaza de la literatura en general y de la novela en particular.
Sobre el dogma de la inutilidad del arte, apuntó que se remonta a Oscar Wilde, que en 1890 remató el prefacio de ‘El retrato de Dorian Gray’ con esa afirmación en la que Cercas ve “un alegato emancipador” y una forma de “rebelión” contra el “pragmatismo burgués” y contra el sometimiento del arte a ideologías.
Pero ese alegato original, lamentó, se ha fosilizado en dogma en el “mundillo literario” actual, “siempre tan sordo a las ironías de los maestros de la Modernidad y tan dócil a los clichés resultantes de su interpretación literal”.
Para el autor de ‘Anatomía en un instante’ o ‘El impostor’, la literatura es antes que nada “un placer, como el sexo”, y por eso la expresión “lectura obligatoria” es un oxímoron y la expresión “lectura hedónica”, un pleonasmo. Pero, además, es “una forma de conocimiento de uno mismo y de los demás, exactamente igual que el sexo”.
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Por eso, cuando alguien me dice que no le gusta leer, lo primero que se me ocurre es darle el pésame”, afirmó.
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