Una compositora rusa que por extraño que parezca, es prácticamente desconocida en su país, pero admirada en el resto del mundo. Eso no lo digo yo sin más, sobrados son los artículos que existen en la red que ponen de manifiesto el hecho que Lera Auerbach es una de las figuras de la música clásica contemporánea más reconocidas en la actualidad.
Lera es además de compositora una pianista virtuosa de la talla de los grandes como Rachmaninov. Su técnica tan desarrollada le permite además concebir sus composiciones a un nivel pianístico muy refinado.
Como ejemplo tenemos sus 24 preludios para piano Op. 41. Siguiendo la tradición numerológica que desde Bach, pasando por Chopin, Rachmaninov, Shostakovich, entre otros como Manuel M. Ponce, etc., Lera Auerbach nos presenta una obra portentosa a nivel técnico, pero también de elevado gusto musical.
Por supuesto que al hablar de una compositora que nació en 1973, nos enfrentamos al hecho del lenguaje musical característico de nuestros días, pero no temamos, Lera sabe bien equilibrar la complejidad sonora de la música actual con los cánones que rigen la música desde tiempos pretéritos.
En su obra destellan pasajes de una dulzura y profundidad muy particulares. Es por esto que podemos considerarla como una compositora audaz que no se conforma con los extremos condescendientes en la música que halaga el oído de manera simplista, pero tampoco con el hermetismo que hacen gala no pocos compositores en el panorama musical.
Su obra es poco grabada por razones muy simples: es una autora de nuestros tiempos. De la música sinfónica no tenemos nada en las plataformas, tampoco de su obra escénica, pero sí otras piezas orquestales y sus preludios para piano o los de cello y piano y por supuesto una obra que merece la pena ser escuchada: Dreams, 10 sueños para piano que son una referencia en muchos compases a autores del pasado, pero con la visión al futuro de la compositora.
Sin duda debemos seguir los pasos de sus obras y su vida musical. Para ella, son los autores y músicos arriesgados los que mantienen viva la música y los espacios en teatros, sin embargo hace falta escucharlos más, perder el miedo a disfrutar la música nueva. Y sobre todo saber que podemos no entender algo sin que sea un impedimento para poder disfrutarlo. Pasa en literatura, en pintura, en cine, ¿por qué no habría de suceder en música?
Más sobre esta sección Más en Coahuila