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EFE
Publicado el lunes, 5 de junio del 2023 a las 10:44
Leópolis.- El sueño de tener su primera exposición personal se hizo realidad de manera póstuma para Maxim Burda, un fotógrafo civil convertido en soldado voluntario que murió en combate cerca de Bachmut.
“ A pesar de lo más horrible que puede haber en este mundo, la guerra, Maxim de alguna manera logró tomar fotografías muy amables, llenas de luz”, dijo su amiga Inna Ternavska en la inauguración de la exposición “Fotógrafo celestial” en Leópolis.
Más de 200 fotografías, incluidas las encontradas en su memoria USB después de su muerte, muestran los rostros de los soldados, su vida cotidiana en el frente, así como el contraste entre la belleza de la naturaleza y la devastación provocada por los bombardeos rusos.
“ Una peculiaridad de estas fotos es que los compañeros de Maxim todavía sonríen a pesar de todo, que el sol sigue saliendo y poniéndose, que la naturaleza sigue viva mientras los soldados nos protegen”, dijo Inna.
“ Era un hombre muy sensible y sentía todo muy profundamente. Solo puedo imaginar cómo se sintió después de ver los horrores de la guerra porque trató de protegerme y solo compartió una fracción de su experiencia”, dijo, por su parte, su compañera y coorganizadora de la exposición, Maria Lukashuk.
La decisión del joven fotógrafo especializado en fotos de bodas e historias de amor de unirse al ejército el primer día de la invasión no fue una sorpresa para sus amigos y familiares.
Inna ingresó en la universidad junto con Maxim en 2014, el año en que Rusia ocupó y anexó Crimea e inició las hostilidades en Donbas. Ella recuerda que él siempre se preocupó profundamente por la guerra en curso y tenía un fuerte sentido de la justicia.
Aunque Maxim soñaba con convertirse en un fotógrafo de clase mundial y se enfocaba en ser cada vez mejor en su profesión, también participó en entrenamiento militar para civiles, preparándose para una guerra más grande que sentía que se avecinaba.
“ Quiero que siempre sientas que hay un hombre a tu lado que está dispuesto a dar su vida por ti”, recuerda María que le dijo.
Maxim, de 25 años, se ofreció como voluntario para unirse al ejército a pesar de no ser elegible para el servicio militar debido a problemas de salud y se convirtió en operador de drones y guió el fuego de artillería de la 3.ª Brigada de Asalto contra las fuerzas rusas cerca de Bajmut. Fue allí cuando lo mataron, cuatro días antes de cumplir 26 años.
Maxim evitó hablar con María en la última semana de su vida para que ella no supiera lo mal que se sentía.
“ Su unidad sufrió muchas pérdidas. Seguía repitiendo la misma frase: no tienes idea de qué gente se está muriendo aquí. Los mejores se están muriendo”, dijo Maria Lukashuk.
Maxim quería que su trabajo siguiera vivo, dijo su familia y soñó siempre con una exposición de las fotografías que tomó durante su tiempo de soldado. Su prometida, su madre y sus amigos han unido esfuerzos para hacer realidad este sueño.
“ Queremos mostrar el precio que pagan los soldados ucranianos para que la gente, tanto en Ucrania como en otros países, pueda vivir libremente y disfrutar de su vida”, dijo María.
En Ucrania, la gente está luchando y muriendo por la libertad, soportando condiciones horribles en el frente para que en el futuro sus hijos puedan vivir sin el horror de la guerra, subrayó.
“ Es muy doloroso. Nuestros guerreros dan lo más valioso que tienen, su vida. Y aún así no pierden el optimismo, algo de luz interior. Están cumpliendo una gran misión y el mundo entero tiene el deber de apoyarlos”, dijo Inna Ternavska.
Una de las reacciones dejadas por los visitantes dice: “Gracias por tu valentía. Es gracias a ti que mi hijo todavía puede tener una infancia”.
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