“El Estado de Derecho es una conquista de la humanidad, que no debemos olvidar, pero tampoco tenemos porque volver a aprender”. La cuestión de la legitimidad de los poderes del Estado mexicano es un tema fundamental; no es sencillo dimensionar su aportación al funcionamiento de las instituciones que en principio, tienen todos elementos legales para funcionar: La vitalidad y fortaleza de las instituciones depende de su legitimidad.

La semana pasada se realizó el XXXIII Congreso Nacional de la Asociación Nacional de Escuelas, Facultades e Institutos de Derecho (ANFADE) con este importante tema en Puebla, evento académico convocado por el presidente de la Asociación, Máximo Carvajal Contreras y donde la ponencia magistral estuvo a cargo del Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Luis María Aguilar Morales.

En ocasiones el principio de legitimidad desaparece del panorama, sin embargo las instituciones se mantienen en pie por algún tiempo. Olvidado el principio de legitimidad, pierden su espíritu, se debilitan y las instituciones colapsan. La fórmula de funcionalidad: el Estado Democrático de Derecho y su cimiento: La legitimidad.

Los seres humanos no tenemos la necesidad de empezar la vida en sociedad desde el principio. Existe un patrimonio irrenunciable para pensar el presente, especialmente cuando nos encontramos, como hoy, ante un cambio en los fundamentos de la legitimidad de las instituciones y el orden social en conjunto.

La democracia como forma de gobierno significa que el pueblo es el origen y el último portador del poder que ejerce el dominio político en todo momento. La democracia, aparece como consecuencia del principio de la soberanía y encuentra en ella su justificación, para asegurar la influencia efectiva de la sociedad en el ejercicio del poder del Estado.

El cambio constitucional se entiende como el cambio de circunstancias sociales, jurídicas, económicas o políticas que experimentan variaciones profundas; puede englobar una transformación o incluir la reinterpretación del contenido. El término “Estado de Derecho” es una construcción lingüística y se introduce como una reacción contra el régimen absolutista. El Estado de Derecho es el estado de la razón, el estado del entendimiento, en el que se gobierna según la voluntad general, racional y que busca lo mejor de modo general. El Estado de Derecho es el estado del derecho racional, el estado que realiza los principios de la razón en y para la vida en común de la sociedad. El Estado de Derecho significa el gobierno según las leyes; al concepto podríamos añadirle la naturaleza democrática y la imperante limitación del poder estatal que debe estar legitimado.

El Estado de Derecho y la rendición de cuentas por violaciones de los derechos humanos son necesarias para la prevención de conflictos y de violencia, para la cultura de la paz y para el desarrollo inclusivo. El costo de la ausencia del Estado de Derecho es el fracaso de la justicia, la impunidad, los conflictos desatendidos y los gobiernos opresivos e irresponsables. Encontrar el justo equilibrio entre el orden y la libertad, para resolver las tensiones entre ambos polos; opuestos pero no contradictorios; equivale a realizar el bien común, como vocación indeclinable del Estado.