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Coahuila

Le llamaban Paty Joyas

Por Verónica Marroquín

Hace 22 minutos

Para ti, mi querida Paty Joyas, porque fuiste una joya, amiga querida.

Estimados lectores y lectoras:

Ciertamente los inicios de año son emocionantes y felices para algunos, pero para otros son épocas donde los seres más amados empiezan a irse, empiezan los meses donde hay muchos fallecimientos y ahora le tocó adelantarse al paraíso a mi querida y admirada Paty Martínez González, todos y todas la conocíamos en el ámbito profesional y comercial como Paty Joyas. ¿Quién no la conocía? Bella mujer, trabajadora, tenaz, responsable, madre, hermana, hija y esposa dedicada. Recuerdo que ella estaba en el mismo colegio que yo, era de las grandes de secundaria, yo estando aún en primaria. Pero nuestra amistad y cercanía llegó por las joyas, a quién no le gusta tener una linda joya, aunque habrá personas a las que no les interese como en cualquier otro tema, pero en nuestro caso, nos encantaban las joyas y la ropa, cosas efímeras, sí, pero de ahí ayudaba por mucho en la economía de su familia. La pasión de cada una eran temas interminables para ambas, gozábamos mucho de nuestras charlas cuando llegaba a la tienda a ver lo nuevo y el otro tema que nos acercó profundamente en tópicos más serios y de gran importancia fue el tan temido cáncer, que a ambas nos dio, ello nos llevó a ser terapeuta y paciente y después nos hicimos amigas especiales, pues quien vive esta experiencia se vuelve familia, sin duda. Obviamente nos acercamos mucho y pude conocer su alma, su vida, sus preocupaciones, sus miedos y dolores, así como sus sueños y esperanzas. Su mayor interés, sin duda, eran sus hijos, su mayor preocupación y mayor amor. Obviamente no hablaré de ella como mi paciente en su momento, sino como la mujer, madre, amiga y comerciante, su belleza era como la de una joya, su forma de convencerte de los productos que manejaba era inigualable, no podías llega a su tienda sin llevarte algo, tenia un don para ello, sin duda. Como toda mamá, la preocupación mayor eran sus hijos, lo recalco. Sé que ahora, desde donde esté, estará orgullosa de sus tres hijos. Seguro su hija seguirá el legado del comercio, pero sobre todo esa calidez de su madre, ese gran ejemplo de entereza, de trabajo arduo, de no dejarse vencer en las adversidades, de ese corazón altruista también que compartimos tantas veces a favor de nuestras homologas de cáncer de mama, eso nos unió definitivamente, esa sinergia para poder hacer más por las más vulnerables, siendo nosotras en algún momento vulnerables anímicamente a causa de esta enfermedad en común, que es devastadora, para uno como paciente y para los familiares, sin duda. Pero ella, como yo, siempre fue fuerte, entusiasta, pero también a veces era difícil seguir adelante, muy difícil, eso nos hacía estar conectadas, ya que la comprendía muchísimo, sabía de qué me hablaba. Ya había pasado por ahí. Sin embargo, el amor a Dios, la Fe, nos mantenía fuertes, y con esperanza siempre de que todo estaría mejor al día siguiente. Qué seriamos sin la fe y la esperanza, ¿de qué viene un nuevo mañana mejor que el presente?

Recuerdo hace ya algunos años en una misa especial que se hizo por la salud de mi querida Paty en los Juaninos, cuando iba a hacer intervenida en EUA, en plena misa empecé a sentirme mal, un presentimiento que no me gustaba nada, y empecé hablar con el Espíritu Santo, le dije que por favor me quitara esta sensación de preocupación, que confiaba ciegamente en su poder de sanación y de gracia, que le pedía por la salud de mi querida Paty y que nos hiciera ese milagro, que se hiciera presente en la operación y que nos diera la buena noticia de que todo estaba bien, que me quitara la opresión del pecho. Y sin darme cuenta realmente, después de algunos minutos más, hasta que su hija (de Paty) me toma del hombro, yo estaba absorta en mis peticiones, ella estaba atrás de mí y me dice: tía, me acaba de avisar que mi mamá ya salió de la operación y que todo salió bien, que hay esperanzas de que todo estará mejor. Y me di cuenta que no tenía ya esa operación. Y que habíamos sido escuchados. De eso ya hace como una década lo que les cuento.

Hablábamos seguido por teléfono, en su recuperación, siempre era como una hora. Sus fuerzas las iba recobrando poco a poco, y su fe siempre fuerte. Por una parte, siento mucho no poder tenerla físicamente y hablar de nuevo con ella, pero ahora podremos hacerlo todos de una manera distinta y mejorada, desde el alma, de una manera divina. De alma a alma. Las personas trascienden por sus buenos actos y sin duda ella ha trascendido, dejando una huella que no se borrará, mientras haya una persona que la recuerde y, por qué no, siga sus pasos, sean sus hijos, amigas, familiares o conocidas que se inspiren en su transitar por esta vida terrenal. Sólo quiero por medio de esta columna hacerle un breve homenaje, pero con mucho amor y admiración, que sepa su familia, que ya sé que lo sabe, que tuvieron una gran madre, que sepa su esposo que tuvo a una gran mujer y esposa a su lado. Que vendrán días difíciles y de llanto, normal en un duelo de un ser tan amado. Pero que su ejemplo les dé la fortaleza para seguir adelante, con la frente muy en alto, orgullosos de haber tenido el privilegio de su vida en la de ellos, en la de todos los que nos cruzamos con ella por gracia de Dios. Paty: gracias, gracias, gracias querida, por tanto.

Luz en tu camino, preciosa… seguirás siendo para todos Paty Joyas… una joya. Dios te tiene reservado el mejor lugar querida, guárdame un lugar y cuando sea el momento nos volveremos a encontrar ya sin dolores, ni preocupaciones, sino llenas de paz y alegría, de gozo en el alma. Como dos ángeles llenos del amor de Dios con alas. Descansa en paz, querida. Un abrazo con gran cariño para su amada familia. Cuentan conmigo. Verónica. Diosito por delante.

 

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