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Coahuila

Las nuevas placas en Coahuila y las mentiras del Bienestar

Por Luis Carlos Plata

Hace 6 horas

Nada orgánica, es decir, nada genuina, una campaña de desprestigio se desplegó en redes sociales con especial acentuación en la Región Sureste de Coahuila desde principios de año, para quejarse amarga y exageradamente -justo es decirlo- de los derechos de control vehicular y “replaqueo” que por estas fechas aplica el Gobierno del Estado.

La narrativa es más o menos la siguiente, dirigida en tiempo verbal a “ustedes”, los anormales, con un dejo de superioridad moral: sigan votando por el PRI que les cobra impuestos altísimos para sangrarles, se lo merecen por mentecatos; estaríamos mejor con Morena (pues en aquellos lares donde gobierna su emblema no hay que pagar nada según esa ficción; se trata de territorios libres de gravámenes, casi paraísos fiscales).

Nada más alejado de la realidad.

El tema está vigente y en boga todavía, y ha sido alimentado por algunos actores políticos locales precisamente del partido guinda, en el mismo tono: azuzando a las masas para encauzarles a lo que suelen utilizar como cebo para pescar a río revuelto: la indignación ciudadana y resentimiento social (aunque luego, cuando llegan al poder, nada resuelven como ha sido demostrado innumerables ocasiones en los últimos seis años).

Si bien la cruzada (basada en lugares comunes y verdades a medias, como casi todas las que emprenden) no ha impactado a los ingresos de la entidad, ya que la recaudación avanza de acuerdo a lo proyectado en la primera quincena del calendario, es pertinente considerar un par de puntos.

Primero, que cada tres años debe realizarse un canje de láminas por vigencia. Y así se hace en todo el país, no sólo en Coahuila, por un asunto de normativa oficial de la SCT que data de 2016. No hay placas permanentes en ningún lugar, sólo iniciativas de ley en consecuencia.

En segundo lugar que, a fuerza de repetir la consigna, los entusiastas de la campaña negativa pretenden hacer creer un costo excesivo: “Coahuila es el estado en donde más se paga por ‘replaqueo’ y control vehicular”, se afirma.

De entrada, al proveedor contratado para imprimir las láminas en Coahuila: Placas y Señalamientos Mexicanos, S.A. de C.V., le fue a su vez adjudicado en 2024 un contrato con los mismos fines en Estado de México, gobernado por la morenista Delfina Gómez.

Allá se pagan, sólo por las matrículas, mil 43 pesos, pero existe un agregado por otro concepto: “autorización de alta para el transporte particular”, estimada en 842 pesos. El total son mil 885 pesos.

En Coahuila, en cambio, el pago único es por mil 126 pesos. Es decir, un 40% menos.

La polémica radica en que al trámite de “laminado” acá y allá se agregan rubros (o se desglosan, según se vea) como Derechos de Control Vehicular, Fomento a la Educación y Seguridad Pública, Fomento al Deporte, y Donación a la Cruz Roja Mexicana.

Alguien podría decir, por ejemplo, que no deseaba contribuir a la humanitaria institución (72 pesos) y le obligaron a hacerlo. O algún listillo podría argumentar también que su vehículo es instrumento de trabajo, y por tanto no le puede ser embargado en un eventual operativo retén de placas antiguas, motivo por el cual se resiste a pagar por unas nuevas.

Otros, con ánimo de historiadores, apelarán a que se trata de un impuesto desfasado que nació previo a las Olimpiadas de 1968 en México a fin de obtener recursos adicionales para su organización, y que se quedó en la ley olvidado a propósito para expoliar al pueblo. Finalmente habrá quien señale que poseer un vehículo es una necesidad, no un lujo, y con ello le traslada la responsabilidad al Municipio que no proporciona un servicio de transporte público eficaz y eficiente para suplir su uso. Sin embargo una cosa no anula la otra.

A todos ellos habría que recordarles una cosa: la posesión y circulación de un vehículo produce “externalidades negativas·, como en la teoría se define al fenómeno. Cito un ejemplo: el impacto ambiental que dejan los 500 mil automóviles circulando diariamente por la Región Sureste de Coahuila.

Por ello deben ser compensadas éstas económicamente, ya que se trata de acciones que perjudican a personas que no están involucradas en ellas directamente, sin que reciban una retribución por el daño recibido.

El parque vehicular aumenta de una manera acelerada. En 15 años casi se duplicó el padrón en Saltillo (y en esa dinámica los eléctricos, sin combustión de hidrocarburos, siguen siendo una minoría en ese universo).

No sólo eso, sino que los coches ocupan el espacio público, monopolizando grandes extensiones urbanas en detrimento de otras formas de movilidad.

¿Y no deben ser regulados ni contribuir?

 

Cortita y al pie

Por lo demás, la gasolina ronda los 27 pesos actualmente. Y ahí sí, por cada litro se paga el IEPS aunque nadie lo informe. Es una contribución nacional silenciosa (¿para pagar la megadeuda que dejó el Obradorato?).

Llenar un tanque tamaño estándar (de 55 litros de capacidad) equivale a 1485 pesos al valor actual. En 2017, en cambio, a un precio promedio de 17 pesos por litro, el mismo tanque costaba entonces 935 pesos.

La diferencia es de 550 pesos por cada llenado. Estimando un consumo de 10 kilómetros recorridos por litro, y variaciones físicas así como hábitos de conducción, un conductor habitual urbano podría cargar combustible una vez al mes, o 12 al año siendo benevolentes. Ello supone gastar hoy 6600 pesos extras anuales a comparación del satanizado “periodo neoliberal” previo a 2018, y ello considerando no aumente más la gasolina en el transcurso del calendario (así se justifiquen en el poder adquisitivo y la inflación).

La cifra que resulta supera, por mucho, a los derechos de control vehicular y “replaqueo” cuestionados agriamente.

En el vecino Nuevo León, para dimensionar, en 2023 el último “replaqueo” costó hasta 5 mil 187 pesos.

 

La última y nos vamos

Pero cómo, si tenemos Refinería Olmeca (Dos Bocas) y autosuficiencia energética (pese a que las pipas de Pemex van enfiladas a la frontera con Estados Unidos a cargar combustible de aquél lado, como se pudo verificar por decenas de personas que viralizaron el momento con evidencia en diciembre pasado).

Fácil: las mentiras del Bienestar.

 

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