Hace algunas semanas, la llantera Michelin publicó su calificación, a base de estrellas, para distintos restaurantes de México. A pesar de que la empresa francesa, cuyo origen data a finales del siglo 19, se ha dedicado a la producción de llantas de gran calidad, desde 1900 publica la guía Michelin, la cual ha ganado reconocimiento por sus sugerencias gastronómicas.
Las clasificaciones se basan en estrellas, aquellos restaurantes “muy buenos y que gozan de reconocimiento a nivel nacional” son galardonados con una estrella; por su parte, a los restaurantes que “son muy destacados en su tipo de cocina y reconocidos a nivel internacional” se les asignan dos estrellas, mientras que los restaurantes con tres estrellas son aquellos “cuya cocina es excepcional, y merece la pena viajar para comer en él”.
Todo inició en 1900 cuando André Michelin publicó la Guía Michelin, en la cual se anunciaban hoteles donde dormir y restaurantes donde comer en distintas rutas, gracias a que el uso del automóvil se empezaba a masificar y este medio de transporte permite desplazarse de una manera más rápida y fácil a una mayor distancia. Para 1936 se inició la clasificación con estrellas para los restaurantes.
Bien lo dijo el padre de la economía, Adam Smith: “No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses”, en palabras de llantas y consumo podríamos afirmar que no es por la benevolencia de André Michelin o bien de la llantera, el publicitar los que se presumen pudieran ser los mejores restaurantes para consumir alimentos en sus mesas, sino para usar los vehículos, y así desgastar sus llantas para generar mayor consumo, por supuesto de llantas.
El consumo es el elemento más grande e importante del Producto Interno Bruto de cualquier economía, ya que al final la ciencia económica estudia como satisfacemos nuestras necesidades ilimitadas, de las cuales muchas se satisfacen con el consumo a pesar de que contamos con recursos limitados.
Para dimensionar la importancia del consumo en la economía mundial basta analizar de manera sencilla los datos del 2022, en los cuales se observa que el PIB mundial fue de 101.3 billones de dólares norteamericanos, siendo la cantidad de 55.89 billones por concepto del consumo final de familias y hogares, es decir, que 55.17% de la producción total del mundo fue generada por el consumo, aunque no todo fue en llantas, de laguna manera las estrellas Michelin colaboraron.
Lo interesante de la clasificación Michelin no es en sí el deleite de probar algunos platillos, que por cierto, no necesariamente se sirven en restaurantes lujosos y caros, sino el aumento en el consumo de sus propios productos para así generar más ventas, ingresos y utilidades.
Si me preguntaran ¿qué tienen que ver las estrellas Michelin con la economía?, le respondería que los autos, las autopartes, sus accesorios y demás forman parte del motor de la economía.
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