Arte
Por
Christian García
Publicado el jueves, 3 de abril del 2025 a las 04:14
Saltillo, Coah.- De niña, la poeta Anahí Maya Garvizu recorría la casa de su familia. Un espacio en el que el viento que escurría entre los árboles parecía decirle los secretos de la naturaleza, en el que los animales la observaban para contarle las historias que la tierra guarda, un espacio en el que su familia echó raíces y se convirtió en un miembro más de ese entorno que, ahora, con la distancia del recuerdo, imagina en su libro El Bosque Tiene Oídos, el Campo Tiene Ojos, que ganó el Premio Iberoamericano de Poesía Minerva Margarita Villarreal, otorgado por la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Para la poeta, nacida en Bolivia en 1992, apunta que para crear este libro exploró lo más profundo de su memoria familiar “temas que están en el libro y que siempre llamaron mi atención y mi interés: la memoria, la historia familiar, la infancia y el mundo oral. Y no sólo oral, sino como una experiencia de la infancia en la parte rural de Bolivia”, así el lenguaje coloquial de esa parte del país, la experiencia infantil de descubrir el mundo, y arroparse entre la familia fueron tratadas desde el recuerdo, con una distancia que las convirtió en poesía.
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El libro está hecho de cosas pasadas, porque siento que eran algo que podía manejar mejor, porque tuve mucho tiempo de procesar las historias. Había cosas que sentía que justo eran estas historias orales que pasan de generación en generación, historias de vida que estaban ahí presentes siempre. Entonces quería abordarlas.
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Y justo como las había escuchado de una manera hermosa, un modo único de ser contado con esa oralidad, sentía que estaba muy ligado a lo que hago, a mi oficio poético. Así que intenté traducir eso en textos escritos, porque siento que la parte oral ya estaba así hecha, ya era demasiado hermoso. Y la idea del campo, del bosque, está porque mis abuelos son de la parte selvática de Bolivia, de una parte llamada Chuquisaca, que ha ido convirtiéndose en un paisaje lleno de modernidad. Ahí también está la experiencia del libro”, dijo a Zócalo.
El libro es no sólo en una crónica poética de la infancia de su autora, sino también en un catálogo del folclor y el mito, de la visión de los habitantes de esta área sobre su entorno y el cómo lo viven. Un poemario que permite “al lector reconocerse en el otro gracias a la palabra y a la sensibilidad de su autora, que construye de manera sostenida y con destreza una mirada de su naturaleza particular y su relación con el mundo”.
El Bosque Tiene Oídos, el Campo Tiene Ojos es una especie de metamorfosis representada en animales como insectos, en la flora y la fauna del libro, en sus voces silenciosas que, gracias a la literatura, son protagonistas.
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Quería incluir todas estas historias orales, mitos o leyendas que cada lugar tiene, también esas historias que cada familia resguarda, y esas memorias mías. Siento que, definitivamente, todas esas historias nos cambian y nos influyen mucho, al menos a mí, en el modo de ver la vida, para bien o para mal, porque a veces uno las puede aceptar, y a veces incluso cuestionar, o rechazar, o no creer, o sí creer.
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Siento que influyen en cómo percibimos el mundo, la sociedad, todo. Y también nuestra relación que tenemos con el paisaje, con la naturaleza, o con otros seres, incluso con nuestra familia. Las historias crean una lazo muy fuerte en la familia o la comunidad”.
A LEER:
Libro de poesía
De Anahí Maya Garvizu
UANL, 2025
78 páginas
180 pesos
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