Nacional
Por Grupo Zócalo
Publicado el jueves, 18 de mayo del 2023 a las 15:52
Ciudad de México.- Hubo algo que llamó la atención en la carta escrita por los hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, dada a conocer recientemente: “No elegimos estar donde estamos. Nadie puede elegir su cuna“. Dicen los que saben que las familias de los líderes del narcotráfico alrededor del mundo tienen la oportunidad de elegir si deciden seguir por el camino de sus padres o hacerse uno propio, alejado de la ilegalidad. Hay quienes no alcanzaron siquiera a tener esa oportunidad.
Una de las historias más tristes y trágicas que ha dejado el narcotráfico en México es el asesinato cruel de las tres personas más importantes en la vida de Héctor “El Güero” Palma: su esposa y sus hijos. Ese asesinato marcó un antes y un después en las rivalidades del narco en nuestro país. Romper pactos no es cualquier cosa al interior de estas células criminales.
Al darse cuenta que la sociedad entre Joaquín “El Chapo” Guzmán, y Héctor “El Güero” Palma, comenzaba a rendir frutos y a ser una amenaza no sólo para Miguel Ángel Félix Gallardo, sino también para los Arellano Félix -reconocidos de los más sangrientos en los cárteles de México- comenzó a elaborarse un plan con el que romperían un pacto crucial entre organizaciones delictivas: la no agresión entre familiares en aparente venganza por traición.
Esto lo olvidaron tanto el “Jefe de Jefes” como los Arellano Félix cuando contrataron al venezolano Rafael Clavel Moreno, quien se infiltró en el grupo de trabajo que conformaron Palma y Guzmán, con un solo objetivo: enamorar a Guadalupe Lejía, esposa del “Güero”. Todo iba tan bien que Palma nunca se dio cuenta de la infidelidad de Guadalupe.
El enamoramiento surtió tanto efecto, que la entonces esposa de Héctor Palma presuntamente decidió abandonarlo sin darle aviso, llevándose con ella a sus hijos Héctor y Nataly, de cinco y cuatro años, para mudarse con su amante a San Francisco, en Estados Unidos. Tener una vida feliz y alejada del narcotráfico, claramente no era lo que querían ni Rafael Clavel ni los enemigos del “Güero”. Todo estaba listo para cometer el crimen.
Ya estando en San Francisco, Clavel asesinó a Guadalupe y no conforme con haberle quitado la vida, la decapitó, para colocar posteriormente su cabeza en una caja que tenía como destino las manos de Héctor “El Güero” Palma. La escena es considerada una de las más brutales en la historia del narcotráfico en México.
Esto, sin embargo, no era todo lo que tendría que sufrir el socio de Joaquín Guzmán. Los Arellano Félix y Miguel Ángel Félix Gallardo ordenaron al venezolano que trasladara a los pequeños hijos del “Güero” a su país y que ahí los asesinara. Objetivo cumplido.
Una semana después del asesinato de Guadalupe, Héctor Palma recibió un video protagonizado por sus pequeños hijos, al momento de ser lanzados en el puente de La Concordia, en Venezuela.
Palma no cesó en sus ataques, al contrario, los intensificó en compañía de Guzmán Loera. Se dice que en el mausoleo en el que se recuerda a su familia, gastó poco más de 420 mil dólares y lo construyó al interior del panteón Jardines del Humaya, en Culiacán.
Sin duda, este crimen provocó que Héctor “El Güero” Palma, cuyo nombre es de nuevo tendencia luego que la Fiscalía General de la República ejecutara una orden de aprehensión en su contra esta semana, por su presunta responsabilidad en el delito de homicidio calificado, acumulara rencor y enojo a lo largo de los años, descargado en una serie de masacres en contra de aquellos que cometieron este histórico asesinato.
Con información de La Razón
Notas Relacionadas
Más sobre esta sección Más en Nacional
Hace 4 horas
Hace 4 horas
Hace 4 horas
Hace 5 horas
Hace 5 horas
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 7 horas
Hace 7 horas
Hace 7 horas
Hace 7 horas
Hace 8 horas