Resulta pertinente recordar que la historia de los partidos políticos está ligada a la idea de la democracia, del sufragio y de la participación ciudadana en la toma de decisiones, de tal manera que han pasado a desempeñar una función de importancia considerable en la legitimación del sistema político.
A los partidos se les atribuye la responsabilidad de la construcción de un electorado que se involucre en la cosa pública, de la solución pacífica de los conflictos políticos, de la elaboración de programas de acción política y de socialización.
Dentro de la estructura formal mexicana se ha insistido en mantener la existencia de un sistema de partidos que intervenga en el proceso político, como factor de estabilización y legitimación del sistema.
Las peculiaridades que presenta el sistema mexicano de partidos esta determinadas por la naturaleza del propio sistema político y por su objetivo de mantener una estructura formal de competencia política.
Por ello, en tiempos turbulentos como los que vivimos hoy en México, el concepto de “resistencia democrática” llega como anillo al dedo, y es que todo el conjunto de fuerzas políticamente organizadas y encabezadas por Acción Nacional, que buscan reivindicar la estabilización y legitimación del sistema, así como las causas de aquellos ciudadanos que no simpatizan con la secta obradorista, cae en la bolsa de esa resistencia que enarbola las acciones defensoras de nuestro país.
Todo lo anterior, por supuesto, siempre dentro de los límites del marco jurídico, ya que esta causa acepta las reglas y/o leyes establecidas del tablero político, esta resistencia jamas desafía su funcionamiento ni las bases constitucionales del sistema. Tácita y explícitamente tiene por objetivo contribuir a su estabilidad y legitimación.
El Partido Acción Nacional –que surgió en 1939 como una respuesta a las políticas socialistas de Lázaro Cárdenas respecto a la educación y a la economía en general– 83 años después con Lopez Obrador en el poder, vuelve a recurrir a sus principios doctrinarios mas esenciales para poder combatir el actual régimen autoritario y extremista.
Sin embargo, la tarea esta plagada de retos, las repetidas victorias electorales de Morena durante los últimos cuatro años han obstruido el fortalecimiento del régimen democrático y han provocado una desafección a su respecto por parte de sus afines.
Para Acción Nacional los males que hoy aquejan al país son producto del Gobierno extremista de Lopez Obrador que no ha querido interpretar y modificar incorrectamente la letra constitucional.
El desafío es mayúsculo; pero lo es también todo lo que está en juego. Por ello las resistencias comenzaron a cobrar impulso desde, prácticamente el día en que el Gobierno de Lopez entró en funciones.
Así, a medida que desciende la aprobación al Gobierno, las acciones de protesta y el descontento se incrementan.
Por ahora, ademas de los partidos políticos de oposición junto a Accion Nacional, los grandes protagonistas en las calles son las mujeres, los miembros de la comunidad educativa, la sociedad civil organizada y los trabajadores, formando todos en su conjunto una verdadera y real “resistencia democrática”.
Gerardo Abraham Aguado Gómez es miembro de Acción Nacional desde 2008. Exdiputado local en la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila.
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