Sabinas, Coah.- “Es bueno dar lo que se tiene y mejor aún dar lo que sé es”.

Era la frase favorita de la profesora María de Jesús Nandín, que con su esposo el profesor Jesús Martínez, fueron los orgullosos padres de una de las poetas más grandes que la ciudad de Sabinas le ha dado al mundo, María del Pilar Martínez Nandín.

La mañana del martes, la profesora Pilar abrió sus puertas a periódico Zócalo, a su lugar favorito en el mundo, su biblioteca personal La casa de la Abuela.

Un recinto de arte, que fue creado en honor a su madre, en la que fuera su casa, cuando llegó a radicar a Ciudad Acuña, a la edad de once años.

La casa de la Abuela está abierta al público con la finalidad de compartir el enorme tesoro literario y artístico que poseen sus cuadros, murales, patios y jardín.

Cada rincón de la casa tiene una memoria y un detalle que la hace especial.

Maestra de lengua y literatura española, jubilada de una exitosa carrera magisterial y con notables aportaciones en importantes periódicos y revistas, la profesora Pilar Martínez Nandín es poseedora del reconocimiento al primer lugar estatal de poesía, otorgado por la academia de cultura del SNTE en Coahuila, en mayo de 1982; del primer lugar estatal en cuento, otorgado por la academia de cultura de la Sección Quinta, en mayo de 1983; el primer lugar nacional de oratoria en el concurso Carmen Serdán, en noviembre de 1986 y el premio nacional de poesía otorgado por Conaculta, en septiembre de 1998.

Sin duda fue en el año 2000, cuando se inmortalizó con su primer libro: Versos con el Alma.

Con el que logró erizar la piel de sus lectores, al plasmar las bellas letras que emanan de su obra poética, llena de sencillez, elegancia y elocuencia.

Y que fue reconocida y varias veces premiada en la Casa de la Cultura de la ciudad de Del Río Texas y otros importantes escenarios de talla internacional.

A versos en el Alma le siguieron: Letras Juzgadas, poema de agua, porque leo escribo y cuentos vividos.

Actualmente trabaja en su obra: La luz en el espejo, en homenaje a Manuel Acuña y en la novela Eva y sus amores fallidos.

Entre sus más atesoradas experiencias, la profesora Pilar recuerda que en uno de sus viajes a Santiago de Chile, en la visita a la casa-museo de Pablo Neruda, la cual tenía una espectacular vista al mar, sus acompañantes le pidieron que declamara, e inspirada por las olas, la poesía fluyó de tal manera que su piel se fundió con las palabras, llenándola de una inexplicable energía.

Cuando terminó su recorrido, ella preguntó qué dónde estaba situada la tumba de Pablo Neruda y una de sus amistades le dijo que exactamente donde estaba declamando.

Como esa, tiene mil historias más, que la convierten en una mujer fascinante, que ha hecho del romanticismo un estilo de vida.