Claudia Sheinbaum sonreía, feliz de que se presentara su estrategia de seguridad. Esta semana, en la conferencia matutina, anunció: “lo primero, que es muy importante, es: no va a regresar la guerra contra el narco, de Calderón”.
Con esa determinación, Omar García Harfuch, quien trabajó en Seguridad Pública con Calderón y luego con Enrique Peña Nieto, explicó la nueva estrategia. Cuando la leí, me pareció que había términos y medidas que había visto antes. Así que analicé la estrategia de Sheinbaum, comparándola con la de Calderón. Encontré similitudes alarmantes.
Las explico. La estrategia de Calderón tenía tres ejes, para “contener y debilitar las organizaciones criminales”, “fortalecer y depurar las instituciones de seguridad e impartición de justicia” y “reconstruir el tejido social”. Ahora, la de Sheinbaum tiene cuatro ejes, similares a los de Calderón, con un agregado para la “coordinación”.
El primer eje de Sheinbaum se llama “atención a las causas” y es similar al tercer eje de Calderón, “la reconstrucción del tejido social”. La estrategia de Calderón ponía “énfasis en las comunidades más susceptibles de ser victimizadas”. La de Sheinbaum dice que atenderá “de manera prioritaria a las familias más vulnerables”, mientras la de Calderón afirmaba que debían “priorizar las acciones preventivas en territorios de alta vulnerabilidad social”.
Con Calderón, formaron coaliciones con actores sociales locales. Ahora, el Gobierno de Sheinbaum dice que enviará a funcionarios “casa por casa en los polígonos de mayor índice delictivo” para ver por qué los niños no van a la escuela, buscar trabajo a los adultos y dar dinero a través de los programas Jóvenes Construyendo y Jóvenes Escribiendo el Futuro. Si bien esta segunda parte difiere de la estrategia de Calderón, la aproximación es similar: hay un vacío estatal y se resuelve con dinero y mayor presencia en las comunidades.
El segundo eje de Sheinbaum es “la consolidación de la Guardia Nacional”. En varios aspectos, es similar al primer eje de Calderón, “fortalecimiento y la depuración de las instituciones de seguridad”. La institución estrella del calderonato era la Policía Federal (PF). Ahora, es la Guardia Nacional (GN). Pero los objetivos son parecidos. Dijo Harfuch que para la GN debían “fortalecer sus capacidades operativas”. En el calderonato, la estrategia buscaba “escalar las capacidades técnicas y operativas” de la PF. En la GN, pretenden garantizar “el desarrollo y profesionalismo”. En la PF buscaban “profesionalizar a sus elementos”.
En el calderonato, promovían la inteligencia y que las instituciones compartieran información. Ahora, el tercer eje de Sheinbaum es el “fortalecimiento de la inteligencia y la investigación”. Con Calderón, crearon “un Sistema Único de Información Criminal” y la División Científica de la PF. Ahora, crearán una Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial.
Con Calderón, hubo “laboratorios forenses basados en las tecnologías más avanzadas”. Ahora, usarán “inteligencia y recursos tecnológicos más avanzados”. En ambos casos, los Gobiernos afirman que se concentran en las zonas con más incidencias de delitos y que habrá más analistas y especialistas técnicos.
Los objetivos principales de Sheinbaum son disminuir homicidios dolosos y delitos de alto impacto. Calderón prometía “disminuir los índices delictivos” y los homicidios dolosos, especialmente en Ciudad Juárez y Acapulco, lo que ahora el gobierno de Sheinbaum llama “zonas de alta incidencia delictiva”.
El actual Gobierno pretende “fortalecer las capacidades de prevención y proximidad social de las policías locales”. El de Calderón buscó “el fortalecimiento y la depuración de los cuerpos de policías locales”. Sheinbaum pretende “mejorar el diálogo con todos los sectores de la sociedad”, mientras el calderonismo buscaba “un diálogo continuo con organizaciones de la sociedad civil”.
Entre ambos planes hay diferencias notables, empezando porque el nuevo gobierno busca contener la violencia y no aumentar el número de enfrentamientos con los criminales. Lo que no es cierto, al menos al comparar los planes, es que estamos ante una estrategia nueva, distinta, alejada por completo de la guerra de Calderón.
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