Espectáculos
Publicado el viernes, 9 de marzo del 2012 a las 16:04
Guadalajara.- ¿Y si fueras una flor, qué flor serías? Le pregunta con mirada sonriente Leonora Carrington a Javier Martín Domínguez, mientras la cámara enfoca el rostro inquisitivo de la pintora británica. Y este juego que practicaban los surrealistas en el siglo 20, le da título al documental que el cineasta realizó sobre una de las artistas más representativas del arte mexicano.
“Si Fuera una Flor: Leonora Carrington y el Juego Surrealista” es el filme que el periodista español realizó durante cuatro años y que se exhibió en la vigésimo séptima edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en la Sección Panorama Internacional.
En forma paralela a la proyección de la cinta, se muestra la exposición “Plástica Fantástica, Imagen de una Artista”, conformada por las litografías creadas por Carrington en torno al dibbuk, el nombre que se le da, en la tradición judía, al alma errante de un difunto que se apodera de un cuerpo viviente para concluir los asuntos que dejó pendientes en vida.
El cineasta recuerda que la idea de realizar este filme surgió cuando leyó “Memorias de Abajo”, un texto en el que Leonora cuenta cómo fue su estancia en el hospital psiquiátrico de Santander. Un día, tomó el teléfono y marcó a la casa de la pintora, quien escuchó interesada su propuesta y aceptó charlar con él. Afortunadamente, “congeniaron” de inmediato.
“Me parece que ella tenía ganas de dejar una memoria visual. Y lo que hacíamos siempre cambiaba, seguíamos el ritmo que ella definía”, comenta en su encuentro con los medios. Y así, entre charlas en el estudio de la artista, en comidas en restaurantes defeños, en los paseos por la colonia Roma, Leonora le fue contando algunas de sus experiencias e inquietudes.
“Las reglas eran impuestas por ella y se tocaron temas de su vida que ella decidió”, aclara. En el filme se ve a una anciana inquisitiva y vivaz, incluso se registra su cumpleaños número 94, que se realizó en el Centro Cultural Estación Indianilla en la Ciudad de México.
Para Martín Domínguez la “lección” de su trabajo es que todos podemos formar una personalidad “a pesar de las dificultades y en un mundo hostil” y es que Leonora sufrió la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil Española, pero su espíritu creativo jamás se amedrentó ante esas vicisitudes. Exiliada en México, país al que adoptó definitivamente, amiga entrañable de Remedios Varo, compañera de Max Ernst, Chiki Weisz y Renato Leduc, la mirada de Leonora se transformó con el paso de los años y las décadas.
“Ella vivió la persecución de unos artistas muy singulares, los surrealistas, que no eran unos artistas, era una forma de ser y ella fue fiel a ella misma”, afirma.
“Lo que parecía extraño de Leonora no era su condición inglesa, ni su pintura, era el halo del surrealismo”, declara Carlos Monsiváis en el documental. Y sobre esta premisa gira gran parte del trabajo del cineasta español que durante de 10 días de caminatas, charlas y recuerdos, consiguió crear un retrato visual de una mujer prolífica en ideas y obras.
“Contar la vida de uno y que parezca natural es una impostura”, declara Carrington con voz traviesa. A casi un año de su fallecimiento, y a través de las imágenes que comparte Martín Domínguez, Leonora sigue siendo esa “suerte de maga, de encantadora, de comadre de Merlín”, como la calificaba Monsiváis.
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