Siempre hubo mujeres que se quejaban de los hombres, pero en épocas pasadas, solo se manifestaban como madres/esposas tóxicas, y como las pocas que se atrevían a divorciarse.
En una cultura judío cristiana, dominante en Occidente, en la que el padre era un ser todopoderoso que actitudes, humillaciones, desprecios, infidelidades y hasta sus flatulencias deberían ser toleradas, la mujer ha tenido que pelear frenéticamente por borrar de la mente del hombre, que las tiene en el solo concepto de un par de nalgas, y una sirvienta para su atención.
Y lo vemos en el deporte, política y hasta el medio artístico, donde, para insulto del feminismo, muchas mujeres se doblegan, volviendo a ese concepto de un par de nalgas.
En todo el siglo 20 y hasta la actualidad, el poderoso ha dispuesto de los cuerpos de las mujeres e hijas de sus gobernados, Mao, ese nefasto y sangriento tirano chino, desvirgaba, cada día, a un virgen menor a los 14 años, y cuenta la historia que una niña que mostró asco por su olor, (olía a chino), la hizo ejecutar.
Stalin, antes de ser importante, ya había violado y preñado a niñas, y ya siendo poderoso, lo siguió haciendo.
Menciono el siglo 20, porque, cuando menos concedemos que los usos y costumbres de otras épocas, dan un poco de tolerancia al tema.
El feminismo se disparó en el mundo gracias a la píldora anticonceptiva, porque antes, no contentas con el abuso, salían embarazadas las mujeres sobajadas.
La historia reciente nos brinda nombres admirables como el de Marie Curie, científica polaca que obtuvo dos premios Nobel, por brillantes descubrimientos, que nunca necesitó consideración por ser mujer, era brillante y superior a los que la rodeaban y punto, y como ella, muchas, pero, muchas mujeres siguen prefiriendo llegar al confort y prosperidad por eso del par de nalgas que menciono.
Ese atavismo de la superioridad de género, se extiende también a la fama, el día que un famoso abusa de una mujer, ella tiene muy pocas probabilidades de obtener justicia.
La mujer se enfrenta a raciocinios baratos que siempre empiezan con que ella lo provocó, y en esos raciocinios se incluye, claro, el vestuario.
El acto sexual es grandioso y todo lo que significa, cuando es un acto consensuado, entre dos personas, y ambas consiguen un pacer buscado.
El que una mujer muestre su cuerpo intencionadamente o no, no significa una autorización a abusar de ella, aparte, ambas partes tienen el derecho a suspender el acto, por cualquier motivo, sin obligación de retribución alguna.
(Existen causales para la suspensión, como tamaños, olores, aspecto, cuestiones morales etc.). Y aunque se sienta feo, la otra parte debe aguantar.
En la actual dictadura ya van varias situaciones que preservan ese concepto del par de nalgas que carga sobre las mujeres, aberrante es, que las legisladoras apoyen esas acciones, en aras del bienestar y futuro personal, aplastando la lucha de su género, rindiendo honor al empleo de meretriz.
Aún así, no deja de divertir, el tono triunfante con el que se comportan, políticas que tienen poder por sacrificar sus cuerpos a gente mas importante, solo para blandir el poder.
El par de nalgas, primero que el deber.
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