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La ironía: salud financiera en territorio de la Megadeuda

Por Luis Carlos Plata

Hace 2 dias

Quién lo diría: tantos años mentando la Megadeuda como la peor de las calamidades que le pudo suceder a Coahuila, y hoy el estado es el segundo del país que reporta mejor ‘salud financiera’ durante 2023, de acuerdo con el INEGI.

El pasado martes la referida institución publicó un documento interesante: la edición de la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI 2023), en colaboración con la CONDUSEF. Se trata de la primera ocasión en que mide, de manera oficial, la propensión al ahorro, deuda, suficiencia de ingresos para cubrir gastos, capacidad de endeudamiento y manejo del presupuesto. Todo ello en torno al manejo y control de las finanzas personales.

En ese contexto, y basados en 10 preguntas, cuyas respuestas fueron utilizadas para crear un Índice Financiero, Coahuila ocupó el segundo lugar nacional en Bienestar (la palabra favorita del sexenio, y la que aportó la clientela de votos el 2 de junio).

A su vez la población de nuestra entidad mayor de 18 años percibe que se requiere un ingreso mensual de 21 mil 900 pesos en promedio, necesario para cubrir sus gastos. Es la tercera valoración más alta, sólo después de Ciudad de México y Nuevo León. Un asunto de perspectiva y aspiración que resulta relevante. Además el 50% tiene algún tipo de ahorro, cifra muy superior a la media nacional.

Como colofón, Coahuila es el cuarto estado del país con menor nivel de estrés asociado a su situación financiera.

¿Qué significa lo anterior?

El impacto de las dificultades económicas, y sus consecuencias fisiológicas (dolores de cabeza, trastornos gastrointestinales o alimenticios y cambios en la presión arterial) psicológicas (ansiedad, tristeza, frustración, falta de sueño e irritación) o sociales (conflictos familiares o problemas en el trabajo).

Las estadísticas anteriores, son consecuentes con la aportación de Coahuila al PIB: séptimo lugar nacional, y segundo del norte de la República, sólo detrás de Nuevo León.

Ahora bien, en el contexto político, dónde está la aportación Federal, específicamente durante el sexenio Morena-4T.

Sin fideicomisos. Con recortes presupuestales. Sin aportaciones extraordinarias ni proyectos específicos de obra pública.

En el otro extremo de la ecuación está la Megadeuda que, durante años, fue tema redituable para el PAN principalmente, quien de 2012 a 2018 (su mejor época de la historia en el plano estatal) logró posiciones políticas con solo alentar (y ni eso, pues mencionar sería un verbo más adecuado) el caso. La crítica machacona y superficial. El dato sobado, aunque poco útil y efectivo, sobre cada nuevo coahuilense que nace debiendo miles de pesos por el hecho de alumbrar en territorio estatal.

Luego irrumpió Morena en el tablero y aunque aplasta en el plano nacional (en contubernio con gobernadores de oposición que le abren la puerta y otros factores ajenos a la competencia electoral), en lo local nunca capitalizó el asunto pese a intentarlo. Cada nuevo proceso electoral, la oposición de Coahuila renovó sus votos con la deshonestidad intelectual y oportunismo que le caracteriza usando el tema de siempre: la deuda estatal. De tanto uso se desgastó.

Mientras eso sucede, iniciamos 2024 endeudados por La Megadeuda de los Morena.

Cuando el régimen populista-militarista tomó el poder la deuda neta de México, es decir, la suma de la interna y la externa, era de 8 billones de pesos. Al cierre de 2022, es decir, luego de cuatro años en la Presidencia de la República, la cifra ascendió a 11 billones.

Naturalmente Gobierno Federal tiene un límite crediticio superior al Gobierno de Coahuila, por tanto la comparación de cifras en sí no es el quid de la cuestión, sino los objetivos y principalmente los resultados.

Ahí es donde no hay transparencia. Ni siquiera existen informes acerca del destino final de los recursos o qué hicieron con ellos pese a que los créditos tenían objetivos específicos. Estamos en penumbras. Todo se reduce a creer y confiar en los buenos propósitos de la ‘transformación’, sin posibilidades de verificar la realidad como debería suceder con cualquier administración pública. Un acto de fe ciega.

Ríos de tinta han corrido acerca del endeudamiento de Coahuila que comenzó en 2009 y -si bien va- terminará en 2043, de acuerdo con la última renegociación -la cuarta- formalizada el pasado 10 de octubre.

Periodísticamente se podría decir que a la fecha todas las aristas del fenómeno han sido desarrolladas en más de una década trascurrida. Desde la contratación con documentos falsos o las fortunas incautadas por el Departamento del Tesoro en Estados Unidos, hasta el papel que juegan los bancos en el negocio.

Actualmente ni es capítulo cerrado ni hay que dar vuelta a la página, sin embargo las circunstancias son otras (y el verdugo está en otra parte) aunque algunos todavía se nieguen a verlas y mucho menos a reconocerlas, pese a que se acumula la evidencia objetiva y empírica.

Al grano: la Ley de Ingresos de la Federación 2024 supuso un endeudamiento sin precedentes en la historia contemporánea de la nación. Un crédito de casi 2 billones de pesos para el ejercicio fiscal actual (un billón 990 mil millones de pesos). Eso significa un aumento del 70% respecto del año anterior, cuando la deuda se contrató entonces por 1 billón 170 mil millones de pesos.

Simplificado a dos cifras pareciese poco y se dice rápido, pero representa 55 veces la deuda de Coahuila.

¿Por qué no es un escándalo?

 

Cortita y al pie

Y aquí viene lo interesante: el dinero no fue destinado a inversiones productivas que posteriormente generen ingresos, como mandata la Constitución en esos casos, sino utilizado para pagar el aumento al doble de las pensiones del Bienestar, ocurrido en 2024. Al gasto corriente, pues.

Por si fuera poco, otro tanto será destinado al ‘servicio de la deuda’ ya existente (particularmente a cubrir las tasas de interés que aumentaron). Es decir, pagarán deuda con deuda.

Luego está lo obvio: si para las dádivas del final de sexenio necesitan recurrir al endeudamiento interno, no es ocioso preguntarse cuánto tiempo más durará ese círculo vicioso hasta que la burbuja reviente debido a la pésima gestión.

 

La última y nos vamos

Y Coahuila, mientras tanto, goza de ‘salud financiera’. La ironía.

 

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