El derecho es una disciplina con gran cobertura e influencia en las diferentes áreas que abarca, a través del conjunto de normas jurídicas que regulan a la conducta de las personas en la sociedad.

Afirmaba el jurista uruguayo, en el décalogo de las y los abogados: “El Derecho se Transforma Constantemente, si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado”.

Según cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad, al concluir la licenciatura en derecho, sólo el 6% del total de los graduados acceden a un posgrado y sólo 4% de ellos lo concluyen.

En un mundo confuso y revuelto por las ideologías que perturban el espíritu de la humanidad, es alentador el mensaje de la especialidad del conocimiento, que entrega la fe en el saber, en una reiteración del conocimiento: los actos académicos de graduación de posgrado.

La Universidad se convierte en conciencia, en medida que asimila los valores de la cultura y los retorna a la sociedad.

La semana pasada más de 40 maestras y maestros en derecho fueron graduados en la Facultad de Jurisprudencia UAdeC, con lo que orgullosamente cumple con su cometido, al ofrecer educación de calidad acorde a los cambios que se han venido suscitando en el ordenamiento jurídico nacional e internacional.

La importancia de estos actos académicos es que las y los graduados encarnan una respuesta concreta y palpable de las casas de estudios a las necesidades y demandas la sociedad.

Las graduaciones son una coronación de esfuerzos individuales y la terminación de un proceso académico, realizado bajo un auténtico signo universitario, valioso porque está actualizado por docentes y estudiantes en el aprendizaje profundo.

Hacer de la Universidad una comunidad cada vez más consciente de la pluralidad de opiniones y del propósito común de las y los universitarios: abrir a todas las corrientes del pensamiento, una actitud crítica y constructiva.

Un país en desarrollo, como el nuestro, demanda de la Universidad la formación jurídica especializada en todos los órdenes de la ciencia.

Hacer realidad el sabio pensamiento de Justo Sierra: “Cuando el joven sea hombre, es preciso que la Universidad lo lance a la lucha por la existencia en un campo social superior, o lo levante a las excelsitudes de la investigación científica, sin olvidar que toda contemplación debe ser un preámbulo de la acción”.

Los conocimientos obtenidos en las instituciones de educación superior, no permanecen válidos en una sociedad que se transforma siempre, la esencia del espíritu humano es ir más allá de sus propias obras, trascenderse a sí mismo y es necesario coronar el aprendizaje con la investigación y con la diligencia constante para descubrir nuevas cosas y especializar profesionales e investigadores en la construcción de líneas de generación y aplicación del conocimiento jurídico y humano, a través de la compresión y el dominio del derecho mexicano e internacional que permitan el desarrollo de las habilidades de interpretación para la solución de los problemas sociales.

Parafraseando a Constantino Vigil: “Cada persona nace delante de un erial y cosecha lo que siembra, cada persona crea su propio mundo. Cada día es el padre de los días que siguen. Nuestro destino es avanzar, llenar y sembrar, porque los días de la existencia están contados; no sabemos cuántos son, sólo sabemos que están vacíos y hemos de llenarlos”.

No podemos detenernos, tenemos que elegir nuestro cada paso, cada afirmación y cada decisión porque cada paso es la causa creadora de lo que hemos de ser.

Sólo con ideas y con valor, es factible encontrar en la oportunidad, los propios sueños: Más competitividad de las y los profesionistas y progreso en los trabajos y resultados.