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Por Zócalo
Publicado el viernes, 3 de septiembre del 2021 a las 13:04
Ciudad de Mexico.- Cheyli corre por el lado derecho del campo. Es el minuto 5 del primer tiempo. Un desborde acerca a los Lobos BUAP a la portería y luego un rebote deja el balón botando, cerca del manchón de penalti. Cheyli tiene el arco de frente. Patea a un costado de la portera y lo logra. ¡Es gol! El 1-0 que ayudó a la victoria de su equipo .
Esa anotación fue en 2018, en el estadio de Cruz Azul Hidalgo, cuando tenía 21 años. Uno de sus momentos más felices en el futbol. Su primer gol como jugadora profesional en México, después de hacer sacrificios y superar escollos, no solo deportivos, también personales.
Cheyli es originaria del municipio de San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca. Ella cuenta que comenzó a jugar futbol con hombres porque de niña no muchas mujeres se atrevían a hacerlo. Después, al crecer el futbol femenil en el mundo, llegó la oportunidad de ser jugadora profesional en México. Un sueño cumplido, dedicarse al deporte que ama.
Pero pronto encontró dificultades. No solo debía dedicarse a mejorar su habilidad como jugadora. Se topó con la desigualdad, el machismo, un bajo salario y ahora la incertidumbre de quedarse sin equipo.
Al iniciar un nuevo torneo, ella y otras tres jugadoras de la Liga MX Femenil —algunas de forma anónima, por temor a represalias—, accedieron a contar a Animal Político las principales dificultades, carencias e injusticias que han enfrentado como mujeres y futbolistas profesionales, en un deporte que siempre ha sido dominado por hombres.
El presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, también explicó en entrevista los retos y avances que a su parecer ha tenido la liga profesional femenil, a tres años de su formación, y en un contexto en que las mujeres en México han salido a las calles para reclamar un alto a la violencia, acoso y desigualdad en su contra.
Mala logística y sin bonos
Cheyli se mudó a Puebla hace más de cuatro años para estudiar la carrera de Fisioterapia. Allí encontró la oportunidad de integrarse al equipo femenil de los Lobos BUAP.
En julio de 2018 la mediocampista debutó profesionalmente, pero casi un año después su equipo fue vendido, por lo que tuvo que buscar un nuevo club.
Encontró una oportunidad con las Tiburonas del Veracruz, donde solo jugó un semestre debido a que el equipo jarocho fue desafiliado, por problemas de adeudos.
El torneo pasado, el entonces capitán de los Tiburones, Carlos Salcido, reveló que las jugadoras del equipo femenil no tenían siquiera agua para hidratarse durante los entrenamientos, ni un nutriólogo que las ayudara con su alimentación.
Cheyli confirmó las malas condiciones y que la logística para las jugadoras en Veracruz nunca fue una prioridad. A falta de canchas para entrenamiento propias, ellas tenían que utilizar las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento de la Federación Mexicana de Futbol (CAR) en Veracruz.
“
Todo lo que dijo Carlos (Salcido) es una realidad. Había momentos que no nos llegaba la hidratación y nos avisaban que nosotras teníamos que llevar nuestra propia agua (…) al entrenar no teníamos un lugar dónde cambiarnos porque en el CAR solo tenían baños generales, pero no vestidores para nosotras, por lo que terminábamos la práctica y era todo el tiempo que podíamos estar ahí”, relata.
El caso de Veracruz no fue aislado. El torneo pasado también salió a la luz que las jugadoras de Centellas del Necaxa tuvieron que viajar durante 10 horas en autobús de Aguascalientes a la Ciudad de México y jugar contra América una hora después de llegar, porque su directiva no quiso pagar avión u hospedaje en la capital.
Cheyli cuenta que con Veracruz el único viaje que hicieron en avión fue a Tijuana, para enfrentar a las Xolas, y todos los demás fueron en autobús, a pesar de las largas distancias a diferentes estados.
El tema de los viajes no es el único donde jugadoras reclaman malas condiciones, también hablan de desigualdad en los bonos que mujeres y hombres reciben de los clubes por obtener buenos resultados deportivos —en el torneo que recién terminó, hubo polémica porque jugadoras de Rayadas presuntamente no recibieron los bonos prometidos y solo les dieron iPads por ser campeonas, a diferencia de los hombres cuando fueron campeones— y por supuesto en los salarios, un tema clave.
Una jugadora de un equipo de la capital del país, que prefirió no dar su nombre, contó que su conjunto ha llegado por lo menos dos veces a la liguilla desde que ella está en sus filas, y la directiva no les ha dado bonificación alguna, como la que le prometen a los hombres.
Ana Paola López, jugadora del Pachuca, lamenta que las mujeres no puedan obtener los mismos premios.
La delantera considera que una razón que propicia la desigualdad en este rubro es que las jugadoras desconocen qué pueden pedir en sus contratos, debido a que sus sueldos todavía no les permiten tener un representante o asesoría legal.
Los hombres, agrega, siempre pagan por asesoría legal y por esta razón “ellos pueden ganar bonos hasta por respirar”.
La delantera asegura que en las cuatro liguillas a las que han accedido las Tuzas, incluso una llegando a la final contra Chivas, no han recibido bono, mientras que los hombres en ese mismo lapso solo entraron una vez a liguilla “y sabemos que sí les dieron bono”.
Sobre este tema la directora deportiva de Chivas femenil, Nelly Simón, dijo que está al tanto de que no todos los equipos pagan avión a sus jugadoras, les dan un autobús propio y cancha de entrenamiento, como en Chivas. Considera que cada club va a una velocidad distinta, dependiendo su capacidades económicas, y confía en el compromiso de las directivas para lograr, en la medida de sus posibilidades, una equidad de género entre hombres y mujeres.
Marion Reimers, comentarista y periodista deportiva, difiere de esta posición. Considera que sí hay dinero disponible, lo que falta es disposición. “No creo que sea un tema de recursos, ya que hasta Veracruz tuvo para pagar una deuda de 120 millones de pesos para permanecer en la Liga (ese pago la realizó en mayo de 2019) pero no para invertir en las chavas”.
La brecha salarial
En 2017 el sitio Sportingintelligence publicó el estudio Global Sports Salaries Survey, en el que realizó un análisis comparativo entre los salarios de las y los futbolistas en diversas ligas del mundo.
Según dicho listado, la liga de futbol femenil mejor pagada es la D1 Feminine, de Francia, donde cada jugadora percibe 49 mil 782 dólares anuales, lo equivalente a unos 936 mil pesos, es decir, casi 78 mil pesos al mes.
Son las mejor pagadas, aunque hay una gran brecha con los hombres de la liga en Francia. El sueldo promedio de los hombres por cada torneo (las cifras en el caso de los hombres son por torneo o por temporada, no de ganancias anuales) es de un millón 227 mil dólares. Es decir, ellas ganan en un año apenas el 4% de lo que reciben ellos.
En el caso de la Frauen-Bundesliga, de Alemania, el sueldo promedio anual de cada jugadora es de 43 mil 730 dólares, equivalentes a unos 822 mil pesos, más de 68 mil pesos mensuales. Los jugadores hombres de la Bundesliga perciben un millón 631 mil dólares por torneo jugado. Ellas ganan apenas el 2.38% de esa cantidad.
Respecto a la Liga estadounidense, la NWSL, las jugadoras tienen ingresos anuales promedio de 27 mil 54 dólares, unos 42 mil 409 pesos mensuales.
Los jugadores hombres de EU tienen un ingreso promedio, por torneo jugado, de 327 mil dólares, situación que ha provocado que, en los últimos años, las jugadoras estadounidenses se unan para exigir mejores condiciones.
En el caso de la Liga MX femenil, según el mismo estudio, el sueldo promedio mensual de las jugadoras es de 3 mil 420 pesos, apenas el 0.63% de lo que ganan los hombres.
En la Primera División de México, el sueldo mensual promedio para ellos ronda los 540 mil 456.50 pesos, y los que menos ganan perciben como mínimo 25 mil pesos mensuales.
Entre los jugadores mejor pagados de la Liga MX, según el sitio Transfermarkt, están el delantero francés de Tigres, André Pierre Gignac, y el portero mexicano del América, Guillermo Ochoa, quienes tienen un sueldo aproximado de 5 y 4.5 millones de dólares anuales, respectivamente. Es decir, al año reciben alrededor de 94 millones de pesos y al mes casi 8 millones de pesos.
No solo hay brecha en los sueldos de hombres y mujeres, si no que ellas, las jugadoras profesionales en México, tienen un ingreso promedio inferior al Salario Mínimo que es de 3 mil 696 pesos mensuales (123.22 pesos diarios).
De las 12 ligas femeniles profesionales (de diversos deportes) analizadas en el estudio Global Sports Salaries Survey, la Liga MX Femenil ocupó el último lugar por los bajos sueldos de las jugadoras.
En sus declaraciones sobre las condiciones laborales del equipo femenil, el excapitán jarocho, Carlos Salcido, reveló que además de las precariedades todas las jugadoras del primer equipo percibían un sueldo mensual de 3 mil 700 pesos.
La cantidad fue confirmada por Cheyli, quien además añade que sus contratos solo estipulaban el salario, “no había otro tipo de prestaciones, solo contábamos con el seguro médico de la Federación”.
Con este sueldo, ella y sus compañeras tenían que cubrir todos sus gastos, incluyendo renta y comidas, porque el club tampoco les brindaba eso.
“Es muy complicado, teníamos que recibir ayuda de nuestras familias, ya que los horarios de entrenamientos también nos impedían trabajar en algún otro lado”, platica la jugadora. En este sentido, otras dos futbolistas entrevistadas señalaron que es casi misión imposible estudiar y dedicarse al futbol profesional, debido al tiempo y las exigencias de las dos actividades, por lo que deben optar por una de ellas.
De acuerdo con un par de testimonios recabados, hay algunos clubes en los que las jugadoras ganan a partir de 2 mil pesos mensuales, como mínimo.
“Acá se manejan tres sueldos que no alcanzan para sobrevivir ni obtener cosas básicas, el primero de 2 mil pesos, el segundo de entre 8 mil y 9 mil, y el último, que solo lo ganan tres jugadoras, es de entre 17 y 20 mil pesos”, dijo una jugadora de un Club del centro del país.
Quienes tienen el sueldo más bajo, dice, son las jóvenes que suben de la división Sub-17 al primer equipo, mientras que las que ganan más son las que tienen más minutos y más tiempo en la institución.
Ana Paola López, delantera del club Pachuca, comenta que el rango de los sueldos y las condiciones laborales cambian mucho, entre un club y otro. La directiva de Pachuca, dijo, ofrece mejores salarios que hace tres años, brinda casa club a las jugadoras y tienen su propia cancha de entrenamiento, entre otras mejoras.
Sin embargo, “hay mucha disparidad en los sueldos de la femenil, la diferencia es notable entre unos equipos y otros, el rango de los sueldos va desde los 2 mil pesos hasta 40 mil, sin mencionar los casos en los que ni siquiera se les paga, como en Veracruz”, señala Ana.
Geo González, comentarista de la cadena TUDN, dice en entrevista que el debate debe centrarse, en un inicio, en exigir que las jugadoras obtengan ingresos que les permitan vivir de forma digna por su actividad profesional.
El presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, dijo que el tema de los salarios depende 100% de los clubes y sus directivas, y negó que haya un tope salarial impuesto por la liga.
“Hoy los clubes están apostando por el desarrollo de las jugadoras y poder dar a conocer entre la afición su calidad, pero todo es un proceso, los jugadores varoniles no cobran ahora lo que cobraban hace años”, argumenta.
Al ser cuestionado sobre la brecha con el sueldo de los hombres, el presidente de la Liga MX prefiere no opinar, porque “no tengo la información completa de lo que sucede en cada club”.
La periodista Marion Reimers plantea que para que los clubes puedan mejorar las condiciones laborales y salariales de las jugadoras, primero debe haber un verdadero interés por invertir en los equipos femeniles, porque la industria del futbol en México genera suficientes recursos para hacerlo.
“Tú le puedes pagar 2 mil 500 pesos a las jugadoras, pero si les ofreces casa club, transporte, alimentación, nutriólogo, un preparador físico especializado en futbol femenil y asistencia para trasladarse dentro de la ciudad, aunque tendrían un sueldo bajo, todo lo demás estaría cubierto, y entonces a la larga tú contarías con una futbolista profesional que podría fichar en Estados Unidos”, dice Reimers.
La periodista resalta la inversión y el trabajo que sí se está haciendo en algunos equipos para profesionalizar a las jugadoras, como Pachuca, Chivas, Xolos, Monterrey y Tigres.
Por otro lado, concuerda con Bonilla en el hecho de que la Liga Femenil, en específico, debe ir creciendo poco a poco, sobre todo en el tema industria, para capitalizar el interés que ha generado, mismo que se ha comprobado en las grandes entradas registradas en diversos estadios.
“Varios equipos no se animan a invertir (en el futbol femenil) por machismo”, acusa.
Respecto a los salarios y las condiciones desiguales de bonos y traslados, entre otros, Reimers critica que a las mujeres se les inculque “un falso entendimiento de la humildad, en el que muchos dueños creen que por el simple hecho de jugar futbol ya deberían estar agradecidas”.
La periodista destaca la importancia de que todas las jugadoras se den cuenta que merecen tener buenos contratos, buenas canchas y buenas condiciones laborales.
“No es posible que ellas, que lo están haciendo bien y por amor al deporte, ganen tan poco. No tienen por qué ganarse un lugar ni el respeto de nadie, ese tiene que estar de inicio, el respeto es intrínseco, las mujeres tenemos derecho a jugar futbol bajo las mismas condiciones y punto”.
La brecha salarial por género en el futbol profesional es un tema internacional que se vio reflejado en el último Mundial femenil ganado por Estados Unidos. En dicho certamen, la FIFA entregó un premio de 30 millones de dólares para el equipo campeón, mismo que para la categoría varonil fue de 400 millones de dólares.
Ante la diferencia tan evidente, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, prometió duplicar el premio para el próximo mundial femenil, en 2023. Pero incluso esa cantidad seguiría siendo muy inferior. La gran brecha persistiría.
Solo 4 entrenadoras
Actualmente la Liga MX femenil se conforma de 18 equipos, de los cuales solo 4 son dirigidos por mujeres: Pumas (Ileana Dávila), Pachuca (Eva Espejo), Necaxa (Fabiola Vargas) y Tijuana (Carla Rossi).
El resto son dirigidos por hombres, aunque algunos clubes también cuentan con asistentes técnicas, preparadoras físicas, doctoras, kiniesiólogas o terapistas en sus equipos de trabajo. El número de integrantes de un cuerpo técnico, desde el entrenador o entrenadora y hasta los utileros, varía en cada equipo.
A nivel directivo solo Guadalajara y América han colocado a mujeres como directoras deportivas. En el resto de los clubes, las decisiones se toman desde la directiva del equipo varonil.
En mayo de 2019 Chivas nombró a Nelly Simón como directora deportiva, mientras que América contrató apenas hace unas semanas a Claudia Carrión para ocupar el mismo puesto. Antes de llegar al América, Claudia se desempeñaba como secretaria técnica de Pachuca femenil.
“Esta diferencia es por la brecha de género que hay en la Liga, porque sí hay muchas entrenadoras esperando una oportunidad”, opina Ana Paola López, aunque también acepta que como jugadoras siempre van a preferir la preparación que tenga el entrenador o entrenadora, más allá del género.
Este punto es apoyado por Marion Reimers, quien además agrega que debería ser requisito indispensable que el técnico o técnica tenga una especialización en futbol femenil.
Marion, quien ya tiene un título como directora técnica por la Federación Mexicana de Futbol, lamenta que en los contenidos que se abordan durante la carrera no haya una especialización en futbol femenil a pesar de que ya se cuenta con una liga profesional.
“Es importante porque hay muchas cosas que deben ser distintas, como la preparación y cuidado físico. Por ejemplo, estudios que se han hecho demuestran una correlación entre los ciclos menstruales y hormonales con las lesiones de ligamentos de las rodillas, entonces, si tú como preparador físico no sabes esto y sobrecargas de trabajo a la jugadora le puedes provocar un daño importante”, señala Reimers.
La directora deportiva de Chivas femenil, Nelly Simón, opina en entrevista que la falta de mujeres en puestos técnicos y directivos se debe a un tema de capacidad, y no de género.
“El único tema aquí, desde mi punto de vista como mujer, es que quizá las chavas tienen más confianza de acercarse y contarme cosas extra cancha, y de saber que voy a entenderlas (…) esto sí es un plus, pero insisto, no creo que sea un tema de género sino de capacidad, y aprovechar las oportunidades”.
La inferioridad en el número de entrenadoras con relación a los hombres también se vio reflejada en el Mundial femenil celebrado entre junio y julio de 2019 en Francia.
De los 24 equipos participantes solo 8 fueron dirigidos por mujeres: Estados Unidos (Jill Ellis); Escocia (Shelley Kerr); Alemania (Martina Voss-Tecklenburg); Francia (Corinne Diacre); Italia (Milena Bertolini); Japón (Asako Takakura); Holanda (Sarina Wiegman), y Sudáfrica (Desiree Ellis).
La final de este Mundial se jugó entre Estados Unidos y Holanda, ambos dirigidos por mujeres, resultado ganadoras las jugadoras de la selección norteamericana.
No piden lujos ni excesos, solo lo justo
Ante este panorama, las jugadoras en México solo piden que se valore su trabajo y se les ofrezcan condiciones laborales más equitativas, en relación con los hombres.
Cheyli rentaba una casa compartida con otras jugadoras en Veracruz y entre todas pagaban la renta y los servicios. Apenas si podían cubrir comidas y tener algo para pagar sus pasajes. Siempre necesitaron apoyo de sus familiares. Los 3,700 pesos no eran suficientes.
Ella incluso decidió hacer una pausa en sus estudios; o jugaba o estudiaba, y prefirió el balón y un futuro incierto, con tal de poder desarrollarse como profesional en el deporte.
Ana Paola también ha tenido que batallar para crecer. Con 23 años debutó en Pumas en 2017, y dos años después dejó a las universitarias para jugar con Pachuca, donde le ofrecieron un mejor sueldo, además de tener la oportunidad de crecer profesionalmente.
Sin embargo, Ana no lo tiene todo ganado. Aunque se siente afortunada por estar en un club que sí invierte en el equipo femenil, trabaja en sus horas libres para tener ingresos mensuales que le permitan tener una buena calidad de vida.
Al igual que Cheyli, pide a la afición que apoyen a los equipos femeniles y que vean los partidos, para que los directivos invierten más en ellas, y tengan más difusión, ya que ahora solo pocos equipos son transmitidos por televisión, y por canales de paga, además de que los horarios de sus partidos siempre están supeditados a los de los hombres. Ellos tienen prioridad.
Por su parte, Marion Reimers confía en que tarde o temprano la Liga femenil crecerá y se conseguirán mejores condiciones para las jugadoras, aunque aún falta un largo trecho.
“Todo esto solo es un megáfono de lo que está pasando en México, de que las mujeres estamos pegando fuerte, estamos creciendo. Las chavas lo están haciendo bien y la están rompiendo, a pesar de vivir un montón de opresiones y discriminaciones”.
Aunque no es una carencia que solo exista en la Liga MX Femenil, ya que ocurre en otros ámbitos profesionales, también está pendiente el que la Liga cuente con protocolos específicos en todos los equipos para que, si se presenta un hecho de este tipo, mujeres puedan denunciar acoso o agresión sexual, sin temor a represalias. Y también para los casos en que una jugadora esté embarazada, a fin de que cuente con respaldo y se respeten sus derechos laborales.
“Se habla muy poco de esto, son temas que las directivas tratan de evitar (…) en caso de embarazo no hay algo establecido pero sé que se apoya a la jugadora y puede regresar una vez que haya tenido a su hijo o hija”, comenta una jugadora de Pumas.
En el caso de Pachuca, Ana Paola López detalla que la entrenadora Eva Espejo logró crear, con el aval del director deportivo, Marco Garcés, un protocolo interno “para tratar y cuidar a jugadoras que se lleguen a embarazar, con el fin de que no le pongan fin a su carrera futbolística, y que cuenten con el apoyo del club durante el embarazo para poder regresar a jugar después del parto”.
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