Cada inicio de año nuevo las personas nos proponemos una serie de deseos, los más comunes son ir con la nutrióloga para realizar una buena dieta; hacer ejercicio ir al gimnasio, hacer yoga, pilates, nadar etc.; pagar las deudas, comprar cosas que se necesitan, ver con más frecuencia a la familia, viajar, ahorrar, todos coincidimos con uno: tener salud. En fin, concluir los proyectos que se dejaron inconclusos y así la lista crece y crece, la guardamos en el cajón del buró y nunca la volvemos a leer, lo que implica que nuestros deseos no se cumplan. Si no me cree querido lector, recuerde algunos de sus propósitos del año pasado, si usted hizo el 80% ¡lo felicito! y si no le recomiendo que revise a conciencia cómo anda su fuerza de voluntad.

Algunos filósofos se dieron a la tarea de estudiar el tema de la voluntad, que está presente en el mundo de los sentidos: como Baruch de Spinoza (1632-1677) hace referencia a que la voluntad es el esfuerzo por perseverar en el ser: “Se dice que el accionar humano depende de la voluntad, pero son palabras huecas ya que todos ignoran qué es la voluntad y de qué modo esta puede mover al cuerpo”.  Immanuel Kant (1724-1804), afirma que la voluntad siempre quiere hacer el bien, una buena voluntad es aquella que obra no solo conforme al deber, sino por respeto al deber mismo. Kant ve la diferencia entre acciones realizadas de acuerdo con el deber (acciones legales) y acciones que además están realizadas por respeto a la ley (acciones morales). Para Arthur Schopenhauer (1788-1860) es un substrato substancial que está presente en la naturaleza, y también en la conducta racional del ser humano, la actividad de la voluntad solo puede ser llevada a un fin a través de una actitud de renuncia, en la que la razón gobierne la voluntad hasta el punto que cese de esforzarse. Debemos tener presente y fomentar nuestra fuerza de voluntad para nuestro bien.

Actualmente encontramos algunos estudios realizados por la American Psychology Association sus investigadores interesados en este tema, hallaron que las personas en su mayoría fracasan al alcanzar sus metas, un promedio considerable respondió que se debe a la falta de voluntad, creen que sus vidas podrían mejorar si les hubieran enseñado de pequeños a desarrollar la fuerza de voluntad. Es interesante observar que la fuerza de voluntad se le puede interpretar como: audacia, esfuerzo, resistencia, motivación, valor, autodisciplina, autocontrol entre otras, sin embargo, al buscar definiciones científicas de la fuerza de voluntad, encontramos varias como: La habilidad de demorar la satisfacción, resistiendo las tentaciones a corto plazo para conseguir un objetivo a largo plazo. Otra de ellas dice que es la capacidad de resistir ante un pensamiento, sentimiento o impulso no deseado. Finalmente se dice que es la regulación consciente y con esfuerzo de uno mismo por uno mismo.

La interpretación de este concepto que da la American Psychology Association me parece interesante, define la fuerza de voluntad como la habilidad de poner en marcha un comportamiento “frío” basado en el sistema cognitivo antes que un “caliente” basado en un sistema emocional. El comportamiento frío hace referencia a la naturaleza del sistema cognitivo: un sistema reflexivo e intelectual que incorpora el conocimiento sobre sensaciones, sentimientos, acciones y objetivos (te recuerda qué no debes hacer). El sistema caliente es impulsivo y emocional. Es responsable de la respuesta rápida y refleja ante determinados estímulos (te dice hazlo).  La fuerza de voluntad fracasa debido al estímulo “caliente” que lamentablemente rebasa al sistema “frío” de meditación, cálculo, reflexión, empujándonos a acciones impulsivas.

Si quiere usted desarrollar la habilidad del sentido común, es necesario que se encuentre en estado frío, para lograrlo se recomienda ejercitarse diariamente hasta que logre hacerlo un hábito en su vida, de ahí que nos preguntemos ¿cómo evitar la tentación de mandar al diablo la fuerza de voluntad? Algunas ideas para llevarlo a cabo es plantear una meta, para ello querido lector es necesario tener clara la idea de lo que deseamos, por ejemplo, ponerse a dieta, primero se recomienda que lea y vea todo lo que implica comer en abundancia, desordenadamente, alimentos y bebidas que dañan la salud por su alto contenido en azúcares o grasas. Lleve un registro de los momentos en que tiene la tentación de ingerir estos alimentos. Focalice las consecuencias de flaquear (por ejemplo, lleve en consigo una fotografía donde se vea obeso o colóquela en el refrigerador). Permítase un descanso a su fuerza de voluntad por ejemplo una vez a la semana y en pequeñas cantidades coma lo que no está permitido. Es importante reconocer que al principio será complicado e incómodo porque debe entrenar a su mente a dejar los hábitos que dañan su cuerpo. Pero después tendrá su recompensa, al ir a compras la ropa que siempre deseo le quedará perfecta, eso le provocará una gran satisfacción y orgullo.

Le puedo decir que la voluntad es la capacidad que tenemos las personas de poder decidir y organizar nuestra conducta, es lograr la autonomía, las cosas que realizamos con voluntad son aquellas que hacemos con plena intención a pesar de las circunstancias, es la habilidad de conservar siempre la conducta deseada e insistir hasta lograr lo que nos hemos propuesto. Lo invito querido lector a ser tenaz, determinante, ser firme, no titubear.  Y le aseguro que tendrá un cambio de vida, vivirá tranquilo. Finalizo compartiendo mi deseo de Año Nuevo: que también nuestros políticos tengan voluntad política para resolver y no crear problemas en la sociedad ¿Cómo ve, estimado lector?