Saltillo, Coah.- Llegar a los 60 años, terminar con la vida laboral, disfrutar de la familia, contar con salud, bonanza e independencia, es el sueño de muchos adultos mayores, sin embargo, la realidad que viven actualmente es muy diferente a raíz de diversas problemáticas.

Este grupo de la población se enfrenta a situaciones de rechazo, exclusión,  discriminación y abandono, además de que sus principales padecimientos representan un reto de atención para el sector salud con enfermedades como diabetes, hipertensión y cáncer.

En el marco del Día del Adulto Mayor celebrado el 28 de agosto, se retrata la realidad que viven algunas personas de la llamada “edad dorada”.

Programas de ayuda

La Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) describe que en México las principales problemáticas a las que actualmente se enfrentan los adultos mayores, son el hecho de que su pensión no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas, hay falta de oportunidades para encontrar trabajo y un porcentaje importante carece de pensión o jubilación.

Pensión para Adultos Mayores

En Coahuila, a través de la Secretaría de Bienestar, se da apoyo a 300 mil personas a través de la Pensión para Adultos Mayores a partir de los 65 años en adelante, quienes reciben por bimestre 6 mil pesos, mientras que el DIF estatal cuenta con el programa Adultos Mayores en Abandono (AMA) a través del cual apoyan con despensas, aparatos funcionales, medicamentos y ayuda sicológica, abarcando a más de 2 mil 678 beneficiarios mayores de 60 años.

Alejandro Cepeda Valdés, director general del DIF Coahuila, explicó que ante el incremento de los casos de adultos mayores que han encontrado en situación de abandono, vulnerabilidad o pobreza extrema, se busca aumentar este padrón de ayuda.

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Es importante aclarar que no todos están en una situación completa de abandono, sino que los hijos o los seres queridos o red de apoyo, por circunstancias ajenas a su deseo, a su voluntad, tienen que tener una vida laboral activa o no les permite su planeación, su rutina familiar estar 100% a cargo o al pendiente de los adultos mayores”, refirió.

Alimentos y necesidades

Otras de las atenciones que abarca el programa AMA, es entrega de alimentos calientes, cobijas, suplementos alimenticios y accesibilidad de atención a la salud, además, apoyan con otros servicios como asesoría y canalización a través de convenios con dependencias de Gobierno.

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La mayor parte de nuestros beneficiarios tienen todavía un estilo de vida activo, que les permite también generar un ingreso económico familiar para ellos o parte de la pareja, porque muchos todavía viven en pareja, entonces, sí es una situación que también se tiene que revisar y por otro lado, también, verificar todo el entorno, entonces, si tienen la facilidad de todavía ser activos se les proporciona también acceso a otros programas que tenemos, como empacadores voluntarios en los supermercados, o a través de nuestros comedores”, detalló Cepeda Valdés.

Adultos en abandono

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Otra cuestión es cuando ya el adulto mayor tiene una discapacidad que le imposibilita moverse o ser autosuficiente y ahí también nosotros como DIF, tenemos convenios con casas de reposo, con asilos, que también nos dan la facilidad de canalizar a los casos más sensibles, que tienen una mayor carencia”.

Una de estas instituciones es el asilo Casa el Buen Samaritano, en Saltillo, donde actualmente se atiende a 47 adultos mayores de 60 años que por abandono familiar, abandono social o falta de seguridad, fueron admitidos para pasar los años que les resten de vida.

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Abandono social, pues son estas personas que aun cuando tienen familia no cuentan con las condiciones necesarias de vida digna para las personas adultas mayores; abandono familiar son las personas que no tenemos conocimiento de algún nexo familiar, que pudiera tener la responsabilidad o tutela de las personas adultas mayores y que no pueden valerse por sí mismas, que no cuentan con esta autonomía, ya sea por temas de movilidad o por temas financieros o de condición económica, condición de salud que no pueden estar solos, eso sería el abandono familiar; y condiciones de vulnerabilidad que no tienen seguridad social, que no cuentan con un patrimonio y que no cuentan con el acceso a la nutrición y a la salud para tener estas condiciones de vida dignas”, precisó Alondra Mata Loyola, directora de Cáritas de Saltillo.

Son un ejemplo

María del Refugio Hernández Coronado y Ezequiel Lara Fuentes, son un ejemplo de las cifras de adultos mayores que al llegar a su vejez no cuentan con una vida digna y que por necesidad, tienen que salir diariamente a las calles a trabajar, ya que no cuentan con pensión, o bien, el dinero que reciben no les alcanza para mantenerse.

Pero también están otros casos como el de Baltazar García Nájera, que por alguna situación tienen que ser canalizados a los asilos y casas de reposo cuando ya no pueden valerse por sí mismos y sus familiares no pueden hacerse cargo de su cuidado, mientras que los menos afortunados, vagan por las calles ignorados o viviendo de la caridad que muestra la sociedad.

‘Es una nueva vida y hay que adaptarse’: Baltazar García Nájera

A diferencia de María del Refugio y de Ezequiel, la realidad es muy diferente para Baltazar García Nájera.

El hombre de 72 años es uno de los 47 adultos mayores que están dentro del asilo El Buen Samaritano de Cáritas de Saltillo, al cual ingresó a principios de este año cuando sus piernas dejaron de responderle y porque su familia no puede hacerse cargo de él, y su única hija y sus nietos, de 22 y 18 años, migraron hace años a Estados Unidos.

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Ellos están fuera y nomás me comunico por teléfono, ellos están al otro lado, no pueden venir, nomás me comunico, les doy consejos y órale”, comentó.

Baltazar recuerda que en su juventud siempre estuvo activo trabajando en JAAPAS, como intendente en una primaria y viajando mucho, hasta que tuvo que regresar a Saltillo, donde formó una familia, aunque este sueño le duró pocos años.

Después de eso ya no quiso rehacer su vida con otra pareja, pero se dedicó a cuidar a sus papás hasta su muerte, su papá falleció en 1991 y su mamá cinco años después.

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Fue pasando el tiempo y todo, y pues ya iba solo a surtir mi mandado a Soriana y salía, podía andar en carro de sitio, y luego en una andaderita, la doblaba y vámonos, pero entonces me caía, estos chamorros se me doblaban y una noche que estaba tocando en la rondalla del Centro de los Adultos Mayores, me caí”, relató sobre los primeros signos de la enfermedad que meses después lo dejó postrado en silla de ruedas.

Ingresa al asilo

Ya que su hermano menor y su familia no pudieron cuidarlo por su dinámica laboral, le aconsejaron aceptar el ingreso al asilo, donde ya se siente mucho mejor.

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Yo veo las ventajas que tiene estar uno acompañado, porque ya se pone uno a platicar con una persona, sonríe uno, sonríe otro y ya el otro se enojó, aquí viene aprender uno cosas que no había visto, es una nueva vida y hay que adaptarnos”, reiteró.

‘Encerrado no soy útil’: Ezequiel Lara Fuentes

Ezequiel Lara Fuentes, de 73 años, es un adulto mayor que trabaja en los alrededores de la Plaza Manuel Acuña vendiendo “cachitos” de Lotería, un oficio que aprendió desde que apenas era un niño y que, combinado a otros empleos ocasionales que tuvo como mesero y trabajador del almacén en la Central de Abastos, le permitió darle estudio a las tres hijas que tuvo en dos matrimonios.

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Yo comencé con Rafael Cepeda, estaba aquí en esta plaza, en la de Aldama a la mitad del mercado, donde estaban los García, yo apenas tenía 9 años, cuando comencé a vender billetes de Lotería cuando eran cinco cachitos, cuando eran centavos todavía, y pasé por todos los agentes de Lotería Nacional, yo sí tuve seguro, pero yo nunca hice por querer tener ninguna pensión, porque pensaba que nunca la iba a necesitar”, explicó sobre el porqué sigue trabajando hoy en día, moviéndose en una silla de ruedas al no poder estar de pie, ya que por la diabetes y una gangrena mal cuidada le amputaron su pierna derecha.

A pesar de la situación en la que actualmente se encuentra, pues vive solo y con lo que recibe de la pensión del Bienestar paga un cuarto en la iglesia evangélica a la que acude, Ezequiel asegura que tuvo una familia hermosa, y aunque le fallaron cuando más los necesitó, él sigue deséandoles lo mejor.

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Desde que un hermano mío me quitó la casa, mejor ya ni siquiera se la vine peleando, porque yo quedé muy dolido. Hace 11 años falleció mi madre y mi hermano se quedó con una casa mía y yo le dije ‘Dios que te bendiga, ya estoy solo’”, comentó.

Para Ezequiel, la fe en Dios fue la que le ayudó a salir de la desesperación y la depresión, por eso decidió regresar a sus orígenes y vender cachitos de Lotería, una labor que le ayuda a sentirse útil de nuevo y ganar unos cuantos centavos que le permiten vivir el día y pagar lo que necesita para tratar su diabetes.

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Yo no pido, pero sí me regalan 50, 20 o 30 pesos, pues sí se los recibo, ¿sabe por qué?, porque los gastos son pesados”.

‘Trabajo para no tener malos pensamientos’: María del Refugio

María del Refugio vende dulces de nuez y golosinas en un rinconcito de la acera sobre la calle Aldama en el Centro de Saltillo, acondicionado con apenas una charola y dos cajas, una que usa para sentarse y otra para exhibir sus productos.

La mujer, originaria de Parras de la Fuente, tuvo que buscar un empleo cuando su esposo, Idelfonso Estrada Nuncio, falleció a causa de un infarto que derivó de varios problemas de salud por la diabetes y alta presión.

Desde hace cuatro años, al quedarse sola, ha trabajado en varias tiendas de la zona con sueldos que apenas le alcanzan y que sumado al mínimo de pensión que recibe por viudez, apenas le alcanza para cubrir sus necesidades básicas.

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Me contrataron en otro trabajo, pero me pagaban muy poquito, era de 8 de la mañana a 8 de la noche y me pagaban poquito, pero aquí no, aquí entro a las 9 y salgo a las 2:30 y tengo descanso el domingo”, relató sobre el horario de su jornada de lunes a sábado de la que a diario obtiene 250 pesos.

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Está uno solo y extraña uno al marido, y pues yo estaba muy contenta con mi esposo y donde quiera andábamos, y por eso me dijeron mis vecinas que me saliera a buscar un trabajito, para que no tenga malos pensamientos”, agregó sobre su motivación para mantenerse activa y evitar que la tristeza y melancolía la vayan consumiendo.

María sólo tuvo dos hijos, una mujer que ahora ya tiene 35 años y a la que ve muy poco, fruto de su primera pareja que la dejó cuando estaba embarazada, y otro hijo, que nació de su matrimonio con Idelfonso y que falleció a los 21 años, pero también, se hizo cargo de sus tres hijastros que viven en Monterrey.

Para María, es mejor salir a vender sus dulces y ver pasar a la gente que acude al Centro, que quedarse encerrada en su casa.