El Papa Juan Pablo II, nombró como obispo de la nueva Diócesis de Piedras Negras al prestigiado presbítero, Alonso Gerardo Garza Treviño, quien llegó a Piedras Negras el 25 de marzo del 2003, procedente de Ciudad Acuña, fue recibido por el presidente municipal, Claudio Mario Bres Garza, donde el futuro obispo besó la tierra del ejido Piedras Negras a las 10 de la mañana con 5 minutos, frente a la capilla del Perpetuo Socorro, 20 minutos después se trasladó al seminario, donde fue recibido por 40 sacerdotes y los seminaristas, con quienes se reunió en privado, luego concedió en ese lugar una rueda de prensa, en compañía del obispo de Saltillo, fray Raúl Vera y del rector Juan Armando Renovato.
La comida se efectuó en el Casino Nacional, donde la mesa de honor con el futuro obispo se encontraban el gobernador del estado, Enrique Martínez y Martínez; el subsecretario de Gobernación, Javier Moctezuma Barragán; el senador, Alejandro Gutiérrez; el presidente municipal, Claudio Bres Garza; el cardenal de Monterrey, monseñor Adolfo Suárez Medina; y el obispo de Saltillo, fray Raúl Vera.
Por la tarde, casi 13 mil gentes se reunieron en la explanada frente a la hoy catedral y en una larga, emotiva y espectacular ceremonia, presidida por el nuncio apostólico Gisseppe Bertello, el cardenal de Monterrey, Adolfo Suárez Medina y el obispo de Saltillo, fray Raúl Vera, y casi 30 obispos, el canciller Gerardo Tiscareño dio lectura, al decreto del Vaticano que erige en Diócesis parte del territorio de la de Saltillo con el nombre de Piedras Negras, suceso registrado a las 17 horas con 43 minutos, que fueron precedidas por el tañar de las campanas de la catedral y de las sirenas de las unidades de seguridad y de emergencia que estaban dando servicio al evento y se soltaron cientos de globos amarillos y blancos en señal de júbilo, pasando al ritual de ordenación del nuevo obispo, solicitado protocolariamente por monseñor Armando Galván hacia el cardenal Adolfo Suárez, quien solicitó se diera lectura del mandato rubricado por Juan Pablo II.
El nuncio Guiseppe Bertello destacó a monseñor Alonso Garza el compromiso que estaba adquiriendo y este último, tendido boca abajo escuchó las oraciones, luego la imposición de manos, se le entregó el libro de los evangelios, el anillo episcopal, le colocaron la mitra y finalmente su báculo, como símbolos de su autoridad pontifical.
Cuando el nuevo obispo era felicitado por quienes lo invistieron, el día, antes soleado y muy caluroso se transformó en una pequeña tormenta, que de gruesas gotas se pasó a también grueso granizo, que no amedrentó a quienes fueron testigos de la ceremonia y acompañando a un coro de jóvenes que no paró de cantar, minutos después cesó el meteoro y la ceremonia pudo continuar, con las felicitaciones y el mensaje del nuevo obispo a los fieles, que empapados y con algo de frío, le seguían aclamando.
La Diócesis de Piedras Negras ya tiene 22 años de existencia.
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