Más que un oficio, la carta a Pemex parece una súplica. Está fechada y recibida por la petrolera esta semana. Contiene un título tímido: solicitud de cobranza. Y tiene el logo de una empresa pequeña, de esas miles que proveen servicios a Pemex.
La carta recuenta los años que han trabajado juntos, petrolera y empresa, como dos amigos con una larga historia en común. Luego, explica lo grave que es ahora la situación.
Este “nuevo reto”, dice, agotó las líneas de crédito de la compañía y generó pérdidas severas. El “reto” es que Pemex no ha pagado a miles de proveedores desde mayo y esta empresa, como muchas, está en riesgo de quebrar.
Para probar lo que sucede, en su oficio la empresa enuncia los servicios que ha realizado y Pemex no ha pagado. Son millones de pesos. Y luego, explica por qué no ha podido cobrar.
Cuando Pemex firma un contrato con un proveedor, este recibe órdenes de trabajo para dar servicios o entregar productos. Cada mes, el proveedor estima lo que ha provisto y lo concilia con Pemex.
Con esas “estimaciones conciliadas”, la empresa recibe un número de pedido y una codificación de pagos y descuentos, que se conoce como Copade. Los proveedores ingresan esos datos al sistema de Pemex y generan una factura. Con la factura, corre el plazo para que Pemex les pague. Y también con esa factura, si el pago se retrasa, los proveedores van a un banco y consiguen créditos sobre el dinero que van a cobrar.
En los últimos meses, me dijeron representantes de grandes proveedores en Ciudad de México y de pequeñas compañías en Ciudad del Carmen, Pemex ha recibido los servicios, los ha conciliado, pero no les ha dado números de pedido, de Copade ni les ha “abierto el sistema” para facturar.
Si los proveedores no facturan, ni corre el periodo para que les paguen, ni pueden conseguir el dinero, mientras tanto, con un banco.
Los registros públicos más recientes de Pemex sobre sus deudas con proveedores son de julio. Allí, Pemex reconoce que debe más de 125 mil millones de pesos de facturas recibidas en 2023.
Y de este año, reconoce unos mil 117 millones, de servicios o materiales que recibió, pero no se han facturado. Los empresarios dicen que hay una deuda oculta en esta estadística oficial: la deuda de lo que no se ha facturado.
A los grandes proveedores, como Opex, Cotemar, Constructora y Perforadora Latina o incluso Microsoft, Pemex les debe más de 20 mil millones de pesos.
A las pequeñas, nadie parece saber cuánto, aunque los afectados lo calculan en, al menos, 80 mil millones de pesos. En realidad sólo Pemex sabe cuánto es la deuda oculta.
Las fuentes con las que hablé coinciden en que la situación actual es “crítica”. Algunos empresarios me dijeron que así se lo manifestaron ayer en una reunión con Layda Sansores, la Gobernadora de Campeche.
En las últimas semanas algunos empresarios lograron reunirse con miembros de la Administración de Claudia Sheinbaum. Les dijeron que les pagarán a partir de febrero. Otros, están mandando cartas desesperadas a Pemex, como la que obtuve. Y unos más, están agrupándose para hablar con las autoridades.
En Campeche, un miembro del Consejo de Hombres y Mujeres de Negocios de Ciudad del Carmen, me dijo que les ayudaría muchísimo si Pemex les da una fecha de pago, aunque sea aproximada.
“Tememos que se desate un estallido social, porque esta ciudad depende de Pemex”. En Ciudad del Carmen, calculan que podrían perderse unos 10 mil empleos.
En el oficio que obtuve, la empresa anuncia a Pemex que debe cerrar sus oficinas administrativas, suspender actividades y despedir a empleados porque ya no pueden pagarles.
Y pide a Pemex que suspenda el contrato o lo termine de forma anticipada, o que haga algo para que la situación se mueva del limbo en el que lleva tantos meses.
El representante de otro proveedor me dijo que le han pagado a plazos, porque su empresa es indispensable para la operación de Pemex, pero aún le deben ocho meses.
La esperanza de los empresarios es que “se asiente pronto” el cambio de Gobierno, que se apruebe el presupuesto.
Y todos se preguntan qué tanto saben en Palacio Nacional de esta situación, y qué harán para controlarla, antes de que implique que se pare la producción de Pemex, o parte de ella, por empresas que ya no pueden pagar ni siquiera la próxima nómina.
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