Coahuila
Hace 1 mes
La ceremonia de graduación es el más importante acto universitario solemne que distingue a las y los estudiantes que han cumplido con su formación y obtenido su grado académico; tiene un significado especial que marca el fin de una etapa y el inicio de una nueva, convirtiéndose en un momento de celebración en familia, de logros y retos profesionales inmediatos.
En el siglo XI, en Bolonia Italia, nace la primera Universidad cuando maestros y estudiantes se agrupan en el ejercicio de su libertad de pensamiento para crear la primera comunidad dirigida a cultivar el espíritu humano a través del conocimiento y la búsqueda de la verdad; quedando inmortalizado ese propósito, en el lema de esa Universidad: “Alma Mater Studiorum”, (Madre Nutricia en Estudios).
El origen de la celebración de graduación nace en varias tradiciones académicas antiguas y ha evolucionado a lo largo de los siglos. Su origen se remonta a la Edad Media en Europa, donde se establecieron los códigos de vestimenta ceremonial que incluyeron las togas y los birretes replicando las prendas cotidianas que usaban los académicos de esa época. Las ceremonias tenían como finalidad reconocer públicamente los logros académicos a través de la entrega de títulos en presencia de profesores, familiares y amigos. Las ceremonias de graduación han evolucionado y hoy incluyen discursos, reconocimientos y entrega de otros símbolos académicos.
La semana pasada la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila anunció a la sociedad, la integración de la generación LXXVI a la vida laboral. Esta generación recibió formación de alta calidad académica, conocimientos y competencias para el ejercicio profesional; cuentan con la promesa de garantía del valor de sus altas evaluaciones en promedio de 96.2 en el Examen General para el Egreso del Licenciatura (EGEL), instrumento de evaluación de cobertura nacional que determina si las y los egresados que concluyen un plan de estudio de licenciatura, cuentan con los conocimientos y habilidades indispensables al concluir sus estudios. De la generación, además, una docena de estudiantes recibió la distinción de evaluación sobresaliente.
Al sonar la campana institucional de generaciones, Ubi Jus Ibi Societas, se anuncia a través de tres toques el honor, la justicia y la lealtad; inherentes al nuevo grado académico que obtuvieron, el ejercicio profesional que habrán de desempeñar con rectitud, aplicando la razón y el derecho para la solución de problemas.
En la Facultad de Jurisprudencia aprendieron a enfrentar y resolver desafíos a través del conocimiento, a participar democráticamente en la construcción permanente de la sociedad como agentes de transformación y a impulsar con responsabilidad una cultura de la legalidad con enfoque humanista.
Las nuevas generaciones de abogadas y abogados en México, deben tomar conciencia de las consecuencias de sus actos y medir el impacto de sus acciones profesionales para identificar los valores sociales que deben tutelar; su verdadera fuerza profesional se medirá al poner a prueba sus conocimientos en la adversidad porque en un país convulso y efímero, presionado en las diferentes ramas del derecho de la sociedad y de su funcionamiento, a las y los egresados y a nadie más, les corresponde brindar la certeza jurídica que la sociedad mexicana merece.
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