Nacional
Publicado el sábado, 13 de junio del 2020 a las 16:14
NOTA: Tras el reciente lanzamiento de la serie de Netflix que recrea el caso Paulette, Grupo Zócalo rememora el caso con una entrevista realizada en 2010 a la autora Amanda de la Rosa, autora del libro “¿Dónde Está Paulette? Crónica de un Testigo”.
Saltillo, Coah.- El nombre de Paulette continúa fresco en la mente de los mexicanos. Durante varios días la imagen de una niña de 4 años invadió la televisión, los periódicos y las redes sociales como Twitter o Facebook. Millones de personas siguieron con avidez una historia que convirtió a Lizette Farah, madre de la pequeña, en una villana de telenovela, a su esposo, Mauricio Gebara, en un hombre sin sentimientos, y a nanas y amigos en cómplices o víctimas.
Los calificativos no faltaron para describir a la familia de la niña que murió asfixiada accidentalmente –de acuerdo con la procuraduría del Estado de México- en su cama y cuyo paradero mantuvo en vilo a todo un país. Han pasado varios meses desde aquel 22 de marzo cuando se denunció la desaparición de la hija menor del matrimonio Gebara Farah, y de aquel torbellino mediático que involucró a Amanda de la Rosa en una historia que todavía tiene heridas por cicatrizar.
De amiga a perseguida Amanda de la Rosa fue la amiga que pasó el fin de semana en Los Cabos con Lizette, la misma que fue señalada en publicaciones nacionales como organizadora de orgías y cómplice de la “madre asesina”. Hoy, muestra su testimonio en el libro “¿Dónde Está Paulette? Crónica de un Testigo”, que publica la editorial Océano.
La escritora habló con Zócalo sobre la experiencia que cambió su vida, su relación con Lizette Farah, a quien sólo ha visto una vez después de que ésta saliera del arraigo al que fue sometida por la Procuraduría del Estado de México, y las múltiples preguntas que aún laten en la mente de millones de mexicanos.
Vocación de escritora “Escribir a mí me rebasó. Más que una idea, a mí me salió de las tripas escribirlo porque yo desde que soy niña he escrito diarios, siempre he llevado registros prácticamente de todo, desde que sé escribir, escribo. Desde los días anteriores (a la desaparición de Paulette) yo estuve escribiendo mi diario, luego en el transcurso estuve tomando notas de todo lo que veía y la idea del libro surgió un poco para poder dar mi versión, porque fue bien duro la cantidad de cosas que oí, como se difamaron, como usaron los nombres de gente que teníamos, al menos en mi caso, un nombre limpio.
“Escribí (el libro) por terapia, para tratar de recapitular, de entender, eso sí fue algo que ni me cuestioné”. El lector no sólo encuentra los testimonios de quien durmió durante tres días en la cama de Paulette, también tiene acceso a la vida de Amanda, quien habla sin tapujos de sus defectos, debilidades, inseguridades, sueños y frustraciones. “Verdaderamente expuse mi vida personal de una manera, es como si me hubiera ido a encuerar al Zócalo. Me siento muy vulnerable en esa parte, pero cuento la verdad, como fue la verdad”.
Novela negra “No dije ni una sola mentira. No dudo que me haya equivocado en algunas cosas que posiblemente volteé para atrás y diga chin, me equivoqué, pero yo no escribí ni una sola mentira”, dice contundente.
“Es muy loco, pero la realidad terminó volviéndose muy cercana a la ficción. Y obviamente yo lo narro de alguna manera en la que sea sencillo leerlo, en la cual visto un poquito a los personajes porque soy escritora. Pero así pasó, tal cual”. El caso Paulette Y, contrario a lo que la mayoría pensaría, la escritora señala que en general tiene una buena opinión sobre las autoridades que intervinieron en el caso, incluso destaca la actuación del actual procurador del Estado de México, Alfredo Castillo, quien tiene tres carreras universitarias y que fue pieza clave en la investigación.
‘Se equivocaron mucho’ Ahora, fuera de eso, ellos no fabricaron culpabilidades, lo cual para mí es algo que les aplaudo mucho, porque para ellos lo más fácil era decir ‘pues fueron ellas y a la cárcel 50 años’ y arruinar la vida de inocentes. Las autoridades dentro de todo fueron honestas y fueron serias y respetables, se entregaron a su trabajo y dejaron la vida ahí, cometieron errores, pero no actuaron de mala voluntad, por lo menos en mi experiencia así fue. Si le preguntas a Lizette u otras personas, tal vez contesten algo diferente”.
Distintas versiones “Yo para haberlo creído tuve que haberlo visto. Si me dijeron que ahí estuvo el cuerpo de la pobrecita de Paulette, digo con todo el respeto y mandándole una bendición a donde quiera que esté, si yo me hubiera encontrado el cuerpo a mí me constaría, pero yo no vi nada. Lo que oí fue la opinión de varias instituciones y yo con base en eso doy mi opinión y sí me parece verosímil. A mí no me consta, me parece verosímil eso es todo. Lizette Farah “En realidad Lizette siempre fue súper buena onda conmigo, no tengo nada malo que decir de ella, al contrario, siempre me acompañó, siempre me ayudó. Tiene muy mal genio y la verdad Lizette no es una persona que te caiga muy bien a la primera… Es una chava solitaria, no es una chica que llegue a las fiestas y se haga amiga de todas, digo partiendo de que su carácter es así, para bien, para mal, es de un carácter frío.
“Yo veo que la gente se acabó a Lizette, y hay cosas de ella que no puedo defender, como que tiene mal carácter, pero también cuando la gente la vio en las entrevistas, por ejemplo con Adela Micha, Lizette llevaba al menos 12 días sin dormir. Ese día Lizette había enterrado a su hija”, señala.
Después de días aciagos, Amanda fue a ver a su antigua amiga, cuando el libro se estaba publicando.
“La fui a ver un poco para darle el pésame, para cerrar el ciclo, para tratar de entender lo que nos pasó y cuando la encontré vi como que todavía estaba resolviendo muchas cosas, como que todavía no asienta la experiencia. Estaba en procesos legales, estaba desmontando su casa, sigue yendo a la Procuraduría, la gente la sigue tachando.
Yo no he visto una transformación todavía en Lizette, ella sigue en el viaje, todavía no he visto lo que pasó con ella después, de ella sólo tengo ese pequeño encuentro, ya será cuestión de que en un par de meses veamos qué es lo que pasó con ella, si aprendió algo, si le sirvió, si la volvió mejor persona, no lo sé”. La pregunta vino a cuento porque Amanda De la Rosa se había presentado en el noticiario Hechos AM de Televisión Azteca. Mónica Garza le preguntó que si metería las manos al fuego por Lizette y De la Rosa contestó que no metía las manos al fuego por nadie.
La aseveración fue devastadora. Se dio en pleno linchamiento a la madre de Paulette. Sin embargo, para Lizette lo de Amanda era lo de menos, acababa de recibir una llamada: le avisaron que la Procuraduría de Peña Nieto la acusaría y detendría por homicidio imprudencial. Nerviosa, delgadísima, se sentía acorralada.
Sabía lo de Amanda porque ella misma le dijo que la Procuraduría le encontró mariguana en su automóvil, que la tenían “agarrada de los huevos” y que no la podía defender. “¡Cómo se le ocurre traer unos churros de mariguana en el coche! ¡Me hundió a mí para salvarse ella!”, dijo Lizette. Que Amanda consumía drogas no era nuevo para Lizette, lo que la sorprendió fue la traición:
“Nunca me lo hubiera imaginado”. Habían sido amigas desde la infancia. A pregunta expresa, Lizette aseguró que no compartía el gusto de Amanda. “Yo no uso mariguana, ni siquiera bebo alcohol, sólo fumo Marlboros y tomo mucho café”, confió.
No meto las manos al fuego por ella: Amanda “En un principio, cuando ella se enteró, como no sabía de qué era el libro se molestó (…) cuando le dije de qué se trataba, me dijo ‘confío en ti, te creo. No pasa nada’”, señaló Amanda.
Y añadió que hasta el momento “Lizette no ha dado su punto de vista sobre el libro”.
Durante una entrevista vía telefónica, Amanda de la Rosa es enfática al señalar que “no estoy peleada con Lizette”. Aunque reconoce que hay un distanciamiento entre ellas.
“Estamos distanciadas, pasaron cosas muy fuertes entre nosotras, necesitamos tiempo para digerirlo, pero no ha habido ningún tipo de pleito”.
Sobre la entrevista en la que Amanda de la Rosa respondió que “no metía al fuego las manos por Lizette Farah”, la autora de ¿Dónde está Paulette? señala que su respuesta se derivó del consejo de sus abogadas. “Por cuestiones legal estuve que contestar que no”, dijo. Este pasaje, por cierto, se encuentra reseñado en el libro que publicó la editorial Océano.
Lecciones por aprender “Por ejemplo la psiquiatra, que por tomarse a la ligera el juicio nos acabó, a mí me entrevistó 20 minutos y sólo por cómo me vio le gusté para criminal. Luego andar diciendo cosas a la ligera le costó a Bazbaz su puesto, a Lizette, por haber dicho una verdad a medias, la gente desconfió muchísimo de ella”.
Cambio de vida “Para mí este libro fue una catarsis de mi vida, tratar de ver de frente quién era yo, en qué situación estaba, tratando de entender cómo me había metido yo en semejante problema y pues sí, me obligó a verme de frente con todas mis debilidades y aceptar muchas situaciones. A mí este libro y esta experiencia me revolucionaron la vida, no te voy a decir que fue una experiencia bonita, sin embargo ahorita valoro mucho más, me siento mucho mejor, en general, a pesar de que es lo peor que me ha pasado en la vida, paradójicamente, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Este libro, esta experiencia fueron mis grandes maestros”.
Amanda jamás pensó que su apodo de “La China” se convertiría en el alias de una criminal buscada por los medios, que su amistad con Lizette la transformaría en cómplice de secuestro o asesinato, que tendría que esconderse de la Procuraduría o que enfrentaría la posibilidad de ser condenada a 50 años de prisión.
Apenas han pasado cuatro meses desde que la desaparición y muerte de Paulette se convirtiera en noticia nacional, por lo que a muchos les sorprende que ya exista un libro relacionado con este acontecimiento. Pero Amanda de la Rosa señala que siempre llevó un registro detallado de todo lo que vivió al lado de la familia Gebara Farah, pues desde siempre ha escrito diarios. En esta ocasión, la escritura se convirtió en un proceso catártico, incluso necesario para sanar la mente de la autora.
El lado íntimo
La guionista afirma que no le pidió permiso a nadie para publicar este libro. “Yo no le pregunté a Lizette, yo le mandé un recado a su hermana diciéndole que lo estaba escribiendo y que posiblemente lo publicaría y ellas me pidieron que por favor me esperara tantito que concluyera el proceso, y así lo hice. Una vez que se acabó el proceso hubo como buena sincronía con la editorial, nos conectamos, les gustó, y el libro ya estaba prácticamente escrito porque yo nunca paré”.
Al leer “¿Dónde Está Paulette?”, llama mucho la atención la relación que estableció Amanda con las diferentes personas que estuvieron de la Procuraduría del Estado de México, incluso, mucho de lo que cuenta suena a una novela policiaca, detectivesca, donde aparece desde una “Mata Hari” moderna, hasta una psiquiatra mal intencionada. Todo lo que aparece en el libro, afirma la autora, es verdad.
Para Amanda, lo ocurrido con la familia Gebara Farah “se pareció muchísimo más a una telenovela que a una noticia, tenía prácticamente todos los elementos para hacer una historia perfecta: cuatro personas encerradas, una niña perdida, ningún indicio, un detective, luego se termina convirtiendo en un thriller melodramático judicial reality show, en una cosa que rebasó al género del periodismo, incluso también a la cuestión de la investigación, por lo menos en lo que se abrió al público. Se convirtió en una telenovela”.
“Sí se cometieron muchos errores en la investigación, no hay punto para defenderlos en ese lugar y además tampoco es mi papel. Sí se equivocaron mucho, definitivamente, yo creo que el error principal fue que buscaron en absolutamente todos lados menos donde tenían que buscar y otro error que también creo que cometieron es que filtraron información que no debieron hacer pública y eso desató el imaginario colectivo.
¿Qué sientes respecto al final que le dieron al caso, crees en la versión de las autoridades? Se le pregunta a Amanda, quien ofrece en el libro varias de las teorías que se manejaron por distintos investigadores.
“Todo mundo creía que yo tenía las respuestas y no las tengo, más bien me dediqué a escuchar y precisamente en el libro lo que hago es una recopilación de varias teorías para que la gente saque también sus propias conclusiones y que no sea mi palabra lo que termine siendo lo fundamental. Ahora, estuvieron la PGR, la policía del DF, la del Estado de México, el FBI, hubo varias instituciones de médicos forenses, hicieron una cantidad de estudios de criminalística, de campo como dicen ellos, y todos llegaron prácticamente a las mismas conclusiones; instituciones que no tenían por qué mentir como el FBI o las universidades españolas que estuvieron involucradas que llegaron a la misma conclusión”.
Durante largas horas, Amanda tuvo que hablar con policías y psiquiatras sobre la personalidad de su amiga Lizette, a quien conocía desde la infancia. Y aunque ya no tiene contacto con ella, la escritora señala que la madre de Paulette todavía está resolviendo muchas cosas.
El libro de la discordia
EL Universal
“Te traicionó Amanda De la Rosa, ¿tienes idea por qué?”, se le preguntó a Lizette Farah hace más de dos meses. “La Procu (General de Justicia del Estado de México) la tiene agarrada de los huevos”, respondió resignada.
Amanda comentó que lo declarado por Lizette en torno a la publicación del libro ocurrió hace dos meses, cuando la madre de Paulette no sabía sobre qué tema trataría el texto.
Para Amanda la enseñanza principal que dejó todo lo que se vivió alrededor de la muerte de Paulette es el poder de los juicios a la ligera, capaces de afectar a mucha gente. “Desde mi punto de vista la enseñanza principal es que hay que tener mucho cuidado con los juicios a la ligera, con andar dando información a la ligera y con andar diciendo verdades a la mitad”.
Al ir narrando los hechos, cuando ya estabas en la revisión, armando el libro, te quedaron algunas ideas o emociones más claras en tu vida ¿Hay algunas acciones que realizaste en esos días de las que te arrepientas? Se le cuestiona a Amanda, quien después de una breve pausa habla con voz reflexiva.
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