Coahuila
Por Sinhué Samaniego
Publicado el lunes, 20 de octubre del 2014 a las 14:00
Sabinas, Coah.- Hace cinco años se truncaron los sueños de una jovencita de 15 años que fue asesinada por dos personas y su cuerpo abandonado en un paraje de la carretera estatal 25 durante la mañana de un nueve de octubre del año 2009.
La joven estudiante de secundaria esperaba ir a la universidad para ayudar a su madre a salir adelante, sin embargo la violencia terminó con sus ilusiones ese día, ya que fue brutalmente asesinada y aún es fecha de que la justicia no llega para la familia Leija Ríos.
La señora Tomasa Leija Ríos, madre de la jovencita Karely Grimaldo Leija, aseguró que a cinco años del horrendo crimen de su hija, aún no pierde la esperanza de que las autoridades algún día le digan que ya atraparon a los dos asesinos de su hija.
La madre de familia exige justicia, pues la violencia que ejercieron estos dos hombres con su hija le arrebataron todo cuanto tenía en su vida.
Varias veces en el año la señora Tomasa regresa a la tumba en donde tiene sepultada a su hija y la arregla con flores nuevas, platica con ella y recuerda los bonitos momentos que pasaban juntas. Esos recuerdos, dice la señora Tomasa, nunca se los sacará de la mente, pues fueron los días más felices de su vida.
Karely Vanesa era el centro de atención en su casa. Era una buena estudiante que siempre regresaba a su hogar para cuidar de su madre y ver a sus demás familiares. Sólo era la señora Tomasa y su hija, pues el esposo de ella las había abandonado y eso hizo que ambas se unieran mucho emocionalmente.
La noticia sobre la muerte de Karely llegó como bomba para la familia esa mañana del 9 de octubre del año 2009. Ese día muy temprano Tomasa había ido a la escuela secundaria Técnica 68 para preguntar a las amigas de su hija por ella, pues no había regresado a su casa; lamentablemente nadie la había visto desde un día antes que salieron Fueron tres horas después cuando un ejidatario de Guadalupe Victoria encontró el cuerpo de la jovencita tirado a un costado de la carretera estatal número 25, cerca del kilómetro 5. El hombre dio aviso a las autoridades e inmediatamente todos se congregaron en la zona para tomar conocimiento sobre lo ocurrido.
Era la joven Karely Vanesa Grimaldo Leija, de 15 años, quien yacía boca abajo en el suelo, cerca de unos matorrales. Su cuerpo presentaba varias heridas de arma blanca, mismas que la privaron de la vida casi de forma inmediata.
La jovencita no fue asesinada en el lugar, sólo arrojaron su cuerpo ahí con muy poca ropa encima.
En el rostro de la joven se podía apreciar el dolor que sintió al momento que fue atacada y cómo perdía la vida. Sus ojos reflejaban el sufrimiento que sintió cuando fue atacada violentamente por esos desconocidos.
Superar la pérdida de su hija no es cosa sencilla para la señora Tomasa, pues al tiempo que el dolor de ya no tenerla consigo, la atormentaba día y noche, al tiempo que luchaba con un cáncer que recientemente le habían detectado.
Parecía que la tragedia y el dolor se apoderaban de la familia. Que las cosas se habían salido de control en su vida y que sería difícil salir adelante.
A cinco años de la tragedia que enlutó a la señora Tomasa y a su familia, las autoridades han dado muy pocos avances a las investigaciones del caso.
El homicidio aún sigue impune y los homicidas de la jovencita Karely Grimaldo Leija siguen haciendo sus vidas normales en Sabinas, como si nada pasara.
Tomasa Leija indicó que la Procuraduría de Justicia sabe quiénes son los asesinos, tienen sus identidades y parte de algunas pruebas que los incriminan, sin embargo, ya son cinco años que no se ha hecho justicia y los motivos aún son desconocidos.
“Yo sé quiénes son los asesinos de mi hija.
El actual delegado me mostró unas fotografías de ellos y por eso me pregunto por qué no hacen nada por resolver el crimen de mi hija si ya tienen todo a la mano.
Yo sigo aguardando la esperanza porque espero que algún día pueda hacerse justicia”, comentó la señora Tomasa Leija.
El año pasado la señora Tomasa acudió con el gobernador para pedirle apoyo para resolver el crimen de su hija.
El mandatario aceptó con gusto ayudar a la señora y a su familia a castigar a los responsables, sin embargo, las investigaciones no avanzan y parecieran que están estancadas por decisiones de autoridades locales.
Actualmente la señora Tomasa trabaja como cocinera en un restaurante local, en donde busca ganarse la vida para sostenerse económicamente.
Se vio en la necesidad de abandonar su antigua casa en la colonia Jorge B. Cuéllar porque no soportaba tener recuerdos con su hija en ese domicilio.
Aunque pareciera que la señora Tomasa Leija es fuerte e intenta hacer su vida de manera normal, nadie sabe el sufrimiento que lleva por dentro.
Ese dolor que vive día y noche con ella.
Esa soledad que la embarga por las noches de saber que su hija ahora tendría 20 años y con muchas ilusiones de seguir adelante.
Las lágrimas siguen rodando por el rostro de la señora Tomasa Leija diariamente, pues el perder una hija, su única hija, fue lo peor que le pudo haber pasado en su vida.
Ahora sólo espera que las autoridades puedan comprender ese dolor que tiene en su corazón y que hagan algo por detener a los responsables de darle muerte a su hija Karely.
Mientras esto llega, la señora Tomasa seguirá yendo al panteón de forma continua para acompañar a su hija y dejarle arreglos florales en su tumba rosa.
La lápida y la cerca que la rodea fue pintada color rosa, su color favorito, y fue adornada con unas figuras que a ella le encantaban.
Las flores que le colocan sus familiares son del mismo color, pues la joven Karely amaba esos detalles en vida y ahora los colocan en recuerdo a su memoria.
de clases.
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