Internacional
Por Excélsior
Publicado el miércoles, 8 de enero del 2025 a las 21:41
Estados Unidos.- Un miembro de la conocida mafia japonesa Yakuza se declaró culpable de traficar con material nuclear procedente de Birmania para venderlo con el fin de financiar un negocio ilícito de armas, informaron este miércoles las autoridades judiciales estadounidenses.
El líder de la Yakuza, Takeshi Ebisawa, y el coacusado Somphop Singhasiri fueron acusados en abril de 2022 de tráfico de drogas y delitos con armas de fuego. Ambos quedaron en prisión preventiva.
En febrero de 2024, Ebisawa fue acusado asimismo de conspirar para vender material nuclear apto para la fabricación de armas y estupefacientes letales desde Birmania y de comprar armamento militar en nombre de un grupo insurgente armado, según la fiscalía de Nueva York.
El armamento militar que iba a formar parte del acuerdo armamentístico incluía misiles tierra-aire, según la acusación.
” Tal y como ha admitido hoy ante el tribunal federal, Takeshi Ebisawa traficó descaradamente con material nuclear, incluido plutonio apto para armamento, desde Birmania”, declaró el fiscal federal en funciones Edward Kim.
“Al mismo tiempo, trabajó para enviar cantidades masivas de heroína y metanfetamina a Estados Unidos a cambio de armamento pesado, como misiles tierra-aire, para su uso en los campos de batalla de Birmania”, agrega.
En 2020, Ebisawa se jactó ante un agente encubierto de tener acceso a grandes cantidades de materiales nucleares que pretendía vender, facilitando fotografías de los materiales junto a contadores Geiger que registran la radiación.
Durante una operación en la que participaron agentes encubiertos, las autoridades tailandesas ayudaron a los investigadores estadounidenses a incautarse de dos sustancias amarillas en polvo que el acusado describió como “yellowcake”, un concentrado de uranio de color amarillento.
“El laboratorio (estadunidense) determinó que la composición isotópica del plutonio hallado en las muestras nucleares es apta para armamento, lo que significa que el plutonio, si se produjera en cantidades suficientes, sería apto para su uso en un arma nuclear”, afirmó entonces el Departamento de Justicia en un comunicado.
Ebisawa se enfrenta a una pena de hasta 20 años de prisión por tráfico internacional de material nuclear.
Los fiscales describen a Ebisawa como “líder del sindicato de delincuencia organizada Yakuza, una red delictiva japonesa transnacional altamente organizada que opera en todo el mundo (y cuyas) actividades delictivas han incluido el tráfico de estupefacientes y armas a gran escala”.
La sentencia será determinada por el juez del caso en una fecha posterior, dijeron los fiscales.
La Yakuza japonesa, conocida oficialmente como bōryokudan (grupo violento), es una organización criminal de Japón que ha existido durante siglos. Su origen se remonta al período Edo (1603-1868), cuando grupos de comerciantes ambulantes y jugadores comenzaron a organizarse.
A lo largo del tiempo, estos grupos evolucionaron, adoptando códigos de conducta similares a los de los samuráis y estableciendo jerarquías estructuradas.
La Yakuza opera como una red criminal organizada, involucrada en actividades ilegales como el tráfico de drogas, la extorsión, el contrabando y la prostitución. Sin embargo, también participan en negocios legales, como la gestión de bienes raíces y empresas de entretenimiento, lo que les permite camuflarse en la sociedad japonesa.
Algunos incluso han jugado un papel durante desastres naturales, proporcionando ayuda a las comunidades afectadas, lo que ha generado una relación ambigua con la población.
Los miembros de la Yakuza son fácilmente identificables por sus tatuajes elaborados, que suelen cubrir gran parte de su cuerpo. Estos tatuajes, realizados a mano con técnicas tradicionales, simbolizan compromiso, lealtad y el sufrimiento soportado por el grupo.
Otro rasgo distintivo es el yubitsume, la práctica de cortar parte de un dedo como forma de disculpa o penitencia.
Aunque en el pasado la Yakuza operaba abiertamente y hasta mantenía oficinas públicas, las leyes más estrictas implementadas en los últimos años han debilitado su influencia.
El gobierno japonés ha intensificado su lucha contra estas organizaciones, dificultándoles el acceso a sistemas bancarios y contratos legales.
A pesar de su declive, la Yakuza sigue siendo un fenómeno cultural que aparece frecuentemente en películas, novelas y videojuegos, perpetuando su imagen como un símbolo de poder, honor y peligro dentro de la sociedad japonesa.
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