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Agencia Reforma
Publicado el martes, 18 de marzo del 2025 a las 04:00
Ciudad de México.- “Si el belcanto es una carrera de obstáculos con su virtuosismo y rapidez, el repertorio francés es una maratón con momentos de gran intensidad dramática”.
Con esta reflexión, el tenor Javier Camarena resume el tránsito de su carrera, que se reflejará en la serie de conciertos con los que celebra sus 20 años de trayectoria.
En estas presentaciones, no solo rendirá homenaje a su historia en los escenarios, sino que también dará un guiño al futuro con la inclusión del aria Pourquoi me réveiller de la ópera Werther, de Massenet, que espera agregar pronto a su repertorio.
Este gesto simboliza su transición del belcanto hacia el repertorio francés, un paso que el tenor considera natural en su evolución vocal y artística.
“La ópera francesa sigue siendo belcanto en esencia, pero con un dramatismo añadido”, explica Camarena, quien pasa unos días de descanso en Málaga, donde reside.
Si en Rossini o Donizetti la voz debe moverse con agilidad extrema, en Werther o Fausto, de Gounod, otro de los títulos que considera para su futuro, el fraseo y la profundidad emocional toman el protagonismo.
Pero quiere dejar bien claro que si en sus conciertos canta un aria de Norma o Turandot, no implica que esté considerando asumir esos roles completos en el futuro.
“Cantar un aria no es lo mismo que interpretar la ópera entera”, ataja. “En el caso particular de Werther, sí es una ópera que tengo mucho interés en cantar en un futuro a mediano plazo”.
Para él, cada rol es una exploración psicológica tanto como un reto vocal.
“Estoy leyendo Las penas del joven Werther (de Goethe) para entender mejor el personaje antes de interpretarlo”, cuenta.
Para el tenor, el público es un factor clave en el éxito de una función. Recuerda con especial cariño su debut en el Teatro Real de Madrid en 2014 y una función de Los puritanos en el Liceu de Barcelona en 2018.
“La compenetración del público dentro del drama fue maravillosa y es realmente de los bises que yo recuerdo con más cariño, tal vez porque fue un bis del dúo (del tercer acto) con mi queridísima Pretty Yende (en Los puritanos), una gran colega y gran amiga”.
Esa reciprocidad ha sido parte esencial de su camino, al igual que la fortuna, que en más de una ocasión ha jugado a su favor.
Como ocurrió con su debut en el Palacio de Bellas Artes hace 20 años con La hija del regimiento, un hito que no habría sido posible sin la presencia del director Enrique Patrón de Rueda, así como de Raúl Falcó y José Octavio Sosa, en la Compañía Nacional de opera.
Otro punto de quiebre en su trayectoria fue su debut en Europa con La italiana en Argel en Zúrich en 2006, una oportunidad que surgió gracias a la recomendación de un colega y amigo, quien rechazó el papel por no sentirse cómodo con Rossini y le sugirió que se lo aprendiera.
Camarena siguió el consejo y, tras audicionar para la ópera de Zúrich, consiguió el rol, lo que marcó el inicio de su carrera internacional.
Esta presentación captó la atención de la Metropolitan Opera House de Nueva York, donde debutó con gran éxito en 2011 con El barbero de Sevilla, que marcó su ascenso en el mundo de la ópera.
Una oportunidad imprevista surgió al asumir el protagónico en La cenicienta de Rossini en la Met tras la cancelación de Juan Diego Flórez para las tres primeras funciones.
A menos de diez horas de finalizar sus funciones de La sonámbula, de Bellini, y recién llegado al País para sus conciertos con la Sinfónica del Estado de México, ya tenía en el teléfono los mensajes de la Met pidiéndole cubrir al tenor peruano que había enfermado.
Sabía que no podía negarse, aunque significó un pleito con su esposa al sacrificar las vacaciones familiares en Italia, planeadas con antelación. …l le prometió: “Haré que valga la pena”.
Cumplió con creces. Camarena hizo historia al ser el tercer tenor, junto a Pavarotti y Flórez, en bisar en el escenario neoyorquino en siete décadas de historia.
Una hazaña que repetiría en Don Pasquale y La hija del regimiento para convertirse así, en el único cantante que ha bisado en tres diferentes producciones en la Met de Nueva York.
“Las oportunidades llegan y se aprovechan por quien está mejor preparado”, reflexiona.
El público mexicano será testigo de la evolución en los conciertos que ofrecerá en el País, donde no solo celebrará dos décadas de éxitos, sino que también dejará entrever el camino que aún tiene por recorrer.
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