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Coahuila

Inteligencia Artificial: entre la recreación y la regulación jurídica

Por Alfonso Yáñez Arreola

Hace 3 semanas

La Inteligencia Artificial (IA) está cada día más presente en todos los sectores de la sociedad. Ha llegado a ser calificada como “la nueva electricidad”. Ha dejado de ser una herramienta exclusiva de científicos o desarrolladores tecnológicos para convertirse en parte del uso cotidiano, incluso recreativo de la sociedad. Desde la generación de imágenes, videos y voces, hasta la interacción con asistentes conversacionales, su popularidad crece exponencialmente.

Sin embargo, este avance tecnológico tiene implicaciones jurídicas que exigen atención desde el punto de vista del Derecho, especialmente en lo que toca a derechos de autor, identidad, privacidad y responsabilidad civil.

El uso recreativo de la IA es una nueva forma de creatividad con el uso de aplicaciones que permiten crear imágenes estilo anime, deepfakes humorísticos, doblajes de voz, fanfiction, efectos y otras aplicaciones con impacto de democratización del contenido digital, es decir, que cualquier persona puede crearla sin necesidad de conocimientos técnicos. Lo anterior implica que la IA, se ha convertido en un medio de expresión, entretenimiento y cultura popular.

Es importante reflexionar cuáles son los riesgos y zonas grises de estos temas: ¿dónde empieza lo legal y dónde termina lo lúdico? La creación de contenidos con rostros, voces o estilos de personas reales lleva a cuestionarnos si la utilización de IA es parodia, es suplantación o es un uso indebido de la imagen. Los productos generados por IA que imitan estilos pueden entrar en controversia por la protección de los Derechos de Autor o por la circulación de fake news o desinformación por notas falsas creada por IA con apariencia de veracidad.

La respuesta jurídica es un reto serio tanto para las y los legisladores como para las personas juzgadoras, para resolver los vacíos normativos actuales, lo que implica conocer quién es el autor de una obra creada por IA. La necesidad de reformar la legislación y los criterios de interpretación sobre propiedad intelectual, sobre la protección de la identidad personal, el consentimiento informado en usos recreativos, el uso malicioso de IA como el ciberacoso o intimidación por medio de tecnologías digitales, la difamación automatizada y la manipulación electoral.

Una postura desde la jurisprudencia como directores o intérpretes del marco jurídico, es crucial para anticipar los criterios que regulen estas nuevas formas de creación y uso. La jurisprudencia puede ser clave para fijar límites, reconocer derechos emergentes y proteger la frontera, tanto de la libertad de expresión como como de la integridad de las personas.

El funcionamiento gradual autónomo de la IA es imposible desprenderlo del elemento humano. Existen aspectos preocupantes sobre este escenario: primero, definir quién tiene la última palabra en caso de controversias entre la tecnología y el humanismo; segundo, el grado de responsabilidad humana en cada afectación del sistema de IA a las personas y tercero, tener claridad que la IA debe ser utilizada para mejorar la vida en sociedad a través del aprendizaje, aportaciones y tareas; ha llegado para instalarse y es importante saber utilizarla y regularla normativamente.

La Inteligencia Artificial recreativa no es un simple juego: es un nuevo confín de la interacción social y cultural. Desde el derecho, existe la obligación de mirar más allá de la apariencia inofensiva y construir marcos jurídicos que permitan aprovechar su potencial creativo sin vulnerar los derechos humanos y la dignidad humana.

 

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