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Publicado el lunes, 31 de agosto del 2015 a las 21:53
La coleoterapia se ha expandido en Saltillo, quienes la usan aseguran que los gorgojos chinos ayudan contra enfermedades como cáncer, artritis y diabetes
Por Rodrigo Flores | Saltillo, Coah.- Es común que dé asco. No es agradable tener que comer insectos para tener una mejoría en la salud. No tienen sabor, sin embargo, sientes cómo caminan en tu garganta, buscando una salida. Se niegan a morir, a ser devorados por tu organismo, y en su defensa, arrojan un químico, ese milagroso líquido que, aseguran, ha curado de enfermedades a miles de personas en todo el mundo.
Así lo describe Claudia Castillo, originaria de Monterrey, Nuevo León, y que radica en Saltillo desde hace algunos años. Aquí formó su familia, y aquí también conoció a los llamados “Gorgojos Chinos”. Insectos que han cobrado fama por sus cualidades curativas, no científicas, pero sí estadísticas.
Se trata del insecto conocido como Tenebrio del Maní, científicamente llamado Palembus Ulomoides Dermestoides. A la fecha es un misterio cómo fue que llegó a América procedente de China, pero ha convencido a cientos de personas de sus capacidades curativas.
En Coahuila es una plaga
El doctor Oswaldo García Martínez de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, explica que existe poca información científica sobre los presuntos beneficios del consumo de este tenebrio.
Es parte de la familia de los coleópteros, un grupo de animales inmenso. En el mundo existen unas 300 mil especies distintas que son consideradas como plagas del ecosistema. Este insecto en particular, pertenece a los “tenebrionidae”, que tienen unas 10 mil especies diferentes a nivel mundial, y unas mil 400 especies en México.
“Éste sería un organismo que le llamamos exótico, porque está fuera de su lugar de origen, si es de China, está fuera de su lugar de origen para nosotros es una especie exótica, y los tenebriónidos es una familia importante para nosotros porque ataca granos y productos almacenados, de ahí la importancia en relación específica a este animalito”, detalla García Martínez.
La Coleoterapia es considerada como una medicina complementaria por algunos, por otros como medicina alternativa, la cual consiste en consumir los llamados “gorgojos chinos” vivos, para restablecer el sistema inmunológico, curando enfermedades como el cáncer, la diabetes, cirrosis, entre otras.
No hay estudios científicos, sin embargo, miles de casos respaldan esta terapia que cada vez va creciendo en la población no sólo de México, sino del Continente Americano.
Contacto imprevisto
Claudia Lucina Castillo Hernández acudió a casa de su suegra, ahí vio un contenedor transparente, que estaba cubierto por una red. En su interior, cientos de puntos negros provocaron su atención. Al acercarse, un olor ácido la obligó a retirarse un poco del recipiente, sin embargo siguió observando.
Al fondo del bote había una cama de avena y trigo, tenía algunas hojas de lechuga, encima pedazos de pan integral, de donde sobresalían los puntos negros. Al mirarlos a poca distancia se movían. Iban y venían, se metían en el trigo y salían, haciéndose camino entre las pequeñas larvas.
Desde ese día, ha tenido contacto con estos insectos que son catalogados como “milagrosos” por cientos o miles de personas, que han probado la terapia para sanar enfermedades en común.
“Todo empezó por simple curiosidad, todos así de que comerte un animal vivo, metértelo en la boca, es de qué se sentirá, será cierto o no, una cuñada mía empezó con mi suegra, a tener un cultivo chiquito, de 50 gorgojos, pasando el tiempo mi suegra me fue explicando qué son los gorgojos chinos”, cuenta Claudia Lucina.
“Se le llama cultivo, es donde tienes los animalitos, ahí ellos se reproducen, crecen, algunos ahí mismo se mueren, y a cada pan ‘negro’ (lleno de gorgojos) se le llama colonia, con una colonia tú puedes empezar”.
Así inició Claudia Lucina, por curiosidad, más que por enfermedad. Su suegra le regaló un pan para que comenzara su cultivo. Lo llevó a su casa, consiguió el salvado, la avena, puso algunos panes integrales y lechuga. Hoy su colonia es de miles de insectos que resguarda en un recipiente de 50 cm x 1.5 metros.
Su colonia es como de la familia, la tiene en el comedor, a media luz, en un área ventilada, cubierta por un velo que la protege de otras plagas o de que otros insectos ingresen y contaminen su hábitat.
Actualmente, los consume junto con su esposo e hijo de 14 años, aunque ellos no están enfermos, pero lo hacen en una forma de prevenir un problema de salud.
Por el contrario, a Claudia Lucina le detectaron ovario poliquístico, y por indicación médica dentro de cuatro meses tendrá que hacerse nuevos estudios para conocer su avance, y asegura que desde que empezó a comer gorgojos chinos su cuerpo se siente mejor.
Cuenta que a pocas semanas comenzó a notar mejoría, sintió un cambio en su organismo, lo traduce como mucha energía en el cuerpo, ganas de realizar múltiples actividades.
“Anteriormente me hice mis estudios de placas, de sangre, y voy dentro de cuatro meses a hacerme otro chequeo y ahí voy a ver qué tanto se redujeron los quistes que traigo, no dejando mi tratamiento médico, pero ya tengo con esta Coleoterapia como unos cuatro meses, tomándola y lo que he sentido en lo personal es mucha energía”.
Hoy, es una de las personas que se dedican a regalar en Saltillo colonias de gorgojos chinos. El requisito es que se quiera iniciar este tratamiento alternativo, pues no se cobra. Claudia Lucina asegura que un pedazo de pan basta para comenzar a cultivar y regalar a más personas, le llaman “cadena del gorgojo”.
Esta cadena comenzó en Argentina, fue promovida por Rubén Dieminger quien incluso ha tenido contacto con personas en México, quienes han seguido esta terapia complementaria con mejorías de hasta un 100 por ciento.
La intención fue crear este grupo con habitantes que necesitaran de estos insectos, y se fueran donando colonias entre los integrantes en todo el continente americano, y en cada país, se han creado subgrupos para un contacto más directo.
Según datos científicos, el gorgojo es un coleóptero descubierto en 1891 en China, e introducido por inmigrantes en principio para la cura del asma, después se descubrió su efectividad en el cáncer, diabetes, vitiligo, psoriaris, dolor general, entre otros.
Al continente americano llegaron en 1992 traídos de Alemania a Asunción, Paraguay, de ahí comenzó a distribuirse en el cono sur, pero hoy se pueden encontrar en casi todo el territorio americano.
Dosis diaria
Según la regla, el tratamiento consiste en ir incrementando un insecto por día. Es decir, el primer día que se empiece con el tratamiento se consume uno, el segundo dos, y así sucesivamente hasta llegar hasta 70. Ahí la cuenta es regresiva hasta llegar al uno.
La persona puede seguir con el tratamiento hasta que lo considere, aunque la mayoría no deja de tomarlo debido a los cambios benéficos en el organismo según testigos, quienes han iniciado el consumo como una alternativa después de haber probado la medicina.
Así inició la historia de la doctora Lourdes Aurora Muñoz Pineda, en Xalapa, Veracruz. Hace tres años fue desahuciada, hoy dice que gracias a la Coleoterapia sigue con vida, pero no sólo eso, sino que se ha dedicado a difundir los beneficios para que sean más personas las que se favorezcan con este tratamiento.
Desde los 15 años, empezó a luchar con el cáncer. Primero cáncer de seno, luego de matriz, al final de ovario. Poco a poco siguió luchando por su vida, hasta que en septiembre de 2012, sus colegas le dijeron que ya no había nada qué hacer por ella.
La hipertensión, y sus 150 kilos de peso, así como los antecedentes de cáncer estaban acabando con su existencia. Sólo le quedaban tres meses de vida y comenzó a buscar otras opciones, a pesar de que la Medicina no es compatible con alternativas médicas.
“Hace tres años, precisamente por estas fechas, me dijeron que tenía tres meses de vida porque ya mis riñones no trabajaban, yo desde los 15 años de vida que soy diabética, mis riñones empezaron a fallar, pero por una cosa u otra, lo que tú quieras, cosas naturales, salí adelante, esa ocasión me dijeron que si no me dializaba me moría”, narra.
Las toxinas empezaron a invadir su sangre, y como médico sabía lo que venía: diálisis dolorosas, con un gran gasto físico y mental, tanto para ella como para su familia, y decidió no llevar su tratamiento, puso su vida en manos de Dios.
El destino le sonrió días después, cuando en la televisión escuchó hablar sobre los gorgojos chinos, a los que les atribuían propiedades curativas para el cáncer, y comenzó a investigar, al fin de cuentas no perdía nada.
“Yo me moví, vivo en Xalapa, Veracruz, y en ningún lado había, me metí en la página oficial, busqué mi ciudad, estuve busque y busque, y cerca de Veracruz no había nada, la persona más cercana que tenía era en México, le hablé por teléfono le dije que me consiguiera, me dijo sí yo los tengo, nada más tenía que pagar el costo del envío, a mí me apuraba conseguirlos”, comentó.
El mismo día que iba a hacer el depósito para el envío, estuvo platicando con la madre de una compañera de su hija en la escuela, quien le señaló que se veía mal de salud, entre la plática, cuál fue la sorpresa, que ella conocía sobre el tratamiento, pero sobre todo que estaba en la misma ciudad.
Ahí comenzó a cultivar su colonia, con unos 50 gorgojos que le cayeron del cielo ante su grito desesperado por encontrar una cura a su enfermedad.
“Los empecé a tomar como el tratamiento dice, empecé a tomar la información que pude encontrar de ellos, guiándome por las páginas, me puse en contacto directo con Rubén (Dieminger), y él me dijo para muchos casos de diabetes, insuficiencia renal te ayudan, mas no funcionan al cien, le dije ‘no importa, yo los voy a empezar a tomarlos’, yo manejaba azúcar de 800 o 900 por la misma insuficiencia renal, entonces antes del mes mi azúcar se empezó a normalizar, bajó hasta 120”.
Volvió a la vida
Poco a poco el cambio en su organismo le fue dando más esperanzas de vida, hoy han pasado tres años y sus padecimientos han disminuido de forma considerable, todo gracias al tratamiento de gorgojos.
Su salud ha mejorado a tal grado que la medicina no se explica su caso, le han ofrecido disculpas debido a que “se equivocaron” en su diagnóstico, ya que no tiene nada, su salud mejoró casi a un 100 por ciento.
“Yo tengo ya los dos años de no ponerme insulina o nada, porque desde que empecé a tomarme los gorgojos me bajó mucho, a los tres meses de empezarlos a tomar mi problema de riñón empezó a desaparecer, empecé a tirar menos sales, el tumor se fue reduciendo hasta quedar del tamaño de una canica, ahora se encuentra ahí, pero está encapsulado, ya no consideran que sea canceroso.
“En cuanto a la diabetes, los médicos me dicen nos equivocamos, nunca fue diabética, porque no existe ningún problema con el páncreas que es lo que ocasiona que sea uno diabético, y en cuanto a la deficiencia renal los estudios estuvieron mal y nunca tuvo problemas, no aceptan que un animalito te haya hecho bien”.
Experimentan con insecto
A raíz de su mejora, ha comenzado a hacer estudios a estos insectos, hasta el momento no han sido avanzados, sin embargo se ha comprobado que liberan una toxina en el organismo, que hace que las defensas del organismo se levanten, es como la gente comienza a recuperarse.
Se ha experimentado con distintas formas de consumo: encapsulados, muertos, en polvo, pero ninguna resultó tan exitosa como el comerlos vivos, aunque sólo el pan de trigo, la lechuga, la alfalfa y la avena han funcionado como campo de cultivo para su reproducción.
Su predicación le ha causado algunos problemas, sobre todo por ser parte de la Medicina y estar experimentando con tratamientos alternativos, es como quien sirve a dos amos, como trabajar para el “bien”, y para el “mal”, aunque ella ha sabido lidiar con su profesión y con su experiencia.
No lo hace dentro del hospital. Dice que pone una mesita afuera del Hospital de Cancerología en Xalapa, mientras su hija reparte información sobre la Coleoterapia, así es como trabajan, llevando ese mensaje y ese testimonio de vida a más personas.
“A mí me han hecho bien y por eso los recomiendo, me mandaron llamar, me dijeron ‘Doctora qué está pasando con sus trípticos’, yo les dije ‘Mire, si usted los está ayudando por un lado, a mí déjeme que los ayude por el otro, mientras las personas no dejen su tratamiento y no lo perjudiquen a usted, no hay problemas’, y seguí recomendando mi tratamiento”, mencionó.
De esta forma, ha invitado a padres de familia que tienen hijos con cualquier tipo de cáncer y que son atendidos en el hospital, también ha ayudado a niños con problemas renales, dice que todos han tenido mejoría en su salud.
Asocian muerte con tratamiento
Su lucha no siempre ha sido fácil. En Xalapa se corrió el rumor de una persona que murió a consecuencia de un dolor muy fuerte en el estómago. Según cuenta Lourdes Aurora Muñoz Pineda, la mujer fue operada de urgencia y no resistió a la cirugía.
Al abrir su estómago, encontraron que los intestinos habían sido devorados por supuestos insectos parecidos a los gorgojos chinos.
“Me mandaron llamar, soy médico, soy ginecóloga, trabajo para el ISSSTE, el Instituto Mexicano del Seguro Social, Centro de Especialidades Médicas, y soy médico investigador, entonces me mandaron llamar, ‘encontramos esto y esto’, y les dije ‘¿ustedes dicen que encontraron esto?, yo mañana les traigo mis gorgojos y vamos a hacer un experimento’, y pedí ayuda a un amigo”, mencionó.
Pidió a su colega de Entomología (especialistas en insectos relacionados con cadáveres) la apoyara, para la elaboración de una serie de pruebas con gorgojos chinos, para comprobar que las acusaciones eran falsas.
Puso un sartén con carne cruda y depositaron insectos, de inmediato éstos se alejaron del recipiente, rechazaron la carne. En otra vasija pusieron pan de centeno, y contrario a la carne, comenzaron a comer.
‘Fue mentira’
Esta fue una de las pruebas. La más fuerte fue al colocarlos en agua con ácido, para ver si era posible que resistieran, simulando los ácidos estomacales, y todos murieron.
“Hicimos otro experimento echándolos en agua, cuánto duraban vivos, echarlos con ácido, pero no de cañería sino con cosas ácidas que más o menos se acercaran al ácido que tenemos nosotros en los jugos gástricos, inmediatamente se murieron, y a lo largo de estar con los ácidos ahí se desbarataban, se hacían tipo polvo, entonces con eso les demostramos que es mentira que un animal de esos puede pasar el intestino y los ácidos que contiene el estómago como para causar lo que ellos decían”, comentó la doctora.
Agregó que nunca se le mostró un parte sobre las condiciones en que se encontró el cuerpo, ni fotografías, por lo que atribuyó el hecho a una campaña negativa en contra de su tratamiento.
Hoy en día, maneja una cuenta en Facebook, donde cientos de personas en México y otros países, comparten cultivos de gorgojos, desde el norte hasta el sur, han compartido colonias de forma gratuita, como lo indica la cadena.
La ‘colonia’ crece
En redes sociales, la señora Claudia Castillo ha visto un crecimiento en el uso de este tratamiento, ya que cada vez que hace una publicación, de inmediato hay interesados, en todos lados hay alguien intentando mejorar su salud y pide ayuda.
El día de la visita con la señora Claudia no había ingerido su tratamiento, dijo va en el “66”, y nos invita a que veamos cómo es que lo hace. Mete la mano al contenedor, su palma blanca de inmediato se vuelve negra, pequeños animalitos se impregnan en su extremidad y ella la saca de inmediato.
Empieza a contar y poco a poco los va poniendo en un vaso, al llegar al número indicado, pone poca agua, lo suficiente como para no ahogarlos, ya que muertos no funcionan, tienen que estar vivos, y de un solo sorbo se los come.
No hace gestos de asco, sólo le da un poco de pena porque un pequeño intentó fugarse y se le quedó en los labios, pronto lo agarra y lo vuelve a meter a su boca para comerlo.
“Tiene un olor diferente, sí huele a ácido, no sabe a eso, no se siente nada al tomar. Mucha gente dice que sienten como que los traen en la garganta, el secreto está en comerlos vivos porque luego se mueren, o les pones agua y se ahogan, el chiste es que suelten la toxina en tu cuerpo no en el vaso”, finalizó.
¿Cómo hago mi primera colonia?
Ingredientes:
– Centeno (salvado, en casas naturistas está el mejor)
– Avena
– Pan integral de bolsa
– Cacahuates tostados enteros sin sal
– Cáscaras de plátano o lechuga de bola
Forma de hacerlo:
– Poner el centeno, la avena y el pan 30 segundos en el microondas en el recipiente limpio, poner una capa de 4 cm de centeno, avena unos 50 gramos y colocar el pan integral en todo el recipiente, hecha la colonia, encima se le pone cáscaras de plátano o lechuga.
– Las cáscaras de plátano o lechuga se cambia cada semana o semana y media más o menos.
– El ciclo de vida de los gorgojos es 65 a 75 días.
– Etapas: larva pequeña, larva adulta, pupa, gorgojo joven (color rojo), y gorgojo adulto (color negro).
– La colonia tiene que estar en un área ventilada, con poca luz, fuera de humedad y tapada, para evitar se contaminen.
– En donaciones se entrega una colonia (un pan lleno de gorgojos), con pequeñas larvas.
– Existen casos de personas que han sanado el cáncer, parkinson, vitiligo, enfermedades renales, calvicie, diabetes, asma.
– En Coahuila se consume en ciudades como Saltillo, Torreón, Ramos Arizpe y Piedras Negras.
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