Saltillo
Por Ernesto Acosta
Publicado el lunes, 7 de octubre del 2024 a las 03:56
Saltillo, Coah.– El Obispo Hilario González García lamentó que la cabeza testarudez humana sea la causa de rompimiento de muchos matrimonios; donde la infidelidad, el egoísmo, la mentira y la envidia, envenenan las relaciones conyugales y las denigran.
“ Lo más preocupante es que muchas parejas que aspiran al matrimonio no tienen como modelo de amor entregado, generoso, fiel y fecundo al mismo Jesucristo. Desean una bendición de Dios, sí, pero no están dispuestos a vivir conforme al amor de Cristo, pues muchas ni tienen fe en él, ni tampoco tienen experiencia de Su amor”.
“ Dios ha dispuesto que el varón y la mujer se complemente y aprovechen sus facultades y dignidad para producir frutos mayores. Ver el matrimonio cristiano, solamente como una convención social y legal, es valorarlo de manera reducida, pues el horizonte de realización es para el varón y la mujer, que han dado su vida a favor de su matrimonio y lo mantienen como la ayuda adecuada que el Señor ha previsto para la pareja”.
Señaló que las relaciones se deterioran y rompen, ignorando que el matrimonio es un plan de Dios y hay quienes consideran que el matrimonio es una institución caduca.
“ El matrimonio no esclaviza, sino que libera para amar. Entonces ¿por qué el divorcio? Porque ha sido la cabeza dura de los humanos, lo que ha denigrado el matrimonio entre el varón y la mujer, y esta misma testarudez abunda en muchos matrimonios que empobrecen su relación de esposos, hasta volverse una situación dolorosa e insufrible”.
“ “¿Por qué la nulidad en muchos matrimonios? Porque esa misma cabeza dura ha estado imperando en la pareja desde el noviazgo, con esta cultura superficial de la imagen, la frágil e inmadura estructura de los valores humanos y cristianos, la pobre formación espiritual de muchos contrayentes que se dicen preparados, para contraer matrimonio, pero no para vivirlo como sacramento”.
El Obispo señaló que el matrimonio no es un accidente, ni un capricho, sino un camino de realización vocacional y cristiana, pero la traición a la fidelidad, el egoísmo, la mentira y la envidia, envenenan las relaciones conyugales y las denigran.
“ Confiemos en el plan de Dios para el matrimonio. Que el amor de Cristo sea la roca sólida sobre la que se construye el amor conyugal y de la familia”, expresó en su mensaje semanal.
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