Coahuila
Por Ramón Rocamontes
Hace 1 mes
En la actualidad los trastornos de aprendizaje, en específico el TDAH se ha incrementado en la sociedad, y es por eso que como consecuencia en la educación y en el deporte; han sido y serán una tarea primordial, que educadores, entrenadores, padres de familia y todos los que estamos de alguna manera, involucrados en este menester, deberíamos conocer los indicadores del mismo, como un “Deber Ser”.
Lo anterior para entender, y posteriormente utilizar las herramientas que nos puede otorgar la ciencia, la tecnología, las neurociencias y los profesionales de las áreas.
El TDAH, es una alteración que se presenta actualmente y se considera un trastorno del neurodesarrollo, en el que coexisten síntomas variados, algunos derivados de la baja capacidad de atención, otros resultantes de una baja capacidad para controlar la impulsividad y otros de una manifiesta “inquietud”.
Además, con origen multicausal, resultado de la interacción entre diferentes factores ambientales, genéticos, neurobiológicos y neuroquímicos.
A grandes rasgos, los trastornos del aprendizaje, en específico, el TDAH, se presenta en la falta de aptitud para adquirir, retener o usar ampliamente habilidades específicas o información, como consecuencia de deficiencias de atención, la memoria o razonamiento, y afectan a la persona y como consecuencia a la actividad escolar, y otras más, como la deportiva, sin embargo, con la práctica de actividad física, se puede se generan factores favorables para su desarrollo y a mejorar en estos.
Muchos de los trastornos, son causados por diferencias en la estructura del cerebro y afectan la forma en que el mismo cerebro, absorbe y usa la información.
En general, estas diferencias están presentes desde el nacimiento, pero existen algunos factores que pueden jugar un rol en desarrollo de un trastorno del aprendizaje incluyendo la genética.
Por eso, es importante mencionar que el trabajo con niños y jóvenes que tienen diversos trastornos de aprendizaje, no solamente el TDAH, se debería enfocar especialmente en el autoconcepto y la autoconfianza, que pueden verse afectados en los aspectos académicos, el aprendizaje, el deporte y su vida cotidiana.
El TDAH, que fue descrito por primera vez en el siglo XIX por Hoffmann, quien realizó una descripción científica de todas aquellas características conductuales que presentaban los niños con hiperactividad y uno de los trastornos del neurodesarrollo más presentes en la infancia y adolescencia que afecta aproximadamente a un 10% de la población general.
En general se presenta conjuntamente con algún trastorno del aprendizaje como la Dislexia, Discalculia o Disgrafía, entre otros. Suele aparecer en los primeros años de vida y se caracteriza, a grandes rasgos, por falta de atención, tener dificultad para prestar atención.
En la Hiperactividad, se presenta exceso de energía o moverse y hablar demasiado.
En la impulsividad, actúa sin pensar o tener dificultad en el autocontrol. En los primeros años se visibiliza más a partir de la hiperactividad motriz y en la adolescencia se observa en aquel joven que tiene dificultad para mantener tiempos de trabajo largo y se desconecta del momento presente.
La combinación de estos trastornos, provoca un gran impacto en el ámbito académico y social, motivo por el cual se encuentra en constante investigación, para mejorar su diagnóstico y su tratamiento.
Sin embargo, se trata de un trastorno que no ha estado libre de controversias, ya que muchos investigadores consideran que en la actualidad se produce un sobrediagnóstico, lo que conlleva una sobre medicación, principalmente de estimulantes, aunque una de las primeras vías de actuación suele ser la terapia psicológica y psicoeducativa. Incluso se ha sido confundido con Aptitudes sobresalientes o Altas Capacidades, en algunos pacientes.
Existen subtipos del TDAH viene determinada por los criterios diagnósticos elaborados por la APA, y subdivididos en función de si los síntomas que se presentan son principalmente de inatención, de hiperactividad o combinados.
La recomendación a las y los docentes, así como los entrenadores, educadores físicos y agrupaciones, clubes deportivos e instituciones, a que puedan acercarse con referentes académicos o especialistas, para que conozcan estos procesos especialmente en la educación primaria y secundaria.
Pero dentro de esta importante reflexión, hablemos del aprendizaje, que se ve afectado por el TDAH y es un tema fundamental, definido como algo que se puede considerar natural, forma parte de ser del humano, le permite dar una mejor respuesta a las demandas del ambiente, a medida que va perfeccionándose mediante prueba y error, o por otras prácticas de aprendizaje.
El aprendizaje no es exclusivamente humano, se puede observar en otros muchos seres de la naturaleza, aunque no en todos los seres vivos, ya que requiere de una serie de condiciones como son, una capacidad sensitiva con la que percibir el mundo exterior, un procesamiento, aunque sea básico de la información sensitiva que va a provocar una respuesta.
Por tanto, el aprendizaje se puede considerar como un proceso superior, en el que participan otros más básicos, como la sensación, la percepción, la atención, la memoria, y las emociones.
A nivel cerebral existen distintos sistemas que van a participar en el proceso de aprendizaje, como el sistema nervioso central y sistema periférico, que es encargado de recibir la información sensorio receptiva y hace cumplir las órdenes, en cuando a ofrecer la respuesta conductual oportuna.
A nivel del sistema nervioso central, la información es conducida al cerebro, el cual la procesa, clasifica y memoriza, en caso de tratarse de aprendizajes, así como dar las instrucciones precisas para la respuesta pertinente.
Es en áreas especializadas del cerebro, donde intervienen los procesos de atención, percepción, memoria y emoción, sin los que el aprendizaje no sería posible. Tal y como afirma la neuroeducación, la cual es una forma de aproximación de las neurociencias a la educación buscando optimizar esta última, el cerebro es al fin y al cabo el que aprende.
El proceso de aprendizaje, se inicia normalmente por los sentidos, cuya información se conduce al cerebro, donde se separa en dos vías, una emocional y otra cognitiva, allí se percibe el estímulo una vez analizado, por las áreas especializadas para cada sentido y de ahí permanece en la memoria.
Hay que tener en cuenta, que, hasta hace escasamente unas décadas, se consideraba que el aprendizaje, se producía desde el momento del nacimiento, hasta la etapa adulta, perdiéndose esta facultad cuando se llegaba a la tercera o cuarta edad.
Hoy en día, y gracias a los avances de las neurociencias, se conoce que este proceso se inicia incluso antes del nacimiento y que va acompañando al ser humano, en todas sus etapas, incluida la última, eso sí, la velocidad de aprendizaje va cambiando, siendo este mayor durante las primeras etapas de vida, y ralentizándose en las etapas posteriores.
Una capacidad, la de aprendizaje, de la que los más pequeños, como los jóvenes, parecen unos privilegiados para adquirir cualquier nuevo conocimiento, donde apenas les cuesta empezar un nuevo idioma o estudiar trigonometría.
Algo que hasta hace unos años la ciencia tenía vetado a las personas mayores, argumentando que ellos, los pequeños, no estaban preparados para este nuevo conocimiento.
Y es que el descubrimiento de la regeneración neuronal y de la creación de nuevas conexiones entre ellas, incluso a edades avanzadas, puso en tela de juicio dichas afirmaciones, defendiendo la postura de que todo el mundo, a cualquier edad, puede aprender lo que quiera, ya que el cerebro está preparado para ello.
Algo que obligó cambiar los marcos teóricos existentes, que por un lado constataban la dificultad de las personas mayores y por otro tenían las herramientas listas para el aprendizaje.
Por otro lado, existen indicadores, en el TDH, como falla en prestar la debida atención a detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades, por ejemplo, se pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión.
También con frecuencia, tiene dificultad para mantener la atención en tareas o actividades recreativas, por ejemplo, dificultad para mantener la atención en clase, conversaciones o lectura prolongada o no escucha cuando se le habla directamente y no termina las tareas escolares o quehaceres o deberes laborales.
En edades adolescentes o en adultos, preparación de informes, completar formularios y revisar artículos, pierde cosas necesarias para las tareas o actividades, devolver llamadas, pagar facturas, entre otras cosas.
La intervención para el TDAH, que es multidimensional, implica combinar diversos tratamientos, como psicológicos, psicopedagógicos, neuropsicológicos, farmacológicos y otras terapias alternativas.
Hay mucha información, que pudiéramos enumerar, sin embargo, tanto en la educación y en el deporte, es importante que nos adaptemos a nuestras y nuestros alumnos y/o deportistas o entrenados, ya que en la medida que nosotros identifiquemos estos indicadores, podremos ayudar a que se pueda trabajar de manera temprana, con nuestros pupilos.
Y al canalizar con las y los profesionales de las áreas, podremos ayudar e incluso mejorar su calidad de vida.
Esta información, sin duda alguna puede ayudar y orientar a las y los padres de familia, ya que cuando un menor, se le diagnostica determinado trastorno, los padres pueden sentirse perdidos y sin la información necesaria sobre como colaborar con un centro educativo o bien con el especialista, para favorecer un correcto aprendizaje y desarrollo de los niños.
Existen como lo mencioné anteriormente, más trastornos de aprendizaje que en otras emisiones desglosaremos con la firme idea de ayudarte o al menos orientarte para que te puedas acercar con las personas indicadas.
¡Nos vemos en la próxima!
Características de niños o jóvenes con TDAH
Problemas relacionados con disminución de atención.
Dificultad para diferenciar los datos que son relevantes de los irrelevantes.
Problemas en el razonamiento abstracto
La memoria de trabajo y la planificación y organización de las actividades.
Dificultades para el control de la conducta y respetar el turno de palabra
Poca tolerancia a la frustración.
Dificultad para interaccionar con sus compañeros o en habilidades sociales.
Dificultades en el lenguaje oral y escrito, cálculo mental o en el dibujo.
Problemas emocionales como labilidad. (Cambios de humor).
No escuchar a los demás.
Olvidarse de cosas o perderlas con frecuencia.
Moverse todo el tiempo o mostrarse inquieto.
Hablar demasiado.
Recomendaciones para maestros y entrenadores con niños y niñas diagnosticados con TDAH
Entender las necesidades específicas de un niño o niña con TDAH respecto a sus compañeros.
Realizar tareas concretas y específicas.
Recomendar los auto diálogos positivos
Buscar siempre el contacto visual, para reforzar su atención.
Elógialo en público y corregirle en privado
Darle responsabilidades en el salón de clase y equipo o grupo
Apoyarle a gestionar conflictos
Elogie los procesos
Fomentar el sentido de pertenencia
Poner límites
Involucrarse con la familia para trabajos colaborativos para diversos contextos
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