En 1971, la sociedad en el mundo y en particular, en los Estados Unidos e Inglaterra, vivían tiempos de revolución social, desencuentro con las decisiones de los gobiernos por las guerras, principalmente Vietnam, por la segregación racial, la falta de derechos de la mujeres y de los grupos LGBT entre otros. Fue un tiempo en que cientos de personas salieron a las calles a levantar la voz y los artistas más icónicos de la época no fueron la excepción.
Fue justamente ese el año del lanzamiento de la emblemática pieza “Imagine” de John Lennon, quien nos invita a hacer un ejercicio e imaginar un mundo donde la igualdad entre las personas existe, un mundo en el que no existen los grandes factores que de acuerdo a su parecer son los generadores de conflictos entre la gente, la religión, los países y la propiedad privada, un mundo en paz, que contrastecon lo que se vivía en aquellos días.
Hoy quiero invitarlos a hacer un ejercicio contrario al de Lennon, imaginar si, pero imaginar un mundo en el que los derechos por los que miles de mujeres han peleado por años, dejaron de existir.
Imaginemos entonces un mundo en donde la mujer tenga prohibido trabajar fuera de su hogar, en donde no exista la posibilidad de que una mujer inicie su negocio o haga tratos con un hombre que no sea su esposo, su padre o su hermano.
Imaginemos que para salir de su casa, la mujer tiene que ser acompañada forzosamente por su marido, padre o hermano, imaginemos que como mujer no tienes derecho a estudiar, la única educación posible sería un seminario religioso para conocer tu lugar en la sociedad.
Imagina que siendo mujer sufres un accidente o alguna enfermedad y que requieres atención urgente y que por el solo hecho de ser mujer no puedes ser atendida por ningún hombre. Imagina que no puedes tomarte una selfie, o cualquier tipo de fotografía, que además, tendrás que cubrir tu rostro, tus brazos, tus piernas y hasta tus tobillos frente a cualquier hombre que no sea tu esposo, que no te puedes maquillar o usar tacones, que no puedes reírte en voz alta, si es que llega a existir una razón para hacerlo, y que no podrás vestir colores llamativos o unos pantalones.
Imagina que por ser mujer tienes prohibido hacer cualquier tipo de deporte o asistir a cualquier evento en donde se practiquen, imagina no poder montar en bicicleta o subirte al transporte público, imagina no poder asomar tu rostro por el balcón o la ventana de tu casa, solo por ser mujer.
Imagina que si un día valiente como eres, decides romper alguna de estas prohibiciones y te encuentras con la respuesta tajante de las autoridades de tu país, por tu osadía de mostrar tu rostro serás castigada con azotes públicos, insultos e incluso lapidación si la falta es considerada mayor.
Ese ejercicio de imaginación, que hoy en día puede parecer irracional, inconcebible y hasta ridículo, ese ejercicio que probablemente sea hasta difícil realizar en nuestra sociedad moderna, fue la brutal realidad de cerca de 10 millones de mujeres afganas bajo el régimen talibán entre 1996 y 2001.
Ese mismo ejercicio de imaginación es el que en este mismo momento se están haciendo 18 millones de mujeres, niñas, jóvenes y adultas mayores que vivieron bajo ese régimen, que vivieron la libertad y que están bajo la negra sombra de la amenaza del regreso de quienes un día las hicieron vivir cada una de esas realidades.
Las autoridades talibanas que están llegando al poder y estableciendo el nuevo gobierno en el poder han manifestado públicamente que respetarán los derechos de las mujeres, el portavoz del nuevo gobierno, Zabihullah Mujahid, dijo textualmente que: “Garantizamos que no habrá violencia contra las mujeres” y que: “No se permitirá ningún prejuicio contra las mujeres, pero los valores islámicos son nuestro marco de referencia”.
Solo espero que ese ejercicio de imaginación que están haciendo millones de mujeres en este momento se quede en eso, en un cruel y brutal ejercicio de la mente y que la realidad sea muy alejada de esos terribles recuerdos.
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