“Torreón limpio, Torreón limpio”, fue lo que alcanzó a decir Román Alberto Cepeda González, al literalmente huir de la sesión del Consejo Estatal de Seguridad Pública que se desarrolló este sábado en Saltillo.
Al alcalde de Torreón se le hizo eterno entre encontrar la salida en el salón del evento y ponerse ‘a salvo’ de los medios de comunicación que lo cuestionaron por los recientes señalamientos de corrupción que involucran a su gobierno.
De hecho, aseguran quienes ahí estuvieron, “Robán”, como lo llama el diputado Attolini, no se detuvo ni para despedirse de sus colegas. Le urgía irse y así lo hizo, a toda prisa y por la puerta trasera.
Por cierto, al interior del equipo de colaboradores de Román Alberto hay señales encontradas sobre su futuro político.
Por un lado, están quienes manejan la hipótesis de que el señalado alcalde busca la manera de acomodarse en Morena, al saber que su futuro político en la Alianza es limitado.
Por el otro, algunos que consideran imposible que se concrete este brinco, sobre todo al conocer las recientes declaraciones del dirigente del partido guinda en el estado, Diego del Bosque Villarreal, respecto a que en Morena no tiene cabida el edil de Torreón.
Además, ¿a qué Morena llegaría?, ¿al Morena de Attolini?, ¿al de Shamir, o al de Cintia Cuevas?
En la sesión ordinaria del Consejo Estatal de Seguridad, al frente de la cual estuvo el gobernador Manolo Jiménez Salinas, participaron los alcaldes en funciones, y los electos, con la idea de que desde ahora estén al tanto, con datos de primera mano, de la situación de su respectivo municipio.
Con el gobernador y los alcaldes estuvieron mandos del Ejército, Marina y Guardia Nacional en Coahuila; la diputada Luz Elena Morales, presidenta de la Junta de Gobierno del Congreso Estatal; el magistrado Miguel Felipe Mery Ayup, por cierto, con atuendo militarizado –chamarra con camuflaje–; los alcaldes de Saltillo y Ramos Arizpe, los Chemas Fraustro y Morales y, muy participativo, el titular de la Fiscalía General del Estado, Federico Fernández Montañez.
El caos no se alejó nunca de la administración municipal de Múzquiz, a cargo de la morenista Tania Flores Guerra. Problemas, pleitos e incertidumbre hubo de principio a fin para los múzquenses en general y los empleados municipales en particular. En el ocaso de la administración no pudo ser distinto.
De buenas a primeras, la alcaldesa suspendió, “hasta nuevo aviso”, la presentación de su tercer y último informe al frente del gobierno municipal, programado para este lunes 16 de diciembre.
El conflicto más reciente en el pueblo mágico tiene qué ver con el pago de aguinaldo y las últimas quincenas para los trabajadores municipales. Sencillamente, no hay dinero. Se lo acabaron.
Tania aseguró este sábado que la falta de recurso para cubrir las obligaciones laborales se debe al retraso del gobierno federal, por cierto también de Morena, en la entrega de participaciones que servirían “para pagar nómina y aguinaldos”.
Lo extraño es que de los 38 ayuntamientos, sólo el de Múzquiz tiene esos problemas.
Los que se preocuparon por hacerse notar, por lo menos en fotos, en la sesión del Consejo Político Nacional del PAN fueron los coahuilenses Guillermo Anaya Llamas y Marcelo Torres Cofiño.
De hecho, en términos de ‘rating’, Momo mostró más ‘punch’; hasta abrazo alcanzó con el dirigente nacional, Jorge Romero.
El que no se vio fue Ernesto Saro Boardman, también consejero nacional.
A propósito de panistas, dicen que el camino al cielo está lleno de arrepentidos y la reunión del Consejo Nacional panista de este sábado sirvió para la reincorporación como militante de Germán Martínez Cázares, quien en 2018 renunció para unirse a la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, en cuyo sexenio fue senador por Morena y después director general del IMSS.
Germán está de regreso, con sus derechos completos como militante.
Lo anterior debe dar tranquilidad al diputado local Alfredo Paredes López y a los otros 29 panistas de Coahuila en proceso de expulsión. En algunos años podrían ser reivindicados.
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